Archivo del mes: enero 2021

Nuevo incendio en la fábrica de harinas de Ilundain

egia_astibia

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Leo on preocupación la reciente noticia de un incendio producido en una de las naves abandonadas de la fábrica de harinas de Ilundain, situada en la muga entre Barañáin y Pamplona junto al puente de acceso al polígono de Landaben.

Así comenzaba un artículo que publiqué en la prensa local hace algo más de dos años (NOTICIAS DE NAVARRA 8.11.2018). Mi preocupación se acrecienta ahora al conocer que tras un nuevo incendio el pasado 13 del corriente el Consistorio de Pamplona propone el derribo urgente de las instalaciones por los graves daños estructurales producidos. A fuerza de parecer pesado volveré a relatar algunos datos de su historia y mis reflexiones sobre la situación.

La fábrica de harinas de Ilundain, aunque está en término municipal de Iruñea, siempre se le ha llamado la harinera de Barañáin, ya que originariamente se construyó a partir del molino existente en el lugar, al que también se llamaba molino de Barañáin. Cuenta el historiador David Alegría en su magnífico trabajo de investigación sobre el río Arga que el molino ya está documentado en 1195 como el rote molendinis de Baranien perteneciente a la orden de San Juan de Jerusalén. En el siglo XVI se reconstruyó nominándose desde entonces como molino nuevo. En 1899 fue adquirido por José Ilundain con el objeto de transformarlo en fábrica de harinas. Para ello tuvo que levantar un edificio de nueva planta necesario para adoptar el llamado sistema austrohúngaro de molienda, con la sustitución de las antiguas piedras de moler por molinos de cilindros metálicos y la instalación de novedosas máquinas de limpia y cernido. Siendo una de las primeras instalaciones de este tipo en Navarra, durante una buena parte del siglo XX la fábrica de harinas funcionó como tal, con años de brillante producción. Finalmente en el último cuarto de siglo sucumbió a la reorganización del sector y como otras sesenta fábricas de harinas en Navarra tuvo que cerrar sus puertas. Sus instalaciones fueron vendidas a una empresa de construcciones que durante algunos años las utilizó como almacén. También esta entidad dejó de utilizarlas años después quedando todas las instalaciones de la harinera en situación de abandono, expuestas a cualquier vicisitud.

Aunque no queda nada del molino original, está en pie el edificio de principios del siglo pasado, de planta baja más tres que hoy día aún aloja la maquinaria, el motor, los molinos de cilindros, y las máquinas de limpia y cernido, planchisters, triarbejones, etcétera. El resto de edificaciones anexas, incluida la recientemente incendiada, tienen menos significación desde el punto de vista histórico y patrimonial aunque varios de estos edificios tienen la peculiaridad, poco corriente, de estar construidos sobre pilotes con el fin de evitar los daños producidos por las frecuentes inundaciones. (Esta información está referida a 2018).

Corría el año 2008 cuando la Mancomunidad de la Comarca incluía la conservación de la fábrica de Ilundain en su Parque Fluvial, junto con el Batán y el molino de San Andrés en Villava y el molino de Caparroso en la Magdalena. Simultáneamente, por iniciativa del Ayuntamiento de Barañáin, dentro del Plan Elizpea, se proponía la recuperación de la harinera y su utilización como museo. El arquitecto Iñaki Urkia redactó un proyecto con un presupuesto total de 480.000 euros. Por distintas razones el proyecto no se llevó a efecto.

Una vez más, se va cumpliendo la secuencia de sucesos que termina en la desaparición de edificios merecedores de conservación. Tras abandono por sus titulares, se dejan abiertos a su suerte, aprovechadas por ocupantes que acaban haciendo fuego para calentarse, incendio fortuito, destrucción de la techumbre y derrumbe final del edificio. Así ocurrió, por ejemplo, con la central eléctrica que El Irati tenía junto al molino de Caparroso, la última casa del barrio de Curtidores o el caso más flagrante, el edificio que fue palacio de nuestros reyes, en la Navarrería, encima de cuyas ruinas se levantó, después, el actual Archivo General de Navarra.

