Opinión / Iritzia

El viaje a Argentina de la presidenta María Chivite

Chivite

2014-07-08, IruÒea, Sanferminak 2014. German Rodriguezi omenaldia. Irudian, dantzariak omenaldian. 08-07-2014, Pamplona. Sanfermines 2014. Homenaje a German Rodriguez. En la imagen, dantzaris en el homenaje.


Estos días pasados hemos asistido al viaje oficial a Argentina de la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, y su consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo. El motivo del mismo ha sido entrevistarse con el presidente de la República, AlbertFernández, mantener una reunión con el empresariado local, visitar el Parque de la Memoria–Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado y, finalmente, juntarse con los cuatro centros navarros en Argentina.


Pues bien, como miembros de la asociación Sanfermines-78: gogoan!, nos gustaría comentar, siquiera mínimamente, lo relacionado con la visita realizada al Parque de la Memoria–Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado.Este parque, situado en la franja costera del río de la Plata, recuerda a todas las personas detenidas, desaparecidas y asesinadas durante la dictadura militar argentina (1976-1986). Contiene 30.000 placas de las que, en la actualidad, 9.000 de ellas están ya completadas con los nombres de personas que ya han sido identificadas.

Empecemos por decir que la visita a este parque es algo a valorar muy positivamente, pues no suele ser nada habitual que los altos cargos institucionales dediquen el tiempo de su agenda a menesteres memorialistas. Dicho esto, nos parece obligado comentar también la afirmación realizada allí por la presidenta Chivite, quien destacó que existían “ciertos paralelismos” en las líneas de trabajo seguidas en Navarra y Argentina con las políticas de memoria. Citó para ello la existencia del Parque de la Memoria de Sartaguda, el programa educativo de Escuelas con Memoria, el Centro de Documentación y Banco de ADN del Instituto Navarro de la Memoria.

Y aquí es donde comienzan nuestros desacuerdos. En primer lugar, porque lo que visitó no es solo un Parque dedicado a la Memoria, sino un Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado. Es decir, allí, en Argentina, se llama a las cosas por su nombre y no como aquí, en el Estado español, donde el único terrorismo que ha existido oficialmente ha sido el de ETA, el GRAPO y el FRAP, y no el que nació el 18 de julio de 1936, atravesó todo el franquismo y la transición y ha llegado hasta nuestros días a través de la reiterada tortura realizada en comisarías de policía y cuarteles de la guardia civil.

En Nafarroa, la violencia del Estado y sus crímenes se enmascaran con burdos subterfugios y se regulan con una Ley Foral denominada de “Víctimas por actos de motivación política provocados por grupos de extrema derecha o funcionarios públicos”.Es decir, queda prohibido utilizar la palabra policía, militar o guardia civil para referirse a las víctimas de la violencia estatal. ¿Por qué no se habla lisa y llanamente, como se ha hecho en Argentina, de Terrorismo de Estado”?

Es una pena que la presidenta Chivite no haya podido sacar tiempo para visitar también en Buenos Aires lo que es la materialización viva de lo que fueron los crímenes contra la humanidad cometidos por la dictadura argentina. Nos referimos a la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), siniestro “centro clandestino de represión, tortura y exterminio” de aquel régimen criminal, convertida hoy en un Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos.

Por la ESMA pasaron alrededor de 5.000 personas de las que solo sobrevivieron unas 200. El resto fueron arrojadas al mar vivas y drogadas, o asesinadas y desaparecidas de otras formas. En uno de sus edificios, el Casino de Oficiales, funcionó desde el día del golpe el principal centro de torturas. Hoy existe allí un Museo de la Memoria en el que se hallan los testimonios de los sobrevivientes, la documentación desclasificada del Estado referente a la ESMA y los sumarios e identificación de quienes dirigieron todo aquello: Héctor Antonio Febres, Jorge “Tigre” Acosta, Alfredo Astiz, Ricardo Miguel Carballo, Juan Azic, Carlos Capdevilla, Mario Daniel Arru, Alejandro D’ Agostino, Francisco Di Paola y varias decenas de criminales más.

Cuando la presidenta Chivite afirmó que existen “ciertos paralelismos” entre el trabajo realizado en Argentina y en Navarra, es evidente que se excedió notablemente. Porque el problema, más que cuantitativo (Argentina es un estado y Navarra tan solo una Comunidad y sus lugares de memoria no pueden juzgarse por su tamaño), es cualitativo. En Argentina la memoria histórica no consiste únicamente en identificar a las víctimas de violaciones de derechos humanos, sino también y obligatoriamente, de los victimarios: torturadores, asesinos, violadores, ladrones de bebés,.. Y de esto segundo, en el Estado español (Ley de Memoria Democrática) y en Nafarroa (Ley de Víctimas de “funcionarios del Estado”), más bien poco, porque las políticas de memoria histórica estatales y forales acaban allá donde aparece un uniforme, una toga, una sotana o el cartapacio de un ministro franquista.

En marzo de este año 2022, la Procuraduría argentina de Crímenes contra la Humanidad llevaba contabilizadas 1.058 personas condenadas (sobre todo militares, pero también políticos, empresarios…) por 273 sentencias dictadas por la comisión de delitos de lesa humanidad. Una cantidad aún mayor se encuentra en fase de instrucción o esperan turno a la puerta de los Juzgados. Nada de esto ha ocurrido sin embargo en el Estado español. También la política de reparación a las víctimas (reconocimiento, indemnizaciones, pensiones, trabajo….) va en Argentina bastante más allá de lo conocido por estos lares.

Lamentamos vivamente que la presidenta Chivite no haya tenido más tiempo en su gira para visitar la ESMA, los juzgados argentinos, entrevistarse con las madres y abuelas de la Plaza de Mayo y hablar con los legisladores que derogaron las leyes argentinas de amnistía, punto final y obediencia debida. Si lo hubiera hecho, quizás habría comprobado que su política de memoria y la argentina no son tan coincidentes.

