El escudo navarro de Enrique V de Inglaterra; una rareza histórica

Escudo navarro de Enrique V

Escudo navarro de Enrique V


El escudo navarro pomelado con el carbunclo fue la representación del Reino de Nafarroa durante siglos y está presente en infinidad de lugares históricos vinculados a esa estructura política. Pero lo sorprendente es que también aparece en el escudo funerario de Enrique V de Inglaterra que se conserva en la abadía de Westminster de Londres. Esta es la explicación de una rareza histórica.

¿Qué pinta una representación del viejo reino pirenaico en el emblema funerario de un soberano inglés? Todo tiene que ver con las relaciones familiares del rey de Inglaterra Enrique V. En 1422 fallecía este soberano, cuyo cuerpo iba acompañado por un escudo que, en realidad, había pertenecido a su padre Enrique IV, y que desde entonces se puede ver en la abadía de Westminster junto a su espada, un casco y una silla de montar.

Con ese emblema, se ponía de relieve el doble vínculo familiar que unía a Enrique V con la casa real navarra. El primero de ellos se remontaba a comienzos del siglo XIV, cuando Juana I de Nafarroa era también reina de Francia por su matrimonio con Felipe el Hermoso.

Su hija Isabel se casó con Eduardo II de Inglaterra, con lo que la casa real navarra de entonces emparentó con la inglesa, de tal manera que Enrique V era trastaranieto de Juana I de Nafarroa. Por lo tanto, ese vínculo familiar podía explicar la presencia del emblema navarro en su escudo funerario.

Pero esa relación parece excesivamente lejana en el tiempo y resulta más factible que tenga que ver con un vínculo también navarro y más reciente, aunque indirecto. El padre del soberano era Enrique IV, que se casó dos veces. Su primer matrimonio fue con María de Bohun, condesa de Nothampton y Hereford, y se celebró el 27 de julio de 1380. De ese enlace nacieron siete hijos, el segundo de los cuales fue Enrique, aunque su hermano mayor murió el mismo año de su nacimiento.

María de Bohun falleció al dar a luz a su última hija el 4 de julio de 1394 y nueve años más tarde, el rey de Inglaterra decidió casarse de nuevo. El matrimonio se celebró en la catedral de Winchester el 7 de febrero de 1403 y la novia era Juana de Nafarroa, hija del rey Carlos II el Malo. Por lo tanto, la princesa navarra se convirtió en la madrastra de Enrique V.

Las armas de Juana de Nafarroa estaban presentes en el escudo funerario de Enrique IV en homenaje a su segunda esposa cuando este falleció el 20 de marzo de 1413 en la abadía de Westminster.

Su heredero, Enrique V, fue coronado con 26 años y llegaba al trono con fama de gran guerrero, ya que había conseguido sofocar sendas revueltas de irlandeses y galeses. Esas habilidades militares volvieron a ponerse en evidencia en su enfrentamiento con Francia en el marco de la Guerra de los Cien años. El soberano inglés consiguió el 25 de octubre de 1415 una sorprendente victoria en Agincourt que permitió a los británicos hacerse con media Francia.

Siete años más tarde fallecía en suelo galo, mientras dirigía nuevas operaciones militares. La causa de su muerte fue una enfermedad no del todo aclarada, ya que según las fuentes murió por disentería, lepra o incluso por una enfermedad venérea.

Su cuerpo fue trasladado a Inglaterra para ser enterrado en la abadía de Westminster. En las exequias se utilizó el escudo funerario de su padre en el que aparece el emblema navarro y que sigue en ese lugar casi seiscientos años después.

¿Por qué el escudo funerario de Enrique IV se utilizó en las exequias por su hijo Enrique V? Al parecer la respuesta radica en el reverso del escudo, donde se encuentra un elemento que lo hace único.

Según los expertos, ese espacio está cubierto con una de las sedas chinas más antiguas de Europa y que tiene una calidad calificada de imperial. Esa seda habría llegado al norte de Europa desde China a principios del siglo XIV, en un momento en que los historiadores consideraban que la Ruta de la Seda estaba cerrada al tránsito de mercancías.

Sea como fuere, esa seda llegó a Inglaterra y pasó a decorar ese escudo en el que el pomelado con carbunclo navarro aparece para recordar una época en la que Nafarroa era un reino más de Europa.

Naiz / Pello Guerra / 14/02/2018