Homenaje a seis obaneses fusilados en 1936 en Ibero
Fue un acto sobrio, familiar y emocionante. Eran alrededor de las nueve y media de la mañana del sábado, y en el alto de las Tres Cruces de Ibero varias personas habían clavado sobre la tierra seis siluetas negras en las que podían leerse seis nombres y una fecha: octubre de 1936. Tras un intercambio de recuerdos y la lectura de un manifiesto, el grupo se disolvió y el paraje volvió a quedar en soledad. Así transcurrió el primer homenaje realizado sobre la misma tierra bajo la que permanecen enterrados seis vecinos de Obanos fusilados pocas semanas después del estallido de la Guerra Civil.
No fue hasta 2013, setenta y siete años después del alzamiento militar, cuando los familiares de los seis represaliados descubrieron que el corral de Valcaldera, lugar al que habían acudido durante más de treinta años con flores, no contenía ni rastro de los suyos. Y todo gracias a un minucioso trabajo de reconstrucción llevado a cabo por parte de Ángel Urío García, un trabajador jubilado de Mepamsa que desde 1978 sigue la pista de los obaneses purgados en el 36, entre los que se encuentra su abuelo, Cecilio Urío.
Según sus indagaciones, los hermanos Jesús y Rogelio Astráin Aget, Teodoro Jaurrieta Beaumont, Benjamín Zabalegui Vallejo, Pedro Lategui Santamaría y Rafael Ros Gosas no formaron parte de los 53 de Valcaldera. Los seis obaneses homenajeados el sábado fueron liberados de la cárcel de Pamplona, en la que habían ingresado unos meses antes por formar parte del sindicato UGT, el 29 de octubre de 1936. Lo sabe gracias a un expediente que encontró y que correspondía a Abdón de Luis Lasterra, vecino de Berbinzana y que había ingresado en prisión por haber cortado la línea telefónica de su pueblo para impedir que los sublevados contactasen con la Guardia Civil de Miranda de Arga. Abdón de Luis encabezaba una lista de presos entre los que se encontraban los seis vecinos de Obanos, y que presumiblemente fueron fusilados en Ibero el mismo día de su puesta en libertad junto con otros muchos hombres provenientes de otras partes de Navarra. “Fue a raíz del expediente de Abdón de Luis, del que colgaban los seis nombres de los de Obanos, cuando me di cuenta de que estaban en Ibero y no en Valcaldera”, asegura Ángel Urío.
Por eso, además de trasladar el acto al verdadero lugar donde permanecen los restos de sus familiares, el del sábado fue un homenaje, pero también un acto de reivindicación. “Ya es hora, después de 79 años, de que sean exhumados”, escribió Urío en su manifiesto, quien espera que el nuevo Gobierno de Navarra cumpla la Ley de Memoria Histórica y que haya partidas económicas para desarrollar las tareas de recuperación. “Y que sea pronto, no vaya a ser que desaparezcamos los que reclamamos”, remarcó. “El anterior mandato de UPN prometió 25.000 euros para esta fosa. La cosa se fue retardando y a falta de pocas horas firmó 3.000 euros que no nos sirven ni para la pala”.
Diario de Noticias, 2 de Noviembre de 2015