Archivo del mes: mayo 2021

El PSN rechaza en el Parlamento de Navarra la oficialidad de las lenguas propias que apoyó en el Congreso

Bandera Navarra - Euskera

Dice que este debate «no está en la calle y solo obedece a intereses partidistas». El PSN ha unido este jueves sus votos a los de Navarra Suma para tumbar una moción que pedía que el Parlamento de Navarra «haga suyo el acuerdo de mínimos y la resolución aprobada en el Congreso de los Diputados» en relación a las lenguas propias.

La iniciativa, impulsada por Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra, recogía el compromiso de «impulsar y apoyar reformas estatutarias para la oficialidad de las lenguas propias que aún no son oficiales en una parte o la totalidad del territorio donde se hablan».

Además, se hacía constar la decisión de «permitir el uso administrativo de las distintas lenguas entre territorios del mismo espacio lingüístico, dentro y fuera de las fronteras administrativas, sin barreras y firmando acuerdos para la recepción reciproca de medios de comunicación dentro de esos espacios lingüísticos».

La moción fue presentada después de que el pasado 9 de marzo se aprobara en el Congreso, con el apoyo del PSOE, una proposición no de ley similar en favor de impulsar las lenguas minorizadas como el aragonés, el euskera, el asturiano, el gallego y el catalán.

PSN: «NO HAY MAYORÍA»

Correspondió a Inma Jurío argumentar este cambio de posición de los socialistas. La parlamentaria reconoció lo obvio –que el PSOE votó a favor de esta resolución rechazada ahora por el PSN–, si bien dijo que se trata de «texto bastante ambiguo, que da lugar a varias interpretaciones»,

Además, Jurío hizo hincapié en que «el debate sobre la oficialidad o no del euskera en Navarra no está en la calle, y sólo obedece a intereses partidistas». Recordó que esta lengua «solo la utiliza habitualmente el 7%» y que «el PSN aquí hoy en Navarra tiene que pegarse al territorio y tener en cuenta las especificidades e idiosincrasia de la tierra». Añadió que «en esta Cámara nunca ha habido mayoría parlamentaria para cambiar» la Ley de Euskera y «eliminar la zonificación».
Bakartxo Ruiz (EH Bildu), encargada de defender la moción, ironizó con la postura de los socialistas. «Por una vez pensábamos que mantendrían una postura coherente, pero una vez más hemos pecado de ingenuos».

Jabi Arakama (Geroa Bai) consideró que es hora de que los partidos progresistas den pasos valientes hacia el reconocimiento de la oficialidad del euskera en toda Navarra e invitó a «salir de marcos e inercias de otros tiempos y reconocer que saber euskera suma» y esto debe ser válido a nivel formal y legal. Y desde Podemos Ainhoa Aznárez subrayó que es «una equivocación utilizar las lenguas que conviven en el estado español unas contra otras».

Iñaki Iriarte (Navarra Suma) defendió el rechazo a la moción porque, a su juicio, «la igualdad lingüística traería la desigualdad entre los ciudadanos, porque como las lenguas tienen un número de hablantes muy diferente, esto se traduciría en una desigualdad de oportunidades».

Diario de Noticias, 27.05.2021


 

1521. Mayo. Nabarra. Resurrección

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De la luna creciente a la luna llena de mayo de 1521, Nabarra recuperó su independencia… prenda de inmenso valor, recuerdan las Coplas del Paloteado de Monteagudo, S.XIX, perdida en 1512 por la invasión del duque de Alba al servicio de Fernando de Aragón. Congregó tropas, 10.000 hombres, y poderoso armamento, en Vitoria Gasteiz, bajo la égida de Castilla, como los otros territorios vascos. La zarpa de una Castilla expansionista e imperialista venía amenazando desde 1200 al viejo reino pirenaico, arrebatando primero sus costas atlánticas, los territorios de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

Nabarra se rindió pero resistió, encabezadas las acciones militares por sus reyes legítimos, Catalina y su consorte Juan, hasta finales de 1512, pero perdió. Volvió a levantarse en 1516 desde su frontera norte a la sur, de oriente a occidente, y otra vez fue vencida. En 1521 un capitán, Asarrots, André de Foix, a las órdenes del rey de Nabarra, Enrique, dirigió un levantamiento nabarro, concurriendo con varias revoluciones.

En Castilla los comuneros reclamaban, entre otras cosas, menos inquisición y más comercio, que ojalá hubiera sido atendido para el bien público, las germanías, en idioma valenciano hermanos, en Valencia y Mallorca, con sus matices de lucha contra los privilegios de la nobleza, la publicación de las 95 tesis de Lutero en Nuremberg, propugnando un regreso a las doctrinas originales de la Iglesia, resultaban una profunda convulsión social y política. En contraste, resulta Carlos, nieto de Fernando, que acapara por herencia la titularidad de rey o emperador de media Europa, concurriendo con el descubrimiento y conquista de América.

Se reforzó, y no era caso nuevo, el uso de la fuerza mediante la primacía militar, la ganancia conquistadora, la derrota del enemigo mediante la espada, la cruz y el cañón, recurriendo con sagacidad a la palabra. Las bulas del papa Julio II, declarando herejes a los reyes y al pueblo de Nabarra, indicaban que era preceptivo el acto de invasión. Se podía arrasar y matar a un pueblo para salvar su alma inmortal. Pienso con tristeza que se retrasó en siglos el derrotero democrático de Europa. El sufrimiento de la Humanidad.

La revuelta nabarra de mayo del 21 empezó con buen pie. El alcalde de Iruña, facción beamontesa, negocia su rendición en Atarrabia. Lo único que permaneció fiel a los conquistadores fue el castillo de Santiago. El virrey Herrera, que huyó y luego regresó, trajo posibles para asalariar a sus hombres que lo reclamaban, e hicieron caso a su arenga de mantener la defensa del castillo, asegurando que vendrían refuerzos beamonteses y castellanas. Dio orden de bombardear a edificios civiles aledaños a la plaza.

Iñigo López de Loiola, gipuzkoano del bando oñazino, manteniéndose leal a Castilla, de la que era soldado, dirigió la operación del castillo de Santiago hasta que una bala de cañón agramontesa atravesó el arco de sus piernas, hiriéndole una, rompiéndole la otra. Cayó el hombre al suelo, en medio del reguero de su sangre bañándole el cuerpo, con los ojos cerrados por el dolor pero sin proferir queja alguna, que acerado era su ánimo.

Los hermanos Jaso Azpilikueta, Miguel y Juan, estuvieron en su rendición y cuidaron de su extradición de Nabarra. Dejaron partir al gipuzkoano tendido en una parihuela, con sus hombres malheridos, recuperado el castillo. No hubo represalia, actitud benevolente que no era usual en aquella época ni en aquella guerra.

Un resplandeciente Asparrots enseñoreó la entrada jubilosa en Iruña, más popular y animosa que la realizada al duque de Alba con su alarde de trompetas el día de la invasión del 12. Por el portal de San Lorenzo entró bizarro el ejército nabarro con sus cooperantes gascones y franceses, en formación, 150 hombres a caballo luciendo cascos y pecheras de metal brillante, 900 infantes con sus lanzas tocados con bonetes de plumas de águila real, la arrano beltza de Nabarra.

Los vítores de alegría resonaron en el ámbito de la ciudad vieja como en los tiempos primordiales europeos. Reducto de hombres y mujeres que no luchaban por apoderarse de otro territorio sino para mantener el suyo.

Recuperado su reino, la victoria se celebraba con bailes y cantos, con el sonido estridente del txistu y el grave del tamboril. Bajo las bóvedas de las iglesias fortificadas. De los olmos de los parques. Sobre los pétalos de las violetas y lilas silvestres en este final de primavera excepcional de aquel mayo del 21.

Mantenían los baskones un regocijo semejante a la víspera de San Fermín, donde el espíritu permanece expectante por lo que sucederá en su enfrentamiento al animal poderoso, símbolo de poder y resurrección. Ese momentico de emoción, nervio y coraje que despejaba los ánimos de los ciudadanos del restaurado reino de Nabarra.

Fueron también días de deliberaciones, acciones y reacciones fulminantes, de apretados acontecimientos y decisiones equivocadas. Asparrots, dando por hecho el éxito de la reconquista, sin asentarla, partió a conquistar Logroño, que fue Nabarra.

La luna llena iluminaba el cielo de Nabarra, grande y plateada como no vista en nueve años. El pendón rojo y azul de Labrit ondeaba en Ablitas, Cascante, Donibana Garatzi, Lizarra, Lumbier, Tafalla, Tudela, Zangotza. En toda la espléndida geografía del viejo reino.

Arantza Ametzaga