Miren Egaña, Piru Zabalza y Presen Zubillaga miembros de Sanfermines 78: gogoan!


 

Agramonteses y beamonteses y rigor histórico

pedro esarte

El tema de agramonteses y beamonteses se ha hecho plural, de lo que me alegro porque me permite elevar a escrito en defensa de la veracidad o engaño del tema y así eliminar equívocos. Beamonteses y agramonteses como lo tengo escrito y publicado no existieron. La falsedad es tan grande que como ya se dijo por un ministro del fuhrer, una mentira repetida 1.000 veces se convierte en verdad . El tema de los citados nombres me costó asumirlo y solo a base de tratar el tema histórico se puede llegar a desglosarlo. A razón del artículo de Xabier Sagües Goñi.

Se ha de tener en cuenta que la historia la escriben los vencedores y hay que sumarles sus allegados. Los beaumont fueron hijos de caprichosos reyes, lo que no les impidió y les valió para crecerse como mesnaderos que alquilaban sus lacayos armados (mesnadas) al mejor postor. Los Agramont tienen todo un historial, como una extensa familia dedicada a dicho servicio y su historial es de 100 a uno del tiempo que sirvieron en Francia para el que sirvieron en Navarra. ¡cobrando naturalmente!.

En comienzos del siglo XVI todavía los reyes no imperaban con un ejército propio y profesional, sin que al tiempo de combatir se contrataban mesnadas a mesnaderos. Se componían estas de lacayos de señores, tenentes, regidores de términos y/o buscavidas o aventureros. Sea por unas razones u otras (necesidades en el país vasco-navarro, hambres, dificultades del cultivo, aumento de población, estímulos para cazadores en uso de armas, etc., en el país vasco-navarro, su mayor profusión se dio en la zona de montaña y valles de ellas, sin olvidar otras muchas razones, entre las que podemos contar el incremento poblacional, las pestes endémicas, etcétera.

Podemos contar entre ellas a los arqueros roncaleses que a no dudar tivieron fama pues protegieron a la reina Blanca de Navarra, fueron buscados por su marido al que al parecer no respondieron e intentaron hacer frente a la invasión de Fernando de Trastamara en la ruta de Gasteiz-Iruinea. Lo fueron también mesnaderos los Luxa, el señor de Baigorri, tres hermanos Peralta (el cofrade de don Juan) el obispo) y otro hermanastro más. Hubo otros muchos, e incluso grupúsculos como miembros de una familia o compadres que buscaban algún ingreso aventurando su vida.

Fueron también mesnaderos los Beaumont desde el conde Luis y sus familiares al prior de Jersulén Juan de Beaumont, que sirvió en la defensa de Baiona, al príncipe (del que fue su ayo) a la defensa de Baiona, a la princesa Blanca II y se dan otros nombres de la familia como Gracián y la rama del citado condestable en sus diferentes épocas, para ser pagados en dinero. Título y/o gracias. Concretamente podemos señalar que el año 1516, tanto el conde como su primo Francés de Beaumont estuvieron a punto de adherirse Al rey de Navarra y si no lo hicieron fue porque el coronel Villalba lo descubrió.

Es un hecho que siguió habiendo Cortes pero en ellas no se constata una sola diferencia ni alusión a agramonteses y beamonteses, ni siquiera en la toma de Pamplona ni en las Cortes celebradas en 1513) las primeras celebradas con virrey, ni en las referencias a los componentes del Consejo Real (nunca fue de Navarra sino de S.M.), ni ninguna clase de nombramientos fuera del dictado Real. Tampoco hay otras obediencias fuera de la jerarquía, que bajo su representante el virrey, solo mantienen una obediencia. Ni siquiera se estima el nombre de Navarra como tal nunca sino como posesión del monarca al recitar sus propiedades: El Consejo Real, nunca es mencionado por los componentes del mismo como de Navarra y lo mismo ocurre con las Cortes, que son Cortes a secas. Perdido hasta el nombre y sujetos a la obediencia

Se ha obviado al informar lo que interesaba a favor del poder constituido y quienes lo aceptan por disfrutar de los cargos lo silencian. En el caso de los virreyes, juran al monarca su obediencia as su voluntad, sea la que sea, como cláusula del nombramiento que hay otras que las de nombramientos a las órdenes de un virrey de obediencia única a quien lo ha nombrado. Tampoco lo vemos siquiera en documentos y perdido hasta el nombre ¿Qué queda?

Pero acudiendo a las razones de mencionar en el siglo XXI las diferncias entre 2 bandos de Navarra que no existían, hay que preguntarse a quien sirven los que así lo hacen y a que consecuencias nos lleva. Mayormente cuando aprecias que un libro editado el año 2010 por un doctor en Historia y en funciones archivísticas nomina más de 300 veces a agramonteses y otras tantas de beamonteses, significando con ello una guerra civil en Navarra que no existía, haciendo incurrir a sus lectores en una falsedad, ya que el enfrentamiento no existía. Pero aún clama más el desengaño que produce en las falsedades cuando ves que desde el propio ARGN se organiza una exposición que alcanza los cerca de 4 meses en promoción de verlo estudiantes de todos los grados.

Hace unos días lo visité y salían del mismo el equivalente a una clase o curso, haciendo elogios a lo aprendido (las letras grandes) de beamonteses y agramonteses brincando por la alegría de lo visto y aprendido, cuando la Exposición no reúne las condiciones estudio de veracidad y valor de enseñanza. ¿Se está educando desde la falsedad desde las propias instituciones navarras?

Pedro Esarte Muniain