Peio Monteano Sorbet: «La conquista de Navarra fue para España una cuestión de Estado, según Soldan»

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Peio Monteano Sorbet (Villava/Atarrabia), doctor en Historia por la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y Técnico Superior del Archivo Real y General de Navarra, es autor de un estudio introductorio del libro Wie Navarra spanisch ward und blieb (De cómo España conquistó Navarra y la retuvo), del historiador alemán Wilhelm Gottlieb Soldan. Esta obra se escribió en 1849 y ha sido recientemente traducido y publicado por la Editorial Mintzoa.

¿Por qué editar una obra más de siglo y medio después?

–Bueno, todo arranca en 2020 al encontrar una traducción entre los documentos donados al Archivo de Navarra por la familia Irigaray. De pronto hallamos medio centenar de cuartillas con la traducción al español de una obra para nosotros desconocida que, al parecer, había sido publicada en alemán en Leizpig nada menos que en 1849. Pero nada encontrábamos sobre ella y muy poco sobre su autor. Por fin localizamos un ejemplar en la Biblioteca de Baviera -que se reproduce en el libro- y descubrimos que Wilhelm G. Soldan había sido un importante historiador alemán. A pesar de sus aportaciones, la investigación había pasado completamente inadvertida para los que habían tratado el tema de la conquista de Navarra. Y la Editorial Mintzoa ha creído que sería interesante dar a conocer otro punto de vista de nuestra propia historia. Para ello, ha reproducido la obra impresa en alemán y le ha añadido la traducción respetando escrupulosamente el manuscrito original.

¿A qué cree que puede deberse esta demora a la hora de haberla traducido?

–Como he dicho, la investigación de Soldan se publicó en Leizpig en 1849, muy lejos de Navarra. Por entonces, el ámbito cultural predominante aquí era el francés y el español. Poca gente sabía alemán. De hecho, la traducción parece ser un empeño personal de Anjel Irigarai, un doctor y lingüista navarro, estudioso y promotor del euskera, que completó su formación médica en la Alemania de los años 30. Para él, era por entonces una referencia cultural y científica, no política. Él o su amigo Alexander Tapia, otro euskaltzale pamplonés que fue profesor en la prestigiosa universidad de Tübingen, debieron encontrar la obra y decidieron traducirla. Aunque no lo sabemos con certeza, cualquiera de los dos pudo ser el traductor, pues los dos dominaban el alemán, además del castellano, euskera y francés. Pero llegó la Guerra Civil, ambos fueron represaliados por su vasquismo y, desde luego, en pleno franquismo ni se les pasó por la cabeza poder publicarla. De todas formas, también la obra de Boissonnade sobre la conquista de Navarra permaneció en francés hasta casi un siglo más tarde.

¿Qué novedades metodológicas presenta Soldan respecto al estudio de la conquista de Navarra?

–Soldan es un historiador académico tal y como nosotros lo entendemos. Formado en las universidades de Giessen y Halle dentro la escuela historiográfica de Ranke, es concienzudo en el uso de la documentación. Hay que advertir que, en lo referente a Navarra, nunca manejó fuentes primarias. Es decir, se basa en lo que en su tiempo se había publicado sobre el tema. En ese sentido, no descubre nada nuevo. Lo sorprendente es su crítica documental, lo agudo de su deducción y lo claro de su exposición. Tiene lo que se dice buena pluma… incluso traducido. Se nota que también era pedagogo.

¿Cómo desmonta este autor los argumentos jurídicos para justificar la invasión (bulas papales, derechos dinásticos, tratados…) así como el resto de fuentes secundarias a las que recurre?

–Como buen rankeano, Soldan se mueve apegado a los documentos y en el plano de la política internacional. Es la historia desde arriba, que era lo que se estilaba en su época, con un predominio de las negociaciones diplomáticas y tratados jurídicos, aunque todo esto tuviese poco que ver con los navarros de a pie. Pero Soldan analiza con agudeza los argumentos cambiantes y hasta contradictorios con los que los sucesivos monarcas españoles, Fernando el Católico, el emperador Carlos V y su hijo Felipe II, quisieron justificar la invasión, ocupación y conquista militar e incorporación política de Navarra, que todas ellas son fases del mismo proceso. Como es sabido, esos dos últimos reyes tuvieron problemas de conciencia respecto a Navarra, y así lo dejaron escrito en sus testamentos. Con todo, el mejor parado sale el rey Fernando, que siempre basó su derecho en la bula papal.

¿Y qué dice Soldan en contra de ese argumento?

