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En el 600 aniversario del nacimiento del Príncipe de Viana

Príncipe de Viana

Príncipe de Viana


A la muerte de Carlos III de Navarra, le sucedieron en el trono su hija Blanca y su marido Juan, uno de los Infantes de Aragón a los que hace referencia Jorge Manrique.

Habían contraído matrimonio en la catedral de Pamplona el 10 de julio de 1420, y en 1421 nació su primer hijo Carlos, el Príncipe de Viana. Doña Blanca falleció en 1441, año en que se puede dar por iniciado el conflicto entre Juan II de Aragón y su hijo don Carlos.

El Príncipe de Viana: Lugartenencia

La muerte de la reina no dejó abierta la sucesión al trono navarro al Príncipe de Viana. En 1439 doña Blanca dictó testamento, en el que nombraba heredero del reino y del ducado de Nemours a Don Carlos. Sin embargo, establecía que éste no podría tomar posesión de estos títulos sin “la benevolencia et bendiçión de su padre o despues de su fallecimiento”. Esta cláusula debió ser el principal tema de discusión en la reunión celebrada entre el Príncipe de Viana y su padre en Santo Domingo de la Calzada, en la que desde luego se definió la nueva situación del reino. Don Juan conservó el trono, mientra Don Carlos quedó al mando efectivo del reino como lugarteniente de Juan II.

Juan II
Juan II

El príncipe dispuso del reino a su libre albedrío como lugarteniente durante un periodo de nueve años, en los que la presencia del rey Juan II en el reino fue nula. En los actos de gobierno del príncipe estuvo muy presente la figura de Jean de Beaumont, prior de la orden de San Juan de Jerusalén y descendiente de la rama ilegítima del infante Luis, hermano de Carlos II el Malo. En los Beaumont se apoyó el príncipe como medio de consolidación de su propia figura a cargo del gobierno del reino. Mientras, Juan II encontró un claro apoyo en la figura de Pierres de Peralta, consejero a su vez de la difunta reina Blanca I.El Príncipe de Viana

Los problemas surgirían cuando, a partir de 1444, don Juan necesitó recurrir a las Cortes navarras en busca de financiación para suscampañas castellanas. A partir de ese momento, los cuarteles otorgados por las cortes navarras al príncipe irán descendiendo en favor de su padre. Ello, unido a la presencia en Navarra de la segunda esposa del rey, Juana Enríquez, en Navarra (que en apariencia hacía decaer los derechos de Juan II sobre el trono navarro), llevarían al príncipe y a sus partidarios a iniciar toda una serie de movimientos que terminarían derivando en el inicio de la guerra civil entre agramonteses, partidarios de Juan II, y Beaumonteses, partidarios del príncipe.

El Príncipe de Viana, guerra civil
El Príncipe de Viana, guerra civil

El Príncipe de Viana: Guerra Civil y prisión

En julio de 1450, Don Carlos y parte de sus partidarios se trasladaron a Guipúzcoa, buscando el apoyo castellano contra las pretensiones de Juan II. Al mismo tiempo Jean de Beaumont y Juan de Luxa se alzaron en San Juan de Pie de Puerto contra el rey, contando inicialmente con el apoyo de Álvaro de Luna y Juan II de Castilla.

La guerra se caracterizó por el empleo de la táctica de asedio de plazas enemigas. La más destacada batalla del conflicto en este momento fue la de Aibar, en el otoño de 1451. Don Carlos, al que Aibar le era enemiga como plaza agramontesa, intentó evitar la batalla enviando una embajada en la que solicitaba, como condiciones, la amnistía completa para todos sus partidarios, el reconocimiento de los pactado con los castellanos en Puente la Reina, la devolución de todo lo confiscado desde el inicio del conflicto y la capacidad plena de gobernar sin intromisiones del rey cuando éste estuviera ausente. Aunque Juan II se mostró conforme con la mayor parte de las condiciones impuestas por el príncipe, las negociaciones se rompieron repentinamente al 23 de octubre. El bando beaumontés sufrió una grave derrota, que terminó con la rendición del príncipe.

