Opinión / Iritzia

Exhumación de Mola, Sanjurjo…

Monumento a los caidos

Monumento a los caidos


Siendo una reivindicación asumida y demandada, desde hace tiempo, por los colectivos y asociaciones memorialistas, no podemos sino mostrar nuestra satisfacción por la decisión tomada en el Ayuntamiento de Iruñea.

Sin remontarnos mucho, en un pleno de la anterior legislatura (5 de febrero de 2015), siendo alcalde Enrique Maya, presentamos, conjuntamente el Autobús de la Memoria y la Coordinadora Amapola del Camino, una moción que fue aprobada, en la que, entre otras cuestiones, se solicitaba el traslado de los restos mortales de los generales Mola y Sanjurjo, así como del resto de personas que, junto a ellos, siguen inhumados en la cripta del denominado Monumento a los Caídos. Moción, así mismo, aprobada en el Parlamento y en decenas de ayuntamientos navarros.

Como en muchas otras ocasiones, UPN hizo caso omiso al mandato del pleno, y ahora quieren poner pegas a un procedimiento legal que deberían haber iniciado, por lo menos, en la anterior legislatura.

Hemos soportado muchos años de gobiernos que incumplían la Ley, y consideramos acertados los argumentos esgrimidos cuando se habla de justicia y cumplimiento de la legislación vigente, pero por encima de todo ello está la recuperación de la Memoria democrática de nuestro pueblo, y el mantenimiento de esta situación suponía un agravio, una ofensa y un ultraje a quienes padecieron persecución o violencia como consecuencia del levantamiento golpista de 1936, golpe militar que produjo asesinatos, cárcel, destierro, exilio, multas y represión en general, siendo la única causa la discrepancia política, ideológica o religiosa.

Consideramos un paso muy importante el dado por el Ayuntamiento, un paso imprescindible para empezar a subsanar el daño causado, pero debemos estar atentos, queda camino por recorrer, y la intransigencia, a distintos niveles, se ha empezado a manifestar. Lo tienen difícil, pero lo seguirán intentando. Unos, sin poder disimular su herencia franquista, nos hablan de informes, de que hay que mirar el futuro…, otros, lo tienen más claro, con un par de pintadas se manifiestan tal y como son, volverían a llenar las cunetas. Todos ellos, no tienen ningún empacho en manifestarse a favor de golpistas, se sienten protegidos, porque se han movido, se siguen moviendo y pretenden hacerlo en el futuro, con total impunidad. En ello consiste parte del camino que queda por recorrer, en acabar con 80 años de impunidad.

Pero con la mirada puesta en el futuro y nunca olvidándonos del pasado, afrontaremos lo mucho que queda por recorrer en el camino de la recuperación de la memoria histórica, reivindicamos un nuevo escenario de colaboración entre ayuntamiento y movimientos memorialistas, con el compromiso de ir dando soluciones a la tarea pendiente en el campo de la verdad, justicia y reparación.

Vivimos un momento de alegría y de celebración, un momento para felicitarnos por el trabajo desarrollado, contribuyendo al objetivo de poder llevar a cabo la exhumación de Mola, Sanjurjo y el resto de golpistas, para acabar con esta apología franquista que significa un ultraje a las víctimas y a cualquier planteamiento mínimamente democrático. Disfrutemos, por lo tanto, del paso dado, y que sirva para seguir dando más pasos hasta la eliminación completa de todo tipo de simbología franquista.

Firman esta carta: Patxi Arrosagarai, Javier Ayape, Patxi Belasko, Itziar Munarriz, Jesús Nieto, Carlos Otxoa, Ángel Rincón, Jose Sagasti, M. Santos Santa Quiteria y José Ramón Urtasun En nombre del Autobús de la Memoria y de la Coordinadora Navarra de Pueblos por la Memoria


 

Sembrar el terror

arantza_amezaga

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Arantzazu Ametzaga Iribarren. frase del general Emilio Mola: “Hay que dar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni sin vacilación a todos los que no piensen como nosotros”, ante una reunión de alcaldes, supongo que estupefactos y temerosos, de la zona media de Pamplona, el 19 de julio de 1936, declarado por él e impreso en el Diario de Navarra, cuyo lema era por Dios y por España y su subtitulación Diario Independiente, el estado de guerra. Abundó: “(…) En este trance de guerra yo ya he decidido la guerra sin cuartel. A los militares que no se han sumado a nuestro movimiento, echarles y quitarles la paga. A los que han hecho armas contra nosotros, contra el ejército, fusilarlos. Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo”.

