Archivo del mes: mayo 2020

Una cancion-poema en Euskera en la Sevilla del siglo XVII

Cancion en lengua vasca

Cancion en lengua vasca


El año 2011, entre las páginas 361 y 385 del ASJU (Anuario del Seminario de Filología Vasca “Julio de Urquijo”), el doctor en Filología Vasca Koldo Ulibarri Orueta presentó un breve estudio sobre unos versos en euskera -totalmente desconocidos hasta entonces-, publicados en Sevilla en el año 1619. En estos versos se mencionan algunos lugares del País Vasco y su relación directa con la elaboración de armas.

A comienzos del siglo XVII, la ciudad de Sevilla continúa siendo uno de los puertos internacionales más importantes del mundo, sino el más; y, en consecuencia, una de las urbes más cosmopolitas del momento. En ella se concentra todo tipo de mercaderes, ya sea por su dedicación, nivel o nacionalidad; hombres de letras, unidos a su para entonces centenaria Universidad; diferentes órdenes religiosas, siempre atentas a las obras pías donadas por nobles y burgueses adinerados; múltiples artistas, entre los que destacan grandes pintores; e, incluso, aquella variopinta clase social de “supervivientes” tan representativa de la época -me refiero a la de los pícaros- y, a la vez, tan bien reproducida por literatos del calibre de Cervantes, Quevedo o Espinel.

En ese tiempo, más concretamente en el año 1619, y en la ciudad de Sevilla se publica, entre otros[1], un libro. Su título, como era común por entonces es bastante largo: Sermón del día y fiesta de la invención de la Santa Cruz: predicado en el colegio del Ángel de Carmelitas Descalços de Sevilla. Sin embargo, su singularidad reside en que como prólogo o introducción de la obra hallamos unos versos en euskera. Y aunque el autor del “sermón” es Fray Domingo de Santo Tomás, prior del convento de carmelitas de Écija y originario de la villa de Pasajes, en Guipúzcoa, no parece sea él el responsable del texto en euskera que nos atañe, menos aun cuando el título del poema nos dice: “…hecha -la canción- por vn Religioso de la misma nación, y aficionado del Autor”. En conclusión, los versos son producto de algún amigo o conocido de Fray Domingo, del que desconocemos su nombre y su origen. Ya que la palabra “nación”, casi seguro, no hace referencia a Pasajes o a la provincia de Guipúzcoa -si bien podría-, sino más bien a su condición de vascoparlante; de hecho, la canción -se apunta expresamente- es “en lengua vascongada o vizcayna”. Y aunque a lo largo de los versos se menciona también repetidas veces la palabra “Vizcaya”, tampoco podemos asegurar que lo hace para referirse en particular a dicho Señorío, sino -como era normal en aquellos siglos- a las tres provincias vascas. De hecho, Placencia -actual Soraluze- también es nombrada en el poema.

1. Portada del libro publicado en 1619 en Sevilla

En lo que respecta al impresor de la obra, como figura en la portada, éste fue Alonso Rodríguez Gamarra, cuya imprenta se encontraba en el “frontero de la Cárcel de los Alcaldes”. Alonso, con su segundo apellido de clara ascendencia vasca, fue un conocidísimo impresor sevillano, activo entre los años 1604 y 1622, que llegó a comerciar libros con la América colonial. Así, sabemos que en 1607 envió unos libros a Santo Domingo y en 1613 otros a Guatemala y México[2]. Según el CCPB -Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico- del libro en cuestión, actualmente, solo existe constancia de un ejemplar, el cual se encuentra en la biblioteca de la Universidad de Sevilla.

3. Detalle de los versos en que se menciona Elorrio y sus picas

Pero vayamos a lo que realmente nos interesa, es decir, a esos cuatro versos -entre el 57 y el 60 inclusive- en los que la villa de Elorrio y sus picas son las protagonistas. Dice así: “Elorrion eguiten / millares lanceaq, / punta sorrotsarequin / guessiaq, ascoeaq”. Que traducido al castellano vendría a ser: En Elorrio se hacen / lanzas a millares / con la punta afilada / flechas, azconas [3]. Y las lanzas mencionadas, no son otras que las famosas picas elorrianas, aquellas con las que se abastecían los ejércitos -tercios- de los Habsburgo para su uso en diferentes batallas por toda Europa y el mundo. La mejor estampa de las picas elaboradas en Elorrio la podemos apreciar, de manera singular, en la gloriosa pintura “La rendición de Breda”, obra de Velázquez y, curiosamente, más conocida como “las lanzas”. Y diferentes y claras pruebas de ello son el gran número de vecinos de Elorrio que se dedicaron en aquel tiempo a la profesión de “lanceros”; la cantidad de molinos y ferrerías que existieron esparcidas por las cercanas “barriadas” de la villa; los numerosos bosques de fresnos -mencionados en tantos y tantos testamentos elorrianos de la época-, con cuya madera se elaboraba la base de la pica, el perfecto agarradero, con una media de 4 metros de longitud; y la existencia de una lonja, de la que se desconoce su ubicación exacta, en la que anualmente se almacenaban -como nos recuerda la “canción”- miles y miles de picas.

1.- De hecho, la famosísima obra de Lope de Vega “Fuenteovejuna” y la obra impresa, conocida como “relación de sucesos”, cuyo verdadero título es: Sucesso y maravilla prodigiosa, que sucedió en la villa de Constantina, jurisdicción de esta ciudad de Sevilla, el viernes pasado cinco de este presente mes de abril, de este año de mil y seiscientos y diecinueve, tan célebre tanto por su temática como por su reciente adquisición por la policía, son del mismo año.