Así comenzó su primer periodo de prisión, al tiempo que la guerra civil se extendía por el reino. Desde prisión conoció también el nacimiento de su nuevo hermano, el infante Fernando, el 10 de marzo de 1452. Precisamente durante este periodo se habría planteado la idea de escribir la historia del reino, resaltando su propio linaje, como forma de justificar su derecho a reinar. En los últimos momentos de presidio, escribió también un testamento ológrafo en el que nombra a su hija ilegítima, Ana (nacida de sus amores con María de Armendáriz) heredera legítima del reino y de sus bienes.

“(…)Yo, el Príncipe Charles, temiendo morir, mientríe tengo logar, ordeno y fago este mi testamento, de mi propia mano scripto, (…) ordeno e mando, e así á D. Luys de Beaumont, mi primo e governador general por mi en el dicho Reyno, como á Don Jhohan de Beaumont mi tio, a todos los otros deudos, criados e subditos mios, (…) alcen por Reyna del dicho mi Rey no de Navarra e por Señora suya á Doña Anna de Navarra, fija mía, como á persona que por virtud de la fé que por cyerta manera tengo dada á su madre, le pertenesce después de mis días legítimamente la succesión del dicho Reyno y no á otra persona alguna (…)”

El presidio del príncipe terminó en 1453, cuando las Cortes de Aragón intervinieron a favor de Don Carlos. El príncipe seguía reconociendo la dignidad regia de Juan II, al tiempo que se encomendaba a su tío, Alfonso V el Magnánimo de Aragón. A partir de ese momento, el príncipe se instaló en Pamplona, lo que supuso el desarrollo de una administración paralela a la oficial. Así, terminarán por desarrollarse unas cortes Agramontesas y unas Cortes Beaumontesas, que dictarán leyes y órdenes contrarias entre sí, y que funcionarán de forma paralela.

El Príncipe de Viana: Exilio

Mientras, el desarrollo del conflicto entre agramonteses y beaumonteses se agravó con la libertad del príncipe. Como consecuencia, Juan II tomó una drástica decisión: desheredar al príncipe y a su hermana Blanca en favor de su otra hija, Leonor, y del marido de ésta, Gastón de Foix.

La muerte de El Príncipe de Viana
La muerte de El Príncipe de Viana
Este cambio en la línea sucesoria fue aceptado y ratificado por las Cortes agramontesas en la primavera de 1456. Por su parte, Castilla no intervino en favor del príncipe ante estos cambios.

Ante esta nueva situación, el Príncipe de Viana decidió exiliarse, nombrando antes de su partida a Jean de Beaumont gobernador del reino. La reacción de Juan II fue de legitimar definitivamente a Gastónde Foix como heredero, a través de las cortes reunidas en Estella en enero de 1457.

Revista de Historia


La peste negra despobló unos 200 lugares en Navarra

La peste

La peste


Las pandemias han visitado a la humanidad durante toda su historia. La han diezmado, la han golpeado y en muchas formas la han transformado. Héctor García Montero, profesor de Historia e Instituciones Económicas de la UPNA, decía que lo extraño de nuestro tiempo que, al menos en Occidente, hayan pasado cien años entre pandemias, que lo usual era que todas las generaciones vivieran una, de mayor o menor intensidad.

Fue una de las ideas que surgieron hace unos días en una jornada de divulgación organizada por la Cátedra Laboral Kutxa Divulgación del Conocimiento y Cultura Científica de la UPNA que unió para hablar de pandemias a una historiadora, la catedrática Eloísa Ramírez Vaquero; un microbiólogo, el catedrático Gerardo Pisabarro de Lucas, y a un profesor de Historia e Instituciones Económicas, Héctor García. Les moderó el el director de la cátedra, Joaquín Sevilla Moróder.