No es frecuente entre los grandes asesinos militares de la Historia, de los cuales es uno más, semejantes aseveraciones, guarnecidas por la muerte de más de 3 mil personas en una Navarra carente de tiempo a decidirse entre la República legal o los ilegales alzados militares. Sonaron tan atemorizantes y fueron tan contundentes que lograron amedrentar a los más valientes. Mola ejercitó sin pudor su periplo oratorio del que podemos señalizar este bando: “He decidido terminar rápidamente la guerra en el norte de España. Quienes no sean autores de asesinatos y depongan las armas o se entreguen serán respetados en vidas y haciendas. Si vuestra sumisión no es inmediata arrasaré Vizcaya, empezando por las industrias de guerra. Tengo medios sobrados para ello”.

Tras el bombardeo de Gernika, el embajador americano Bowles, horrorizado, señaló la intención de Mola de arrasar del mismo modo Bilbao. Hasta el alemán coronel Richthofen mantuvo reyertas con su socio Mola, obsesionado en liquidar la industria vasca y catalana, semilleros de bolcheviquismo. No mentía al asegurar que tenía medios para cumplir semejante amenaza, ya que sus aliados nazis y fascistas se los proporcionaban abundantemente. El cardenal Gomá, Primado de España, abyecto colaborador de semejante tragedia, hincado de rodillas ante Franco, con Mola y Sanjurjo convenientemente muertos, un 20 de mayo de 1939, efectuada la matanza y conseguida la victoria, entonaba: “El Señor sea siempre contigo, Él, de quien procede todo Derecho y todo Poder y bajo cuyo imperio están las cosas, te bendiga y siga protegiéndote, así como el pueblo cuyo régimen te ha sido confiado. Prenda de ello sea la bendición que te doy…”.

Extraigo estos escalofriantes textos del libro del doctor en Historia Xabier Irujo: Genocidio en Euskal Herria. 1936-1945: Iruña, Nabarralde Kultur Ekimenak, 2015, obra que a más de describir los crímenes del levantamiento y su conexión a los militarismos europeos, analiza desde el punto de vista del concepto genocidio lo acaecido en esas fechas. Según teoría de Raphael Ramkin quien determinó el vocablo, y a luz del Derecho, de la comprensión humana, o sometido a un análisis cristiano, no tienen justificación los crímenes contra la humanidad perpetuados por Mola, incluidos en el contexto de los cometidos por Mussolini, Stalin y Hitler, en aquella Europa enloquecida de principios del siglo XX y que determinaron el holocausto del pueblo judío, de Europa y el mundo. 70 millones de muertos causaron tanta execración.

Los restos de ese hombre aborrecible, cuyo regio panteón erigió el Obispado y se ha mantenido por instituciones públicas, o sea, con aporte de sus víctimas o de sus descendientes, ha continuado entre nosotros, juntos a los de Sanjurjo, otro ejemplar abominable, transcurridos ochenta años de semejante alocución y tamaña barbarie. Al margen de la política democrática de estos cuarenta años, sobreviviendo con su torpe grandeza, al nacimiento y muerte de varias generaciones. Pero no a la memoria histórica inflexible en su Justicia.

Cuando escucho a Mozart pienso que ese genio que hizo del sonido música melodiosa y que transcurridos siglos continua deleitando, al morir, fue echado a una fosa común, aunque haya un museo en su ciudad natal reivindicando su persona. Caminando por el mundo y por su ciudad, se va viendo soberbios panteones y estatuas en mármol y bronce de los militares genocidas cuyas campañas costaron miles de vidas, sufragados por las arcas públicas. Y una se pregunta hasta cuando la humanidad va a soportar semejante legado de glorificación de la guerra y de los hombres que nos han llevado a ellas tras el pendón de ideologías perturbadoras.

Hoy, mientras la guerra de Siria y los atentados yihadistas perturban la paz, en que vemos conmovidos el derrotero de las caravanas de refugiados hacia ninguna parte, los ojos aterrorizados de los niños sin futuro y de los hombres y mujeres sin presente, recordemos que eso sucedió en la España de Franco y su guerra, azuzado por estos hombres que yacen bajo semejante monumento público: 250 mil vascos se exiliaron, otros miles murieron en las cunetas, entre ellos el alcalde de Lizarra, Fortunato Agirre, a quien su mujer rescató de ser devorado por los cuervos, y en los demás, hombres y mujeres que permanecieron silentes, carentes de todo derecho, privados de todo bien aún de los propios, imputados como herejes, rojos, judeo masones, separatistas, etcétera, reos de muerte por no seguir dócilmente a los militares rebeldes quienes convertidos en salva patrias por oscuros y egoístas intereses nefandos, se apropian del Dios de todos para en su nombre cometer barbaridades. Asesinos desalmados, prevalecen en ellos, ayer y hoy, la codicia por el poder y las riquezas. Que tal mísera cosa es el meollo de tan terrible expediente.

*La autora es bibliotecaria y escritora