–Ya se sabe que el tema de las bulas levantaría postillas en Navarra hasta bien entrado el siglo XX. Que si no existieron, que si eran falsas… Tarsicio de Azcona ha dejado clara esta cuestión. Soldan no conoce las bulas auténticas que luego se hallaron, pero intuye que Fernando el Católico sí tenía respaldo en alguna de ellas. De todas formas, él hace hincapié en que en la Europa de principios del siglo XVI eran muchos los intelectuales -incluidos los oficialmente católicos- que consideraban que el Papa no podía privar a un rey de su reino. Al final, Soldan llega a la conclusión que la conquista y partición de Navarra en dos fue para España lo que hoy día entendemos como una razón de Estado.

Se argumenta que, como alemán, Soldan presenta una visión más neutra que los historiadores españoles y franceses, ¿hasta qué punto es esto cierto?

–Soldan no llegó a conocer la Alemania unificada. En realidad, él era ciudadano del Gran Ducado de Hessen. Pero su identidad es, sin duda, alemana y de hecho su militancia política es conocida. Fue presidente del Parlamento de Hessen. El tema de Navarra le pilla de lejos, por lo que lo trata sin ninguna pasión nacional. En aquél debate que duraba siglos sobre si Navarra debía de ser parte de España o de Francia -que siguiera siendo independiente nadie lo decía- tenía claro que desde luego no debía ser Alemania. Quiero decir que trata el tema sin las pasiones políticas y condicionantes religiosas que tenían los historiadores españoles, franceses y navarros de la época. Y su adscripción religiosa -Soldan era protestante- le liberaba también del condicionante religioso que, por ejemplo, tenían los historiadores navarros en una sociedad muy devota y en un momento que, recordemos, el mundo católico iba a proclamar el dogma de la infalibilidad del Papa. ¿Cómo enjuiciar entonces el determinante papel jugado por Julio II y León X al amparar la conquista española?

¿Cómo llega un historiador alemán a interesarse por la conquista de Navarra?

–Parece claro que Soldan entró en contacto con Navarra en su investigación sobre el protestantismo francés en el siglo XVI. Al estudiar el calvinismo, topa con Juana III de Albret, que ostenta el título de reina de Navarra, pero que sólo ejerce su poder en la pequeña parte del territorio situado al norte de los Pirineos, en la Baja Navarra. Así que, de pronto, interrumpe su trabajo y se dedica a estudiar cómo perdió esa reina la mayor parte de su reino.

¿Cuál es la aportación de su estudio introductorio?

–Mi trabajo ha consistido en explicar cómo se genera esta investigación alemana sobre nuestra tierra, que, dicho sea de paso, tiene el mérito de ser la única que la influyente historiografía germana dedicó al tema de Navarra. También dar a conocer la trayectoria vital e intelectual de este historiador y poner de manifiesto que es un investigador consagrado. Por supuesto, explico las circunstancias del hallazgo de la traducción y de la obra original e indago sobre quién pudo ser el traductor. Luego, es él quien habla.

¿Y qué supone Soldan para el conocimiento de la conquista de Navarra?

–Soldan trabaja con la documentación que se hallaba publicada en su tiempo, ya fuera en español, francés, italiano o latín. Como digo, tenía una buena formación humanística. Su tesis doctoral sobre el mundo griego la escribió y defendió en latín. La última de esas obras sobre Navarra había aparecido apenas ocho años antes. Desde el punto de vista del relato de los hechos, Soldan no aporta nada nuevo. De hecho, medio siglo más tarde aparecería la obra de otro «extranjero» sobre la conquista de Navarra, la de Boissonnade, que le supera con mucho en ese campo. Pero es en el análisis de la correspondencia, de las obras filosóficas y políticas, de los tratados y discusiones diplomáticas, donde centra su agudeza de análisis. Si Boissonnade ve la conquista en un marco casi medieval, Soldan lo hace en uno totalmente moderno.

¿Qué avances considera que se tienen que dar en la investigación de la conquista de Navarra?

–Es innegable que, desde el punto de vista de los acontecimientos, hoy conocemos mucho mejor lo ocurrido en Navarra entre 1512 y 1527 que cualquier otra generación de navarros en el pasado. Además, la labor de investigación histórica y arqueológica da nuevos resultados año a año. Y, lo más importante, estos hallazgos se difunden casi en tiempo real. Ahora que conocemos medianamente bien qué ocurrió, debemos centrarnos en por qué ocurrieron las cosas como ocurrieron. Es decir, hemos de pasar del nivel descriptivo al explicativo. Y eso es más difícil porque necesitamos formular conceptos y estrategias, y analizar factores que no quedaron bien recogidos en la documentación. Y otro tema, hemos de hacer un esfuerzo porque los navarros más jóvenes se acerquen a la historia de esta tierra, una historia que no es un cúmulo de curiosidades del pasado, sino lo que explica por qué la Navarra en que viven ellos ahora es así y no de otra manera.

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