La primera prohibición de la lengua vasca: ciudad de Huesca, año 1349

Bandera Navarra - Euskera
La primera ley de prohibición del euskara de la que hay constancia fue una ordenanza municipal y data de 1349, en la ciudad de Huesca. En aquella época en la zona norte de Aragón se hablaba vasco. En la ciudad de Huesca, en cambio, al haber pertenecido a la marca superior andalusí gobernada desde Zaragoza, la lengua mayoritaria era el romance aragonés, aunque minoritariamente también se hablaba en vasco, en árabe y en hebreo. Los territorios aragoneses que rodeaban la ciudad de Huesca eran mayoritariamente de habla vasca.
Esta ordenanza prohibía el uso del árabe (algaravia), del hebreo (abraych) y del euskara (basquenç) en el mercado de Huesca a los corredores que se encargaban de dar carácter legal a través de documentos a la compra-venta de mercaderías hechas en esos idiomas bajo multa de 30 soles (moneda aragonesa); y obligándoles, por tanto, a realizar la compra-venta solamente en lengua aragonesa:
«Item nyl corredor nonsia usado que faga mercaduria ninguna que compre nin venda entre ningunas personas faulando en algaravia, ni en abraych nin en basquenç, et qui lo faga pague por coto XXX sol» («Ordenanzas de Huesca de 1349» en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, t. III, 1013, pag. 433).
Desgraciadamente no se ha conservado ninguna documentación en vasco de las compra-ventas realizadas en esta lengua, algo que habría sido muy útil para conocer el euskara hablado por los vascos que habitaban Aragón en aquellas épocas, un euskara que se cree que estaba emparentado con el extinto dialecto roncalés de Navarra.
Es muy significativo que en la Edad Media a partir del siglo XIV se comenzara a prohibir lo judío, lo árabe y lo éuscaro, ya que representaban la religión hebrea, la islámica y la antigua religión vasca, que era la que profesaban mayoritariamente los vascos.
Hay que decir, también, que en las juderías, tanto en Tudela como en Huesca, se celebraban actos culturales en los que se utilizaba el hebreo. Los comerciantes hebreos entre ellos, para no ser entendidos, tenían la costumbre de intercambiar palabras en este idioma que hacía incomprensible su entendimiento por personas que no fueran de dicha etnia. Los vascoparlantes de la ciudad de Huesca eran aragoneses de los pueblos circundantes que iban a núcleos urbanos a comerciar con sus viandas o gente vascófona establecida en las ciudades en las que el romance aragonés era mayoritario. Mientras que la comunidad árabe descendía de los árabes asentados en Huesca durante la pertenencia de esta ciudad al Islam.
En los años sucesivos vemos que esta prohibición del árabe, del hebreo y del euskara se repite de forma rutinaria en las ordenanzas municipales de la ciudad de Huesca.
Si bien las prohibiciones del árabe y del hebreo desaparecen con el paso de los años, debido a la progresiva asimilación cultural de estos y diferentes procesos de expulsión; la prohibición del euskara, por el contrario, se mantiene. En una ordenanza de Huesca datada en 1567 existente en el Archivo Histórico de Huesca se vuelve a prohibir la utilización del euskara a los corredores y según los responsables del Archivo existía otro documento del siglo XVII que volvía a prohibir la utilización de la lengua vasca.
Posteriormente cesan estas prohibiciones, dado que ya no había nada que prohibir. La lengua autóctona del norte de Aragón desde épocas prerromanas, el euskara, la que dio nombre a esta tierra (Aragón es un topónimo vasco que significa «valle”), se había perdido ya para siempre, y con ella, el pasado vasco de las tierras aragonesas.
Mientras judíos y árabes fueron expulsados en diferentes épocas, siendo considerados como comunidades exógenas a Aragón; los vascos, por el contrario, nunca fueron expulsados, siendo considerados como población autóctona aragonesa pero que debía ser asimilada en lengua y religión, al ser considerada su religión y su cultura inferiores a la cristiana y a la cultura aragonesa de origen latino.

Según el archivo histórico de Huesca, en el siglo XVI y XVII fueron innumerables también los procesos por brujería en Aragón en los que posiblemente vasco-aragoneses, fieles todavía a la religión vasca, fueron torturados, juzgados y quemados en la hoguera.

Según diversos estudios históricos y lingüísticos, el euskara, se mantuvo en pueblos de las provincias de Huesca y de Zaragoza hasta el siglo XVIII. Muestra de este pasado vasco de estas tierras, además de la toponimia vasca que en el Viejo Aragón (cuna del Condado de Aragón y posterior Reino de Aragón) representa más del 70% de los topónimos, los abundantes apellidos aragoneses de origen eusquérico. Considerados en el pasado como apellidos traídos por emigrantes navarros, la genealogía, actualmente, los considera como apellidos de familias aragonesas que antiguamente eran de habla vasca.

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