La Sexta/ Imágenes inéditas de la tragedia de San Fermín de 1978: por qué Germán Rodríguez acabó con un tiro en la cabeza
Unas horas después de la muerte de Germán, un radioaficionado intercepta una conversación de la Policía Armada: «Preparad todas las bocachas y tirad con todas las energías. Y lo más fuerte que podáis ¡No os importe matar!».
Justo el año que se reforma la ley de secretos oficiales, en Sanfermines se produce uno de esos episodios de nuestra historia marcados por el secreto oficial. A pesar de la fiesta, eran días difíciles. En las calles de Pamplona se exigía el fin de los estados de excepción, querían amnistía para todos los presos. El chupinazo se tuvo que hacer desde la primera planta del ayuntamiento porque en la segunda un grupo se había encerrado para pedir la libertad de los presos.
En la tercera jornada de fiestas, lo que ocurrió en la plaza de toros desató el desastre. Al terminar la corrida, varias personas bajaron con una pancarta pidiendo amnistía para los presos políticos. Testigos de lo ocurrido cuentan en laSexta Columna que aquel día se «lio» con la llegada de la Policía: «Disparando contra los tendidos, humo pistolas de bolas y fuego real…». El descontrol de la plaza se transformó fuera en una manifestación multitudinaria con una brutal respuesta policial de la que todavía quedan muchas preguntas sin resolver.
LaSexta Columna habla con Fermín, que estaba allí aquel sábado de fiesta en Pamplona. Hubo 150 heridos, pero entre ellos no se encontraba su hermano Germán, un estudiante de sólo 23 años, militante de una organización comunista que había ido aquella tarde a los toros con sus amigos: «Fui al hospital. Había un listado de gente herida, y ya vi: Germán Rodríguez, herida de bala en la cabeza«.
En medio de tanta violencia, cuenta Fermín, vuelve a haber «cargas policiales, vuelve a haber tiros de fuego real, y ahí matan a Germán». Mintxo, que tenía sólo 17 años cuando pasó todo, estaba al lado de Germán: «En un momento determinado gritó que las balas eran de fogueo. Nos levantamos los dos y nos dio una ráfaga, a mí me dio en el brazo y a él desgraciadamente en la cabeza«.
Las fiestas de Sanfermin de 1978 se suspendieron, pero no los enfrentamientos. Sólo unas horas después de la muerte de Germán Rodríguez, un radioaficionado intercepta una conversación de la Policía Armada en la que se escucha: «Preparad todas las bocachas y tirad con todas las energías. Y lo más fuerte que podáis ¡No os importe matar!«, y «repeled lo que nos están haciendo estos 200 o 300 hijos de la gran puta que están aquí».