Opinión / Iritzia

Sigue el saqueo de Navarra

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Tomás Urzainqui Mina. La crisis económica global ha dejado al descubierto a la clave actual de la conquista continuada que sufre Navarra, en concreto se trata del sistema impuesto -llamado eufemísticamente convenio y concierto en la marítima- organizado para hacer permanente la sumisión, el estrangulamiento económico, el fraude fiscal crónico como eficaz soborno y el expolio fiscal a favor del Estado conquistador, a lo que se añade la general desregulación y desprotección de los derechos laborales, sociales, civiles y políticos de la gran mayoría ciudadana, sobre la que recae en injusta cuantía la carga tributaria real.

Del mismo modo que las numerosas y recientes destrucciones en el patrimonio de Navarra se han hecho con la permisividad de la institución Príncipe de Viana (por ejemplo, el desmontaje del Palacio Real de Pamplona o la eliminación del riquísimo yacimiento arqueológico de la Plaza del Castillo), igualmente el Parlamento y el Gobierno de Navarra consienten el expolio de Navarra a través del citado convenio. Cualquier asunto que afecte directamente al sistema financiero -así las operaciones de bolsa, los movimientos de capitales, Fondos de Inversión Patrimonial, SICAV- tributa al 1% o al 0 %, frente al 23 % mínimo que es la carga tributaria impuesta y pagada individualmente por los trabajadores sobre su renta del trabajo o IRPF. Un refuerzo de la conquista continuada se ha añadido en la práctica con la hiperextensión de la economía financiera. El sistema de crédito se ha convertido en el nuevo conducto de extracción de riqueza de la sociedad conquistada, en gran medida por el capital financiero monopolista español, obligando a complementar a los bajos salarios de los trabajadores con créditos privados a la vivienda y al consumo, y por otro lado con el sometimiento colectivo de la sociedad conquistada mediante el endeudamiento financiero público.

Al mismo tiempo, el paro -y la galopante precariedad laboral provocada- producen el aumento del número de navarros que necesitan cobrar la Renta de Inserción Social. La precariedad, impuesta también normativamente desde el Estado conquistador, va dirigida directamente contra la cohesión de la sociedad conquistada, con el objeto de debilitar el natural impulso de liberación y desconquista de la ciudadanía navarra y de su propio Estado, como único garante posible del estado de bienestar. A este respecto, el inaudito robo completo -por su pandilla directiva, consejera y gestora- de la Caja de Ahorros de Navarra, que estaba bajo el control en régimen de monopolio durante los últimos quince años de los dos partidos políticos conquistadores, sin presencia alguna del patriotismo navarro o de la clase trabajadora, ha originado una agudización absoluta del desmantelamiento del imprescindible sistema financiero público navarro.

La generalización de la especulación financiera trae como consecuencia que los recursos que se podían destinar a la actividad productiva, industria, agricultura, pesca, construcción de escuelas, centros de salud o carreteras, se desvían hacia los mercados financieros buscando su rápida revalorización. La Alta Navarra a mitades del 2015 acumulaba una deuda pública de 3.586 millones de € (20 % del PIB), cuando la deuda pública viva se ha multiplicado desde 2008 por 4,1 que era de 868 millones de € (4,6 % del PIB). La deuda privada ascendía en el mismo periodo a 34.273,8 millones de €. El conjunto del endeudamiento de la Alta Navarra, publico y privado, supera el 190% de su PIB. El conjunto del endeudamiento, público y privado, de la Navarra marítima supera el 107 % de su PIB. La deuda pública autonómica por habitante, sin incluir la parte que se nos imputa por deuda del Estado español, era a 30 de junio de 2015 de 5.199 € en Alta Navarra y 4.185 € en la Navarra marítima, lo que significa que no solamente se nos están limitando los derechos económicos y sociales, sino que se nos está expoliando como sociedad conquistada, hipotecando el futuro. Otro ejemplo es el pago, mediante peajes en la sombra, de cuatro veces más por el coste de la construcción de las autovías. La globalización financiera acelera la consolidación de una estructura de relación interestatal a nivel mundial cada vez más jerarquizada, y que en Europa está desencadenando un nuevo enfrentamiento hegemonista entre los grandes estados y los pequeños. Lo que adquiere intensidad y características especiales en los estados conquistadores, como España y Francia, con respecto a los estados conquistados, por ambas, de Navarra, Cataluña, Córcega o Bretaña.

