Entrevistas / Elkarrizketak

Iñaki Sagredo: “Que Navarra fuera conquistada nos ha influido en el carácter político hasta hoy”

Iñaki Sagredo

¿El desconocimiento sobre la defensa de Navarra fue el detonante para que se especializara en este tema? 

–Tuvimos hasta cien castillos para defender el Reino. Hace muy poco tiempo quedaban cuatro. El de Javier, algo de Monjardín, el cerco de Artajona o el palacio de Olite, que propiamente no era castillo. Pero un reino tan pequeñito necesitó castillos como ningún otro para defenderse contra unos enemigos más poderosos. Y están todos destruidos. Ahí empezó mi curiosidad y estudio. Quería ir pueblo por pueblo, presentando su patrimonio perdido y buscar mantener un orgullo de la historia de Navarra. Lo conseguimos. Es muy difícil unir una conferencia en Leitza y otra en Ablitas y llegar a la misma emoción en los dos sitios. Esa historia común la he explicado en Gipuzkoa, Álava y Bizkaia, y también encuentras ese punto de unión, y vas a Baja Navarra o a Mauleón y lo mismo. Esa impronta permanece en el siglo XXI, en la gente y en los historiadores locales, que la están reclamando en un deseo de saber más y recuperar esa huella.

Destaca la riqueza gráfica y de datos del libro, y su trabajo de campo. 

–El objetivo era llegar a la historia desde una perspectiva diferente a la acostumbrada. No en una línea un poco grisácea de datos, reyes, y avances lineales. A la gente eso le aterra. Queríamos darle otro punto, de ahí la coloración del libro, contarle que tiene un patrimonio. y ofrecerle una obra para que se interese por él.

“Un reino tan pequeñito necesitó castillos como ningún otro para defenderse contra unos enemigos más poderosos”

Una historia un tanto triste al tratarse de una derrota y un expolio. 

–Hasta cierto punto. Es momento de decir que tuvimos algo especial que nos lo arrebataron, y lo hicieron por algo, porque teníamos un elemento diferente que quisieron anular, y eso también es motivo de orgullo.

¿Qué era?

–El orgullo. Los máximos responsables de la destrucción de nuestras fortalezas lo dejaron claro. Era una forma de amendrentar a la gente, de ‘bajarles en fantasía’, la frase está en el Archivo General de Simancas en Valladolid. Para ello destruyeron nuestras defensas y castillos, cercos amurallados, iglesias fortificadas… El daño al patrimonio de Navarra fue terrible. Hasta el punto de que prácticamente todos los elementos medievales fortificados quedaron destruidos. Los propios reyes de Navarra protestaron en el exilio y enviaron embajadores a los reyes de España para detener las destrucciones. Carlos I de España prometió que iba a pararlas y no lo hizo. Fue una forma muy dura de aplacar la voluntad de los navarros, y eso se ha ocultado. Ha sido una historia que durante siglos se ha sepultado bajo la lectura oficial.

¿Y ahora? ¿Cuál es nuestro nivel de conocimiento o de ignorancia?

–Ha habido un gran desconocimiento, ahora no tanto. La historia de Navarra es riquísima e importantísima. Tuvimos unas fronteras y territorios que aun hoy día a nivel político o sentimental mucha gente los interpreta todavía como parte de nuestro reino. En lugares como Laguardia, San Juan de Pie de Puerto o Nájera son visibles los escudos labrados de Navarra. En muchos sitios se sigue añorando esa historia, se interpreta como muy propia, de un reino que dentro de que era medieval, había libertades, un comercio, unas lenguas que iban confluyendo o unos pueblos (judíos, musulmanes…) que también. Había una personalidad, que ellos mismos en la Edad Media lo interpretaban como un país, y queda constancia en muchos detalles. Todo eso tuvo un origen y un final. En cambio, Castilla, aunque pudo diluirse en la Corona de España, no tuvo ningún problema en poder ser lo que quisiera. Navarra fue conquistada, es el único reino cristiano en la península Ibérica que fue conquistado. Sucedió en 1512, y nos ha influido en el carácter político hasta hoy.

¿En qué sentido?

–En que Navarra siempre ha sido sometida en cierta medida a una voluntad que no era la nuestra, pero había algo en el interior que en un futuro puede emerger, la conciencia de lo que fue el Reino, de lo que fue un país, y de que aquello fue subyugado. Eso se intentó ocultar. Los libros de historia siempre han pasado de largo. Porque realmente era algo que había que ocultar.

“Destruir nuestras fortalezas fue una forma muy dura de aplacar la voluntad de Navarra; eso se ha ocultado durante siglos”

Haga un dibujo de hasta dónde llegaron nuestras dimensiones.  

–Uno de los puntos limítrofes de Catalunya es la localidad de Montañana, en Huesca. Este fue el último punto mojón del Reino de Pamplona. Sin olvidar la relación de Alt Pallars, en Catalunya, con Pamplona. En el otro extremo del Reino, Álava y el Duranguesado formaban parte de Navarra. Y no hubo unas conquistas para que estos territorios y Gipuzkoa fuesen parte de Navarra. Fue por voluntad propia. De no haber habido una conquista armada en el año 1.200, todo el territorio hubiera formado parte de un ente común, Navarra, un Estado navarro, que muchos todavía lo añoran.

