El exilio navarro recibe, por fin, su merecido homenaje en Elizondo
La Plaza de los Fueros de Elizondo se quedó pequeña este domingo, para acoger a la multitud que acudió al homenaje ofrecido por la Comunidad Foral al exilio republicano navarro, cifrado en unas 1.400 personas, cuyos nombres se pudieron encontrar en un panel instalado en la plaza de Elizondo.
La presidenta de Navarra, María Chivite presidió el acto que reunió a buena parte de los representantes del Gobierno, los vicepresidentes Javier Remírez y José María Aierdi y otras consejeras y consejeros, así como el delegado del Gobierno, José Luis Arasti, y varios parlamentarios.
Chivite resaltó «el compromiso del Ejecutivo foral con la memoria de quienes se vieron obligados a abandonar Navarra tras el golpe militar de julio de 1936. Las razones de esta marcha estuvieron en muchos casos vinculadas al compromiso y lealtad con el gobierno de la República».
María Chivite también dedicó unas palabras a las familias de exiliados que acudieron al homenaje, señalando que «quienes estáis hoy aquí conocéis muy bien la interioridad y la profundidad de esta experiencia traumática y durísima, así como la amargura de la salida precipitada, y los horrores de la retirada, con persecuciones y bombardeos».
Chivite destacó que «Navarra tiene una deuda con el exilio republicano, al que durante muchos años se dio la espalda y se os aparcó en la crueldad del olvido. Y también no sólo perdieron quienes tuvieron que marcharse, sino que también a nuestra Comunidad se le sustrajo un valioso patrimonio humano que era parte de la cultura, de las artes, de la economía, de la sociedad. En definitiva, todas esas personas son parte de nuestra historia como navarros y navarras».
Por último, subrayó «la necesidad de mirar críticamente la violencia injusta del pasado y aprender para construir día a día una sociedad más justa y más plural, y para forjar entre todas y todos una convivencia entre diferentes».
Junto a la Presidenta, también intervinieron el presidente del Parlamento, Unai Hualde; el alcalde de Baztan, Joseba Otondo; y tres familiares de exiliados: Sara Soriano Goikoetxea, María Carmen Yárnoz Húder y Ana Araujo Hualde, que coincidieron en el deber de mantener la memoria para que perdure el recuerdo de estas personas que dejaron una huella imborrable de honor y justicia.
Unai Hualde ensalzó «el esfuerzo institucional para terminar con décadas de mutismo, e impulsar la causa de la libertad, la justicia, la paz y la convivencia».
Por su parte, Joseba Otondo indicó que el lugar de memoria de Elizondo llega 40 años tarde, pero que por fin ha llegado, por lo que los cientos de personas que tuvieron que huir y las personas que participaron en las redes de apoyo tendrán un lugar de recuerdo. También nombró a Marx, quien decía que la historia ocurría dos veces, primero como una tragedia y luego como una miserable farsa. Para evitar tragedias y farsas, hay que analizar el recuerdo y la memoria, buscando la verdad y la justicia.
En el homenaje también participaron la Coral de Elizondo, que interpretó el Himno de Navarra, Zeruan eder ilargia e Izar ederrak y Baztango Xulubitariak, que interpretaron Baztango aireak.
El acto concluyó con una ofrenda floral ante la escultura en recuerdo del exilio denominada Babesaren Muga, obra del artista arizkundarra Mikel Iriarte. Ante este monolito, declarado recientemente Lugar de Memoria Histórica de Navarra, dantzaris de Baztandarra y Gure Txokoa Dantza Taldea bailaron un aurresku de honor.
Diario de Noticias, 20/11/2021