Agramonteses y beamonteses y rigor histórico

pedro esarte

El tema de agramonteses y beamonteses se ha hecho plural, de lo que me alegro porque me permite elevar a escrito en defensa de la veracidad o engaño del tema y así eliminar equívocos. Beamonteses y agramonteses como lo tengo escrito y publicado no existieron. La falsedad es tan grande que como ya se dijo por un ministro del fuhrer, una mentira repetida 1.000 veces se convierte en verdad . El tema de los citados nombres me costó asumirlo y solo a base de tratar el tema histórico se puede llegar a desglosarlo. A razón del artículo de Xabier Sagües Goñi.

Se ha de tener en cuenta que la historia la escriben los vencedores y hay que sumarles sus allegados. Los beaumont fueron hijos de caprichosos reyes, lo que no les impidió y les valió para crecerse como mesnaderos que alquilaban sus lacayos armados (mesnadas) al mejor postor. Los Agramont tienen todo un historial, como una extensa familia dedicada a dicho servicio y su historial es de 100 a uno del tiempo que sirvieron en Francia para el que sirvieron en Navarra. ¡cobrando naturalmente!.

En comienzos del siglo XVI todavía los reyes no imperaban con un ejército propio y profesional, sin que al tiempo de combatir se contrataban mesnadas a mesnaderos. Se componían estas de lacayos de señores, tenentes, regidores de términos y/o buscavidas o aventureros. Sea por unas razones u otras (necesidades en el país vasco-navarro, hambres, dificultades del cultivo, aumento de población, estímulos para cazadores en uso de armas, etc., en el país vasco-navarro, su mayor profusión se dio en la zona de montaña y valles de ellas, sin olvidar otras muchas razones, entre las que podemos contar el incremento poblacional, las pestes endémicas, etcétera.

Podemos contar entre ellas a los arqueros roncaleses que a no dudar tivieron fama pues protegieron a la reina Blanca de Navarra, fueron buscados por su marido al que al parecer no respondieron e intentaron hacer frente a la invasión de Fernando de Trastamara en la ruta de Gasteiz-Iruinea. Lo fueron también mesnaderos los Luxa, el señor de Baigorri, tres hermanos Peralta (el cofrade de don Juan) el obispo) y otro hermanastro más. Hubo otros muchos, e incluso grupúsculos como miembros de una familia o compadres que buscaban algún ingreso aventurando su vida.

Fueron también mesnaderos los Beaumont desde el conde Luis y sus familiares al prior de Jersulén Juan de Beaumont, que sirvió en la defensa de Baiona, al príncipe (del que fue su ayo) a la defensa de Baiona, a la princesa Blanca II y se dan otros nombres de la familia como Gracián y la rama del citado condestable en sus diferentes épocas, para ser pagados en dinero. Título y/o gracias. Concretamente podemos señalar que el año 1516, tanto el conde como su primo Francés de Beaumont estuvieron a punto de adherirse Al rey de Navarra y si no lo hicieron fue porque el coronel Villalba lo descubrió.

Es un hecho que siguió habiendo Cortes pero en ellas no se constata una sola diferencia ni alusión a agramonteses y beamonteses, ni siquiera en la toma de Pamplona ni en las Cortes celebradas en 1513) las primeras celebradas con virrey, ni en las referencias a los componentes del Consejo Real (nunca fue de Navarra sino de S.M.), ni ninguna clase de nombramientos fuera del dictado Real. Tampoco hay otras obediencias fuera de la jerarquía, que bajo su representante el virrey, solo mantienen una obediencia. Ni siquiera se estima el nombre de Navarra como tal nunca sino como posesión del monarca al recitar sus propiedades: El Consejo Real, nunca es mencionado por los componentes del mismo como de Navarra y lo mismo ocurre con las Cortes, que son Cortes a secas. Perdido hasta el nombre y sujetos a la obediencia

Se ha obviado al informar lo que interesaba a favor del poder constituido y quienes lo aceptan por disfrutar de los cargos lo silencian. En el caso de los virreyes, juran al monarca su obediencia as su voluntad, sea la que sea, como cláusula del nombramiento que hay otras que las de nombramientos a las órdenes de un virrey de obediencia única a quien lo ha nombrado. Tampoco lo vemos siquiera en documentos y perdido hasta el nombre ¿Qué queda?

Pero acudiendo a las razones de mencionar en el siglo XXI las diferncias entre 2 bandos de Navarra que no existían, hay que preguntarse a quien sirven los que así lo hacen y a que consecuencias nos lleva. Mayormente cuando aprecias que un libro editado el año 2010 por un doctor en Historia y en funciones archivísticas nomina más de 300 veces a agramonteses y otras tantas de beamonteses, significando con ello una guerra civil en Navarra que no existía, haciendo incurrir a sus lectores en una falsedad, ya que el enfrentamiento no existía. Pero aún clama más el desengaño que produce en las falsedades cuando ves que desde el propio ARGN se organiza una exposición que alcanza los cerca de 4 meses en promoción de verlo estudiantes de todos los grados.

Hace unos días lo visité y salían del mismo el equivalente a una clase o curso, haciendo elogios a lo aprendido (las letras grandes) de beamonteses y agramonteses brincando por la alegría de lo visto y aprendido, cuando la Exposición no reúne las condiciones estudio de veracidad y valor de enseñanza. ¿Se está educando desde la falsedad desde las propias instituciones navarras?

Pedro Esarte Muniain