2.- RUEDA RAMÍREZ, Pedro: “Alonso Rodríguez Gamarra en el comercio de libros con la América colonial (1607-1613)” en Revista General de Información y Documentación. Año 2008, 18. Pp. 129-145.

3.- Arma arrojadiza, como un dardo o una jabalina.

Fuente: mugalari.info


Osasuna, la defensa Mau Ma y el anarquismo

Salvatierra de Osasuna

Salvatierra de Osasuna


La conexión de Lucio Urtubia con varios jugadores de Osasuna le sirvió para sobrevivir a las persecuciones que sufrió.

El anarquista Lucio Urtubia consiguió «sobrevivir» a su primer paso por la cárcel gracias al apoyo de varios jugadores de Osasuna. Todavía era joven. Había desertado del servicio militar y cuando trataba de cruzar la muga sin papeles le arrestaron. Vendrían luego los años dedicados a falsificar moneda para financiar a movimientos revolucionarios de todo el mundo, empezando por la CNT que combatía al franquismo.

La cárcel, el recuerdo de la guerra y la amistad con los futbolistas Varios fueron los futbolistas que apoyaron al preso. En sus memorias cita a Fandos, Goyo y a Armendáriz, pero sobre todo a Jesús Salvatierra y a Juan Cruz Abizkuri. Lucio Urtubia conocía a este último del pueblo, de Cascante, y se había convertido en su cuñado al casarse Juan Cruz con su hermana Saturnina.

Con anterioridad, Ángel Avizcuri, que había fallecido en el frente de guerra en un batallón requeté y había jugado en Osasuna, es uno de los que aparece en el libro de Ángel Goicoechea, el que fuera presidente del club y alcalde de Iruña, señalándole como «muerto por Dios y por La Patria en la guerra de liberación». La familia recibiría honores y una pensión vitalicia. Este hecho luctuoso hace que Santos, el padre, enferme de depresión y acabe suicidándose. Años después, su hermano pequeño, Juan Cruz Abizkuri, empezó a jugar al fútbol en el Aluvión de Cascante. Mientras hace la mili juega durante tres temporadas en el Melillense Fútbol Club. De vuelta a Navarra ficha por Osasuna, ejerciendo de defensa y, en ciertas ocasiones, de medio-centro. Allí coincide con el defensa tudelano Jesús Salvatierra, con quién entabla una fuerte relación. Abizkuri jugará en el equipo de Iruñea tres temporadas, desde 1949 a 1952. Salvatierra seguirá hasta el 57.

El anarquismo como ideal de vida Cuenta Lucio que su padre, de familia carlista, evolucionaría hacia el socialismo y por ello fue encarcelado durante la guerra en el Fuerte de Ezkaba. Enfermó en la prisión y, a consecuencia de ello, años después fallecería. «Yo si volviera a nacer, me haría anarquista», es lo que le dijo a Lucio en su despedida.

En esos años Lucio Urtubia emigra a Francia por primera vez. No posee documentación y tiene tan poca fortuna que es detenido por la Gendarmería en Biarritz y deportado inmediatamente. El estado franquista lo encarcela en Bera y después en Pamplona, a donde llega en un estado lamentable. Abizkuri, Salvatierra y el resto de futbolistas le ayudan a pasar el trance. Le llevan ropa y todos los días le envían comida de Casa Catachú, donde están alojados.

Lucio Urtubia estará agradecido durante toda su vida. Volverá a emigrar a Francia y se involucrará en una red libertaria. Primero conseguirá dinero para la lucha antifranquista y luego colaborará con otros movimientos revolucionarios, como el tupamaro de Uruguay o los montoneros de Argentina.

No sabemos, al menos él no lo cuenta, si llegó a mantener contactos con el Mau Mau. Esta organización guerrillera, que el prejuicio colonialista caracterizó como «salvaje», luchó contra el imperio británico por la independencia de Kenia.

Angelines y Romi Avizcuri son hermanas, sobrinas de Lucio e hijas de Juan Cruz. Cuentan que su padre, Juan Cruz Abizkuri, como defensa era implacable, igual que cuando hizo huelga en su fábrica él solo, sin ayuda de ninguna sindicato, ralentizando el ritmo día a día hasta que cedieran los patronos. La relación entre el futbolista y el revolucionario, subrayan, era muy estrecha y de una amistad inquebrantable.

La mala reputación Quien sí acabó relacionado con los Mau Mau fue su amigo, el futbolista Jesús Salvatierra, aunque de una manera mucho más frívola. Ocurrió a raíz del partido que jugó Osasuna en Santander en 1953. A pesar de que el encuentro fue reñido, el Racing se impuso por 3-0. En una de las jugadas del partido le pitaron falta al defensa osasunista. Enfadado por lo que consideró una injusticia, le dio un puñetazo balón. Tuvo la mala suerte de que el balón le diese en la cara a una niña de la grada y de dejarla sin conocimiento. El padre de ésta saltó al terreno de juego, a por Salvatierra, y se armó una buena.

Tras este suceso, la prensa santanderina calificó a la defensa de Osasuna como la defensa del Mau-Mau. Llevaron el sambenito durante muchos años. La historia de Lucio, por su parte, es recatada con los años y se conoce como «El Robin Hood» vasco.

Diario de Noticias, 31.05.2020