Historia: las pérdidas navarras de la peste

Eloísa Ramírez Vaquero habló de mucho de lo que diferencia las pandemias de hoy con las de tiempos pretéritos. De las cifras, hoy más o menos claras, pero en la antigüedad tan difusas que obligan a hablar de horquillas de millones de muertos. “Muchas veces las fuentes que tenemos son relatos, crónicas…”. De las enfermedades, hoy diagnosticadas con exactitud, pero desconocidas en el mundo antiguo. Los historiadores deben basarse en descripciones de los síntomas, si hay suerte de que alguien lo haga.

Son épocas en las que a las enfermedades se las llamas pestes, porque existe la conciencia de que vienen por el aire. “Por eso se toman medidas como el confinamiento, el aislamiento, las mascarillas o el cordón sanitario, que se conocen al menos desde el siglo II”. Eran epidemias que, como hoy, generan miedos, que a veces derivaban en la búsqueda de culpables en “marginados , minorías religiosas, el abandono del culto a los dioses…”.

Algunas de esas pestes no lo eran pero otras sí, en especial la peste negra bubónica, que tuvo su aparición más devastadora en 1347 y en oleadas posteriores. Navarra, como buena parte de Europa fue una de sus víctimas. Ramírez Vaquero habló de una mortalidad en torno al 60% y una despoblación brutal. “Entre la mitad del siglo XIV y la mitad del siglo XV unos cien lugares se despueblan en Navarra. Pero si nos extedendmos a todo el siglo XV, con otras oleadas de la peste, podemos llegar hasta 200. Olite y Artajona, por ejemplo, jamás recuperaron las cifras de antes de la peste”.

Microbiología: las carreras de la pandemia

Gerardo Pisabarro señaó que cuando un virus nuevo ataca, se producen dos carreras: una entre el microorganismo que trata de extenderse y el sistema inmune que trata de evitarlo, y otra en el nivel más social, cuando el virus va saltando de persona en persona, una carrera en la que juegan un papel fundamental los factores que favorecen el salto o los dificultan, como el distanciamiento social, las mascarillas, el lavado de manos…

El catedrático de la UPNA, que apuntó aclaraciones de términos como el hecho de que una pandemia “no es una enfermedad más grave, sino una que se ha extendido más”, o que habló de detalles como que lo extraordinarios que son esos microorganismos capaces de vivir a 37 grados, los de nuestro cuerpo, hizo una apuesta por las vacunas. Si los microorganismos son capaces de evolucionar, también lo es nuestro sistema inmune. “A medio y largo plazo, la vacunas van a ser el sistema”, por delante de los antibióticos. “ Con la vacunación podremos hacer que la población sea tolerante y resistente a la enfermedad, de manera que cuando lleguen nuevas oleadas de la epidemia, van a ser cada vez menos fuertes y se transformarán en una enfermedad estacional”. Eso sí, apuntó al respecto de las recciones adversas que se han producido, como todos “somos diferentes, y los patógenos también lo son es imposible predcir al 100% lo que va a ocurrir”.

Pisabarro criticó que tras la epidemia de gripe A de 2009, un virus mucho menos virulento que el de ahora, “los sistemas de vigilancia epidemiolócia se relajaron. Debemos aprender que no deben bajar las defensas”. Porque habrá nuevas pandemias. Las de gripe llegan cada 20 o 30 años, con lo que podría aparecer en torno a 2030 y en 2040 podría ser el turno de un nuevo coronavirus, más o menos virulento. “Y la gripe y el coronavirus no son microoganismos que vayamos a erradicar”.

Economía: la peste retrasó las bodas

En su intevernción Héctor García Montero aclaró varias veces que las ideas de las que hablaba eran teorías, tesis o estudios no del todo seguros, pero que explicaban que una pandemia ocasionaba consecuencias a veces insospechadas en la economía y la sociedad, incluso en el mundo entero.

Las más evidentes, reconoció, son los efectos a corto plazo. