Opinión / Iritzia

Medio siglo

Aingeru Epalza

Aingeru Epalza


Aingeru Epaltza. La semana que viene, Euskaltzaindia celebrará en Arantzazu los 50 años de la forma estándar de la lengua vasca. No ha sido un camino fácil. Durante los primeros años, de forma paralela a las discusiones académicas, el mundo del euskera vivió un fuerte debate social entre partidarios y detractores de la unificación.



Poco a poco, acabó por aceptarse una realidad incontestable: el idioma no sobreviviría sin entrar en la administración, la educación y los medios de comunicación, y eso resultaba imposible sin una norma unificada. La discusión sobre la conveniencia o no del batuala cerramos los vascoparlantes hace no menos de 30 años. Hoy en día, los niños tienen los mismos libros de texto en Tudela y en Oiartzun, y un documento administrativo del Gobierno de Navarra maneja básicamente la misma terminología que otro del Gobierno Vasco.
Los medios de comunicación, por su parte, utilizan un registro u otro, dependiendo de su ámbito de difusión. La norma de Euskaltzaindia es ley en ETB, Berria o Argia, mientras que su utilización es mucho más laxa en publicaciones y radios locales. Más aún en redes sociales e internet. No puedo evitar una cierta perplejidad cuando en algún medio de comunicación de la derecha, sobre todo en Navarra, se lanzan dardos dialécticos contra la forma unificada de la lengua vasca.
A gente que no sabe decir una palabra en ninguno de sus dialectos y variedades le da periódicamente por resucitar un debate que los interesados enterramos hace décadas. La estandarización del euskera constituye uno de los experimentos más exitosos del mundo en materia de normalización lingüística. A algunos eso debe de ponerles de un humor de perros.

Mientras especialistas de los cuatro continentes vienen aquí a estudiar cómo lo hemos hecho, gente indocumentada y sectaria se permite sonrojantes chorradas sobre un tema del que no saben nada, ni quieren.


 

El euskara, por debajo de las lenguas extranjeras

José María Blanzako

José María Blanzako


Jose Mari Blanzako. Quisiera aclarar ante la población de la Ribera en particular, y la zona no vascófona en general, la sarta de invenciones y de disparates que PSOE-PP-UPN dicen sobre la imposición del euskera en esta zona y los beneplácitos que la Administración navarra le otorga en detrimento de otras lenguas extranjeras.

Según un estudio de compañeros/as de Administrazioan Euskaraz Taldea, el Defensor del Pueblo decía que el Gobierno de Navarra seguirá, en las convocatorias de la Ribera (y de toda la zona no-vascófona) puntuando el alemán, inglés y francés y no puntuando el euskara. La puntuación del euskara es cero, mientras que cada lengua extranjera supone 2 puntos en los concursos de traslado y en los concursos-oposiciones en la Administración Núcleo y Salud.

El Defensor del Pueblo se lo ha recordado más de una vez al Gobierno de Navarra: que no se puntúe más una lengua extranjera que el euskara, ya que tiene estatus de lengua propia de Navarra y en parte cooficial.

A pesar de todo, el Gobierno de Navarra, el 28 de junio de 2018, decidió no hacer caso al Defensor del Pueblo (expedientes Q18/125 y Q18/423). Para ello dio dos argumentos: por un lado, que el famoso Decreto Foral 103/2017, del Euskara, no obliga a puntuar el euskara en la zona no vascófona y por otro lado, que la disposición transitoria cuarta del decreto foral establece que hasta que no se analice cada puesto de trabajo se aplicarán las puntuaciones mínimas para el euskara, que en la Ribera es cero.

Las palabras del propio Defensor del Pueblo son muy claras: “Transmito mi disgusto porque la Administración no haya adoptado una actitud más favorable respecto de su queja y a la recomendación formulada”.

Cabe destacar que la mencionada disposición transitoria cuarta del decreto foral solo se refiere a la zona vascófona y mixta, no a la zona no vascófona y, por lo tanto, no es excusa para actuar de este modo. Por otra parte, la Ley del Euskara de 1986 es la que otorgó su estatus al euskara, evidentemente por encima de las lenguas extranjeras y la Ley está por encima de los decretos forales. Es increíble que durante cuatro años en gran parte de Navarra no se haya podido poner el euskara a la altura del alemán, por ejemplo. Y por lo que parece seguiremos igual.

Está claro que la exclusión hacia la otra lengua de los navarros/as es una realidad en la Ribera, es decir, la discriminación hacia las personas que libre y voluntariamente lo quieren aprender es una evidencia.

De esta forma y siguiendo el camino que señalan estos partidos, seguro que no podremos normalizar nuestro idioma, algo fundamental en el contexto de la convivencia entre personas de la misma comunidad, es decir, zona mixta y vascófona irán distanciándose de la otra Navarra, en temas como el socio-lingüístico, porque en el económico y social es una realidad contrastada ya que nos han tenido 30 años marginados y desfavorecidos a los riberos y riberas. Fueron dirigentes de la Administración pública Navarra, hombres y mujeres de esta zona, los y las que despilfarraron dinero y acometieron proyectos sin ningún sentido, negando al mismo tiempo, nuestras raíces y sentimientos.

Por último, agradecer al colectivo Administrazioan Euskaraz Taldea su labor en pro de la normalización de nuestra lengua, el euskara.