Reyes Ilintxeta. Aquí ha habido y hay mucha gente que canta

¿Saben que todavía hay gente que piensa y hasta se atreve a decir que cantar en euskera en Navarra es una especie de moda importada del País Vasco con supuestos fines políticos e invasores?

A todos esos me encantaría sentarlos en una silla y cantarles una por una las 1.489 canciones populares navarras en euskera que ha recogido Txema Hidalgo Kapare en su obra Nafar aire zaharretan. No lo propongo como castigo, por supuesto, sino como modo amable de mostrarles empíricamente este gran tesoro cultural.

El martes Kapare hizo una preciosa presentación de su libro en Pamplona con un montón de amigos y esta tarde, a las 5.30, lo hará en Alsasua. Se trata de una auténtica enciclopedia. Una recopilación de canciones y coplillas de toda Navarra (Baja y Alta) desde el siglo XV hasta la Guerra Civil. Letras, partituras, traducciones e información complementaria. Todo perfectamente organizado e indexado por títulos, temas y lugar de procedencia. Un trabajo de hormiga que le ha llevado casi cuatro años y por el que las instituciones oficiales no le han mostrado el más mínimo interés.

A los cancioneros recopilados desde principios del siglo XX por R.M. Azkue, el Aita Donostia y otros grandes folkloristas, Hidalgo ha unido otras piezas que todavía perduran en las mentes de algunos kantuzales. Todo esto, por lo menos, no se perderá, no se lo tragará el tiempo sin dejar ni rastro como ha ocurrido y ocurre con tantas otras cosas.

Es increíble como algo tan etéreo, intangible y minúsculo como una canción puede tener la fuerza de atravesar el tiempo y conectarnos con personas que vivieron mucho antes que nosotros. A través de las canciones vemos lo que ellas y ellos veían y sentimos lo que sentían. Aquí hay canciones de cuna, infantiles, religiosas, de hilanderas, soldados, pastores, deshojadoras de maíz, amorosas, satíricas… Todo eso nos ha llegado y es parte muy íntima de nuestra identidad y de Euskal Herria, les guste o no a algunos.

Zorionak, Kapare!