El Gobierno navarro homenajea a los represaliados del 36 de Osasuna

Escudo Osasuna

Escudo Osasuna


Los futbolistas, directivos y empleados vinculados con Osasuna que sufrieron represalias a raíz del golpe militar del 36 fueron homenajeados ayer por el Gobierno de Nafarroa en el Baluarte, en un acto en el que estuvieron presentes familiares de algunos de ellos, el presidente y directivos del club, miembros del Ejecutivo, varios parlamentarios y representantes de Osasunaren Memoria y grupos de investigación en torno a la memoria de la entidad rojilla.

El presentador del acto, Bingen Amadoz, recordó que «muchos de los primeros impulsores de Osasuna pagaron muy cara su militancia republicana», de tal manera que varios de ellos «engrosan las listas de represaliados» por el franquismo. Calificó el acto de ayer de «reencuentro del club con su pasado más silenciado» y puso en evidencia que la represión llegó incluso hasta las «camisetas de Osasuna, que quemaron por ser rojas».

En nombre de los grupos de memoria que han rescatado este terrible y ocultado episodio de la historia rojilla, el investigador Mikel Huarte señaló que «el centenario era el momento de contar estas historias desconocidas» y añadió que «el verdadero homenaje está por hacer en un Sadar lleno, con los familiares formando un once y haciendo el saque de honor».

A continuación, fueron los familiares de los represaliados los que tomaron la palabra, tanto de manera virtual como presencial.

A través de un vídeo se pudo escuchar los testimonios de familiares de Carmelo y Jesús Monzón y de Eladio Zilbeti; y de descendientes de Enrique Cayuela desde Chile, donde terminó exiliado. En el mismo Baluarte, intervino la nieta de Ramón Bengaray, Maite Bengaray, quien, con su acento francés, recordó que «quedan las cicatrices, que son recuerdos de lo que pasó y que nos pueden ayudar a elegir lo que queremos y lo que no para el presente y el futuro. Podemos pacificar las memorias, como se está haciendo con esta ceremonia».

Por su parte, Pilar Jaurrieta, familiar de Alberto Lorenzo, destacó que los represaliados por el franquismo «lucharon mucho por Osasuna y Navarra les debe un agradecimiento».

Contribuir a cerrar la herida

En el homenaje también intervino el presidente de Osasuna, Luis Sabalza, quien estableció un paralelismo entre la junta que fundó el club en 1920 y su llegada a la dirección en 2014, cuando «daba pánico» tomar las riendas de una entidad cuya imagen «estaba por los suelos», ya que supuso una especie de refundación buscando «recuperar los valores que inspiraron su nacimiento».

En nombre del club, pidió disculpas a los familiares de los represaliados, porque las víctimas rojillas del franquismo han permanecido «en un rincón de la historia hasta nuestros días» y puso el acento en que «la doble condena de la represión y el olvido ha tenido que ser especialmente dura».

Afirmó sentirse «satisfecho de contribuir a cerrar esta herida» e insistió en la idea de que «Osasuna nació para unir a los navarros y hoy, cien años después, sigue siendo ese nexo de unión».

También mostraron su apoyo y solidaridad a los familiares de las víctimas de Osasuna del 36 a través de vídeos los capitanes Oier Sanjurjo y Mai Garde.

Finalmente, la consejera de Relaciones Ciudadanas del Gobierno de Nafarroa, Ana Ollo, señaló que para el Ejecutivo, el año del centenario de Osasuna era «oportuno para unirnos en esta ocasión mirando atrás, con una mirada crítica con un pasado a veces no tan gratificante». Destacó cómo los fundadores del club «eran capaces de encontrarse en proyectos comunes» y cómo el golpe del 36 «rompió aquella convivencia de manera terrible», con una represión que «se cebó con personas muy vinculadas al club».

Ollo espera que, de la misma manera que la memoria de los represaliados de Osasuna está muy presente entre sus familiares, «a partir de ahora lo esté en toda la sociedad».

Gara, 2021/05/22