La fábrica de harinas de Ilundain merece su conservación como muestra de aquella primera industrialización de Navarra. Urge el cierre o tapiado de sus entradas para protegerla de la previsible secuencia destructiva referida y que termine sus días como un montón de escombros. Una vez tomada esta primera y urgente medida será el momento de valorar, y quizás retomar el proyecto de conservación redactado hace una década. Navarra es una de las pocas comunidades del Estado que tienen legislación específica sobre Patrimonio Industrial y que en la Ley de Patrimonio Cultural de Navarra (14/2005) se contempla la conservación de maquinaria y materiales con más de 100 años de antigüedad como es el caso de la harinera que nos ocupa. Quizás debieran implicarse en dicho debate y estudio sobre la conservación de la misma, tanto la Mancomunidad de la Comarca y su Parque Fluvial, como los consistorios de Iruñea y Barañáin y, por supuesto, la administración central a través de su Departamento de Cultura. En mi opinión, que creo y espero sea compartida por un amplio sector de la sociedad, deberíamos darle una opción de supervivencia a la antigua fábrica de harinas de Ilundain, como muestra del patrimonio industrial de nuestra comunidad. Es el momento, es la oportunidad.

Pero la oportunidad, parece ser, pasó de largo. Dos años después de aquel escrito observo que no solo no se tomaron las medidas propuestas, sino que la secuencia de sucesos que terminan en la declaración de ruina y el derribo de determinados edificios con, al menos, algún valor patrimonial ha seguido, para mi disgusto, el curso previsto. Y, una vez más, es el patrimonio industrial de nuestra comunidad el gran olvidado y el más denostado. Desconozco los nuevos daños producidos en este último acontecimiento, pero intuyo que nada impedirá el derribo y la desaparición de todo el conjunto y con el una parte de nuestra historia. Si al menos sirviera como ejemplo para el futuro€

Víctor Manuel Egia Astibia / Sociedad de Estudios Iturralde


Angel Rekalde y Ainara Azpiazu ‘Axpi: «Catalina de Foix fue una mujer que rompió con el papel que le adjudicaba su tiempo»

Catalina de Foix

Catalina de Foix


Nabarralde Fundazioa acaba de publicar el cómic ‘Catalina de Foix’, realizado por Angel Rekalde y la ilustradora Ainara Azpiazu ‘Axpi’.

Mientras en el mundo aparecían los Médici, Maquiavelo o Leonardo da Vinci, en Navarra el Renacimiento tuvo rostro de mujer: la reina Catalina de Foix. Un personaje histórico que pacificó el reino tras décadas de luchas de banderizos agramonteses y beaumonteses, impulsó la cultura, instaló la imprenta€ La Fundación Nabarralde ha querido rescatar del olvido a este personaje con un cómic escrito por Angel Rekalde e ilustrado por la dibujante hernaniarra Ainara Azpiazu Axpi. Un trabajo que da continuidad a la serie de cómics que viene realizando la fundación con el objetivo de dar a conocer personajes y hechos clave de la historia de Navarra. Así, tras Eneko Aritza, el primer rey vascón, Maria Zugarramurdi y las mujeres que fueron embrujadas y 1620, Nafarroa Beheregaina, llega Catalina de Foix, publicado tanto en euskera y en castellano.

Aunque fue uno de los personajes más significativos de la historia de Navarra, Catalina de Foix sigue siendo una desconocida para la mayoría. ¿Qué tipo de mujer era?

ANGEL REKALDE –Hablamos de una mujer que marcó su impronta en la modernización del reino navarro, de una mujer que rompió el papel que le adjudicaba su tiempo, que supo gobernar y lo hizo con inteligencia. Un personaje que intervino en una de las épocas más trascendentales de nuestra historia, la conquista de Navarra en 1512 y que sin embargo, o quizás por ello, es desconocida. Y no sólo por la desaparición del reino independiente. Hablamos de una época muy significativa en la historia de la humanidad: el Renacimiento. Cualquiera de nosotros conoce a los Médici, Maquiavelo, Bocaccio o Leonardo da Vinci; pero en cambio no tenemos la menor noción de la propia Catalina, su nuera Margarita de Angulema, otra mujer de enorme talla intelectual, o de Joana de Albret, la siguiente reina. Y son las que señalan una época de nuestro país. Época, personaje, transcendencia histórica€ los ingredientes de este relato son extraordinarios.

AINARA AZPIAZU –Yo no lo conocía y no había realizado ningún cómic histórico hasta ahora. Según la información que me pasó Ángel, lo que sentí era que era una mujer fuerte y muy inteligente, y a la vez muy sensible. Amaba al pueblo, quería libertad para el pueblo, y creo que hizo lo que pudo para conseguirlo. En el guión se da importancia al proceso de pérdida de su hijo. Ahí he visto un símbolo que se puede equiparar a Navarra, al declive del reino.

