En el aniversario de la Gamazada
Los vascos en general celebramos derrotas como si fueran victorias, cuando ello solo lleva al jolgorio de quienes los gobiernan, sean reyes o dictadores. Es un tapado de los ojos de quienes se engañan a sí mismos, poniéndose la veda ellos mismos.
Un artículo en Tribunas del día 14, se animaba a celebrar el 127 aniversario de la Gamazada. Es un ir y venir con el conquistador y sus adheridos en todos los acontecimientos que nos han traído a gozar de los sinsabores de legislaciones que nos han sido impuestas. Pero para los dos autores del artículo en «Nafarroa una importancia nuclear: la defensa de nuestro autogobierno€ al margen de otras consideraciones, es a través de la certera utilización y gestión de las herramientas que nos permite nuestro autogobierno como tendremos capacidad cierta para avanzar en estas políticas desde Navarra». Además exalta la celebración de la Gamazada alabando a la Diputación del momento: «nuestros diputados forales (que) se reunieron con el ministro Germán Gamazo y no transigieron ante su amenaza de suprimir enteramente el Régimen Foral de Navarra€ es necesario recordar aquel encuentro con el ministro de Hacienda. Una cita que marcó el rumbo de la historia de Navarra y nuestra foralidad para siempre, y que conviene recordar frente al olvido y la desmemoria€» rememorando el 127 aniversario de la gesta de la Gamazada en este momento.
Lo ocurrido es diferente; los presupuestos económicos que la Ley de 1841 había dejado como potestad de Navarra solo la Administración de su Hacienda y esta limitada potestad desapareció en los presupuestos del año 1893 durante la Gamazada. No hay pues nada que celebrar. En la disputa de las Cortes madrileñas cayó Madrazo, pero los textos de los presupuestos, incluidos los navarros, pasaron a manos del Estado. Madrazo cayó por no saber imponerlos. El tema pues, como nos contaron a los navarros, es una entera tergiversación, llevada a efecto por nuestras propias jerarquías.
Visto el movimiento ciudadano que se dio en todos los pueblos y la lista de firmas de apoyo de la práctica totalidad, la Diputación se echó a la calle y encabezó la manifestación convocada en Pamplona, haciendo de tapa de puchero y acusando a Gamazo de ser el impositor, dando por acabado el episodio con su caída, y silenciando que se había perdido una potestad más. Hasta el Monumento a los Fueros del Paseo de Sarasate pues resulta ser un engaño. Resulta pues irónico aportar de ejemplo modélico a la Diputación que ocultó los hechos, y más aún que al presente lo sublimen políticos actuales como valor positivo de nuestras autoridades. El relato tiene la misma similitud de engaño en la historia oficial de los protagonistas del gobierno de Navarra durante las diferentes fases de los Convenios en el siglo XX y en lo que me atengo solo a hechos constatados del pelaje de los cargos posteriores y hasta el presente de promesas a sus naturales, solo fueron mentiras que han convivido al par de los Convenios.
Si hay que valorar las enseñanzas del pasado para acertar en la creación del futuro, nuestro pasado de vascos tiene toda una historia de dominación no exenta de colaboracionismo propio. Los informes y el historial de la ley de 1841 lo hicieron los naturales que vivieron a cuenta de ella, lo mismo que venía ocurriendo desde que el Consejo Real dominó totalmente Navarra el año de 1525. Basta ver lo ocurrido el año 1918 (25 años más tarde) cuando se pretendió pedir la anulación de la Ley de 1841 y los pueblos lo aceptaron incluida Pamplona. fue también otra Diputación la que volvió a impedir llevar a la práctica la nueva ilusión generalizada. Contamos la historia como es o nos estamos callados y dejamos como la contaron nuestros conquistadores. La historia de los Convenios es muy corta. ¿Qué decir pues del primer Convenio Económico del año 1925 puesto por la dictadura de Primo de Rivera y la Diputación colaboradora que se prestó a ello, haciendo de las dos partes una?
Una falsedad histórica de imposición dictatorial llevó a otra. La dictadura de Franco en el año 1941 impuso un 2º Convenio, igualmente con la colaboración de la Diputación (provincial desde el año 1841) y sobrevenida tras el asesinato de unos 3.500 navarros, en una zona que no fue campo de guerra. Con el total apoyo de la Diputación de Navarra. El tercer Convenio y ya con Fraga de ministro de Economía, se estableció el año 1969 que los Convenios serían renovados y cambiados cada 5 años. El oscuro debate que mantuvieron lo diputados y el Consejo de Diputación que en aquellos momentos existía, para aprobar lo que ya era de obligado cumplimiento, se debatió sin llegar a aclarar cual era el sexo de los ángeles. A ello siguió la actual Constitución en un marco plasmado por jerarcas del dictador el año 1978 y es ahí donde se puede hacer el ridículo dándole una especificada que no señaló cuál era esta, pero sí que quedaba bajo el amparo constitucional. Actualmente las renovaciones de los Convenios quedan a la voluntad de los gobiernos del Estado de cada momento, así como las recusaciones. Actualmente el Convenio es de renovación cada 5 años y es modelable en razón de cualesquiera reformas hechas por el gobierno del Estado en sus funciones. Las fechas de celebración las señala el gobierno de turno y los temas aprobados por el gobierno o el Parlamento. Su celebración la marca el gobierno del Estado y sobre retrasos (hasta ahora siempre ha sido por razones de los gobiernos del Estado) y ya han ocurrido en diversas y repetidas ocasiones.
La situación actual dista mucho de ser normal, sino que el gobierno del Estado se reserva acuerdos, los limita o los niega solo como ejemplos, la Ley del Código Civil o los cerca de 20 acuerdos del Parlamento navarro que se hallan bailando por los despachos de Madrid pues como dice Ayuso presidenta de la Comunidad de Madrid, en la que se registran empresas que abandonan Navarra por exenciones tributarias, la Comunidad «Madrid es España» y se están llevando empresas navarras a base de exenciones tributarias que Navarra tiene prohibidas en el Convenio.
No voy a hacer un recorrido de las incumplimientos e impedimentos que se prodigan e incluso citan los autores del artículo comentado, pero desde la política el sentido y el sentido de actuar en base al Derecho natural. Las leyes no hacen derecho. Es el Derecho sobre el que se deben hacer las leyes. Se puede seguir admitiendo un Convenio Económico concebidos por dictadores que modelaron y convivieron con las diputaciones de Navarra y que incluso lo hicieron sin respeto a las vidas? ¿Hace falta algo más para denunciar el convenio y pedir la elaboración de uno nuevo por su parlamento y que pueda ser votado por su pueblo?
Pedro Esarte Muniain