Sin ir más lejos, ha desaparecido entre 2008 y 2016 uno de cada cinco euros del total del gasto público efectivo, alegando que es debido a la crisis económica global, pero una lectura de los presupuestos públicos de la Alta Navarra de todos esos años nos descubrirá otra cosa, cuando en dicho gasto se comprueba que se incluye el importe anualmente creciente del cupo pagado a Madrid y los desproporcionados costes financieros originados para atender al provocado déficit presupuestario. La carga financiera de la deuda pública para 2016 ascenderá en Alta Navarra a 368,89 millones de € y en la Navarra marítima el coste será de 1.170,13 millones de €. En 2016 desde la Hacienda pública en la Alta Navarra se gastará un 18,4% menos que lo dispensado en 2008 y en la Navarra marítima un 0,55 % menos, pero en 2016 el peso de la deuda pública y del Tren de Alta Velocidad disminuyen notablemente el gasto social. Sin tener en cuenta las ayudas a determinadas empresas que contribuyen al fisco cada vez menos, a pesar de aumentar sus beneficios declarados y con cargo a gastos presupuestarios públicos.

El llamado expolio fiscal se da aquí -con igual o mayor intensidad- que en la balanza fiscal entre Cataluña y España, aunque de otra forma, y, sin embargo, sorprendentemente todavía no es contemplado con la atención que debiera, cuando si se somete el cupo o aportación al Estado español a un análisis económico y político imparcial se comprenderá el papel central que ocupa esta institución en la estructura de subordinación y empobrecimiento del conjunto de la sociedad navarra, conquistada de continuo.


 

Los Fueros y Hermilio de Olóriz

FuerosLaTxistorraDigital

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Antonio Urra Maeztu
. Ante los ataques recientes a los Fueros me viene el recuerdo del libro La Cuestión Foral de Hermilio de Olóriz, defensor y enamorado de todo lo nuestro. El libro es una crónica minuciosa de los acontecimientos de La Gamazada en 1893 y 94. Con la Ley Paccionada de 1841 Navarra deja de ser Reino y se convierte en provincia de España, esa ley nos conserva una pequeña parte de la legislación del Viejo Reino, son ahora nuestros Fueros. Gamazo los desprecia y crea una reacción insospechada en cada uno de los navarros. Llega a decir Olóriz que “bendito el atropello de Gamazo que produce esta reacción de Navarra”. Impresionantes las manifestaciones en cada pueblo y principalmente la del domingo 4 de junio en Pamplona ¿Fueron 20.000?, muchísimos teniendo en cuenta la escasez de comunicaciones en la época, en tres días se consiguieron “140.000 firmas para enviar a Madrid, de todos los navarros que sabían escribir”, curioso ver en internet las firmas de nuestros familiares.

El Monumento a los Fueros, tras un concurso de arquitectos, subvencionado con aportación popular de 0,25 hasta 25 pesetas para las familias, además de las ayudas de instituciones. Triunfal la marcha a Madrid de nuestros diputados con despedidas del tren en cada estación, inenarrable el recibimiento de la vuelta desde Cortes, Tudela y sobre todo en Castejón, donde se juntaron miles de personas, Casilla de Beire, Olite, Tafalla… El Orfeón les cantó el Guernikako Arbola.

Los navarros estuvieron arropados por representantes de las tres provincias vascas y por catalanes como Luis Doménech o Pablo Colomer. Unos 14.000 pamploneses los recibieron, en medio de la lluvia. Han pasado 500 años desde 1512 más de cien de La Gamazada. Seguimos igual. Durante los años de gobierno el PP se ha opuesto a 16 leyes forales. En caracteres ibéricos está escrito en el Monumento a los Fueros: “Al extranjero le damos acogedora hospitalidad pero no queremos soportar su yugo. Oídlo bien hijos nuestros”.