El cómic se sitúa en un momento concreto de su vida, precisamente en el que el reino de Navarra pierde gran parte del territorio por la invasión castellana de 1512. Catalina decide retirarse a Bearne y, en el transcurso del camino, pierde a uno de sus hijos. ¿Por qué han escogido precisamente este momento?

A.R. –Junto a la historia con mayúsculas la invasión del –duque de Alba–, el relato recoge la historia en miniatura, en privado, de la muerte de su hijo. En los mismos días de julio de 1512, la retirada a las tierras del otro lado de Pirineos se vio ensombrecida por la muerte de uno de los miembros de la familia real. Una circunstancia que le da significado a la obra, le da al conjunto una dimensión trágica. La pérdida de su hijo Francisco, de 4 años, a causa de las duras condiciones de una retirada precipitada de la familia real navarra, que huye a caballo ante las tropas invasoras, refleja ese dato que a menudo pasa desapercibido. Y es que los hechos históricos tienen consecuencias dolorosas y trágicas, concretas, nada retóricas, para las gentes que los sufren. El dato personal, el golpe familiar, transmite su significado, traumático, al dato histórico. Dicho de otro modo, el dolor humano sirve para mostrar el dolor y la calamidad de la pérdida política que representa para todo el país.

¿Creen que este personaje ha recibido el reconocimiento que merece en la historiografía oficial?

A.R. –La polémica que se dio en torno a la concesión de su nombre a una conocida avenida de Pamplona revela que no. No es un personaje reconocido por la historiografía oficial y, en consecuencia, no es conocido por el público. Una de las ideas de esta publicación es precisamente dar la vuelta a este hecho; que el valor de aquel personaje de la historia navarra sea conocido. Sin conocimiento no hay reconocimiento.

A.A. –A pesar de no haber sabido mucho de la historia, está claro que los personajes femeninos han sido, en general, escondidos de nuestras historias. No ha llegado a prácticamente ninguna referencia sobre mujeres poderosas, claras, sensatas y fuertes, ya que este tipo de características se han asociado a figuras masculinas. Y a las mujeres se les han dado roles y caracteres secundarios.

En cuanto a la estética, han escogido un estilo sobrio, en dos colores. ¿Cuál ha sido la razón?

A.A. –El propio cómic condicionaba el negro y, en cuanto al color, he elegido un amarillo anaranjado. Mi forma de trabajar es sintética, la forma toma fuerza en mis imágenes. La línea es muy importante y utilizo colores planos. Esto da fuerza al contraste, me gusta el golpe que genera la imagen. No se trata de una imagen realista en la que los claroscuros tienen relevancia. Las imágenes no pretender ser realistas, sino más bien una especie de esquema subjetivo mediante rayas que sirve para dar fuerza a lo que me parece importante.

A.R. –Este cómic forma parte de una colección de Nabarralde: Eneko Aritza, el primer rey vascón, Maria Zugarramurdi y las mujeres que fueron embrujadas€ Los anteriores han sido más aguerridos, más épicos podríamos decir. En mi opinión, el mérito de Ainara en este trabajo ha consistido en lograr una estética visual acorde con el personaje y su carácter. Con su grafismo, Ainara transmite un relato cargado de emociones. Y lo hace con sobriedad, con una tensión sostenida, contenida, pero perceptible. Demuestra un gran dominio de su dibujo, del arte y una gran sensibilidad.

¿Creen que este tipo de formatos ayudan a llevar temas de gran peso histórico a un público más amplio?

A.A. –Sí, claro, para eso y para mucho más, el cómic es un tipo de literatura que hace que las imágenes también se enseñen y que permite asimilar de forma muy rápida mucha información. A menudo ayuda a simplificar cosas complicadas. Además, es una herramienta rica, plural y me parece que es muy útil para aproximarse a este tipo de historias. Por ejemplo, este cómic puede ser un paso para acercarse a Catalina, y si despierta curiosidad, que cada uno tire de él a través de otras búsquedas.

A.R. –Nuestra experiencia nos dice que es así. Es la época de la imagen; y sin un componente visual ningún relato puede competir en un tiempo lleno de pantallas. Por otra parte, sin el dominio del color y el trazo que le ha dado Axpi, esta reina Catalina sería un personaje más plano; sin esa carga de emociones. El cómic, en ese sentido, es un formato que llega al público y le hace percibir con facilidad escenas, situaciones, estados de ánimo, con mucha más facilidad que otros formatos, quizás más sesudos pero difíciles; o tal vez más sencillos, pero banales. El cómic es un mensaje que está plenamente integrado en nuestra cultura y goza de una amplia aceptación.

Diario de Noticias, 23.01.2021