¿Qué otros aspectos destacaría de su libro?

–Por ejemplo unos datos desconocidos. Exponemos por ejemplo la batalla de Muez, y el protocolo musulmán. Imagínese dos mundos que se iban a enfrentar. Ambos con el mismo rumbo, el sacrificio por una idea. Esa explicación del choque de rituales, culturales y religiosos no se conocía. Ayuda a la gente a ambientar todo lo que envolvía ese hecho histórico. Como cuando los roncaleses se enfrentaron a 17.000 hombres en el valle de Arakil por las cumbres, como lobos, sabiendo que era imposible luchar contra el mejor ejército del mundo, que entonces lo capitaneaba el duque de Alba, pero había un código de defensa del reino. Hay que representar eso, porque si no tienes esos pequeños detalles sobre la forma de actuar, ¿qué tenemos entonces?

Batallas que serían terribles…

–Sí, verdaderas carnicerías. Los musulmanes por ejemplo tenían una táctica de combate, el tornafuye, de ataques que desgastabam física y mentalmente al enemigo. Siglos más tarde, en la batalla de Amaiur, el capitán Vélaz de Medrano estuvo aguantando con unos 200 hombres contra un ejército que rodeaba el castillo. ¿Qué punto psicológico hace que un hombre aguante cuando sabe que hay un 90% de posibilidades de que vaya a morir? En las conferencias intento transmitir este tipo de cosas, y la gente se identifica con lo que pasó y con su historia. Y eso es muy importante.

«Aunque Castilla pudo diluirse en la Corona de España, no tuvo problema en poder ser lo que quisiera. En Navarra esto no fue así”

¿Cómo nació su pasión por esto?

–No sé, las cosas empiezan muchas veces de la forma más tonta. Siempre me ha gustado la historia, desde crío. Conforme pasaron los años me fui adentrando, y empecé a recabar datos. Llegó un momento que fui volando con un autogiro hasta Bilbao para sacar fotografías, y conformar el primer libro que hice sobre los castillos…

¿En un autogiro?

–Sí, con ese ingrediente de aventura. Hicimos todos los vuelos con ese autogiro que partía de Lumbier. Tenía una autonomía de 3 horas. Para ir a Bilbao, por ejemplo, tenía que ir detrás del piloto con un depósito de gasolina al lado. El aeropuerto de Loiu no permite volar en un diámetro de 30 kilómetros, y como en las películas de la Primera Guerra Mundial teníamos que ir por los valles, por debajo de los cables de alta tensión. Ahora hay drones, pero entonces no.

De sus 12 libros 11 los ha publicado con Pamiela. 

–Todos menos uno, que sacó el concejo de Aranguren sobre el castillo de Irulegi, en 2006, donde animaba a investigar lo que está saliendo ahora.

Un libro con esta calidad gráfica requiere complicidad editorial. 

–Con Txema Aranaz siempre me he compenetrado muy bien. Su edición es maravillosa. La idea era hacer libros que fueran tan agradables que la gente los viera como un cuadro, como un álbum de cromos. Algo bonito, palpable. No frío. Txema tiene la llave para eso, y siempre ha sido muy fácil.

Diario de Noticias


Lola Cabasés: “Los familiares de los asesinados en el 36 se han movilizado con tesón y valentía para cerrar duelos”

Lola Cabasés
Lola Cabasés (Pamplona, 1958). “Si hoy estamos hablando de un Parque de la Memoria en Sartaguda, de identificaciones de ADN, de la implicación del Parlamento de Navarra desde 2003, ha sido gracias a AFFNA 36”, destaca Cabasés, que ha escrito un libro sobre la historia de esta asociación y de la toma de conciencia lograda en estos años.

¿Cómo se embarcó en este libro? 

–La memoria histórica era un tema de los que me gustaba cubrir en el periódico, de siempre. Cuando me jubilé decidí colaborar con AFFNA 36, que conocía por reportajes y entrevistas. Como cumplían 20 años, querían publicar un libro recogiendo la historia y evolución de la asociación; me pidieron escribirlo y acepté.

Lola Cabasés, con un ejemplar de su libro, en el memorial de los centros de detención de Pamplona.

Lola Cabasés, con un ejemplar de su libro, en el memorial de los centros de detención de Pamplona.

Era consciente del cambio de mentalidad existente a partir de 2002, por más que hubiese alguna iniciativas en los setenta y ochenta. 

–Me acordaba de los tiempos de Punto y Hora, que publicaba muchos reportajes. De José María Jimeno Jurío, un hombre entrañable, fantástico, al que le amenazó la Triple A, por estar investigando precisamente la memoria histórica del 36. Y del bombazo que pusieron en Punto y Hora, en Cortes de Navarra, cuando era directora Mirentxu Purroy. Además, en el periódico hicimos un suplemento bastante interesante sobre los 75 años del inicio de la República. También había estado en Sartaguda, en 1986, en un homenaje a las personas republicanas fusiladas en Navarra. Cuando me propusieron hacer el libro, tenía conocimiento y entrevistas a hijos de personas represaliadas, Josefina Lamberto, Ricardo Mula, Joaquín Arroyo, que salen en el texto. Antes de AFFNA36, existió un pequeño movimiento previo, pero después de las exhumaciones tempranas, hubo un parón por parte del Partido Socialista de Felipe González, ante las amenazas de la ultraderecha y el golpe de Estado de Tejero, y se perdieron 10 años súper importantes, porque desaparecieron muchas personas que podían haber contado sus experiencias.

Conciencia de la realidad de nuestro pasado.

–La represión del 36 ha llevado aparejado el miedo y el silencio. Hay familias que no han podido hablar de esto en la vida.

“La pena es que la mayoría de los hijos de los represaliados están desapareciendo, tras vivir como perdedores de una contienda no buscada”

Se pinchó ese silencio, y se recuperó el sentido de la dignidad. 

–Fueron las propias familias las que dieron por acabado ese silencio, después de años yendo a cunetas, tras la muerte de Franco, a rescatar cuerpos sin ningún tipo de metodología científica. Tras un parón, volvieron otra vez a movilizarse, con tesón y valentía, porque no podían pasar por esta vida sin que esto por lo menos se conociese. Sin afán de revancha, sino por cerrar duelos. Si han matado a tu padre, sabes hasta quién probablemente ha sido, se lo han llevado un día de la casa, y ya no sabes más de él, lógicamente es muy humano intentar localizarle y querer darle una sepultura digna. Las exhumaciones han sido fundamentales en toda esta recuperación. AFFNA 36 fue la asociación pionera y luego han ido surgiendo otras. Todas han sensibilizado a la sociedad. Son personas que tienen derecho a saber, a la verdad, a la justicia y a la reparación, pero la justicia no se va a aplicar.

La legislatura 2015-2019 supuso otro punto de giro en esa evolución.

–Fue muy importante. El Gobierno de Uxue Barkos elevó a rango institucional la memoria histórica, y se creó el Instituto Navarro de la Memoria. El esfuerzo de las familias se vio recompensado. Los familiares de las personas represaliadas siempre habían buscado ese apoyo institucional. En este momento, con más o menos acierto, se tiene, y eso supone que la sociedad navarra esté más sensibilizada. Ya se puede hablar. La pena es que la mayoría de los hijos están desapareciendo. Gentes ya muy mayores, que han vivido como auténticos perdedores de una contienda no buscada.

“Los golpistas cometieron asesinatos y venganzas con unas crueldades que conmueven, y tras el 77 no se les hizo absolutamente nada”

El libro termina haciéndose eco de la nueva ley estatal de Memoria. 

–Navarra fue pionera con su propia ley de Memoria, con insistencia de las asociaciones también. La nueva ley del Estado avanza en exhumaciones o identificaciones mediante el ADN, pero tiene una laguna muy importante, que es el tema de la justicia. Aquí, con la Ley de Amnistía del año 77, se perdonó todo. Todos los victimarios del 36 pasaron de rositas.

La amnistía pareció un triunfo de la izquierda…

–Pero tuvo ese problema, hubo borrón y cuenta nueva. Y a los golpistas que asesinaron, porque fueron asesinatos, sin juicios ni nada, venganzas con unas crueldades que conmueven, no se les hizo absolutamente nada. Encima en Navarra, donde desde el minuto uno el golpe ganó, y aquí lo único que hubo fueron actos de terror, asesinatos cometidos por una serie de nombres que van apareciendo, y que no pagaron por eso. La nueva ley afronta temas que aquí habrá que tenerlos en cuenta, como el Monumento a los Caídos, por qué tiene que estar esa mole ahí. AFFNA 36, que hizo aportaciones a esa nueva ley, critica que siga en pie.

Mencionaba a Jimeno Jurío. Su hijo Roldán escribe una introducción. 

–Es una aportación de 49 páginas muy importante. También escribe Paloma Aguilar, profesora e investigadora de la UNED, que hace otra aportación muy interesante. Creo que ha quedado una historia bastante redonda. Entre los hitos de AFFNA 36 que repasa el libro, al poco tiempo de surgir la asociación, fue súper importante la declaración institucional de 2003 en el Parlamento de Navarra. Todo lo que no era UPN la aprobó. UPN se abstuvo. Hay que tener en cuenta qué apoyos ha tenido el movimiento por la memoria y cuáles no.

Nos hemos quitado un velo.

–Sí, y ha enseñado a la gente que aquí hubo una represión atroz. Por ejemplo, con las placas en el Ayuntamiento de Pamplona , en el Parlamento de Navarra y en el Palacio de Navarra, pero esto se ha reconocido hace 2 días, como quien dice, y han pasado más de 80 desde la Guerra.

Diario de Noticias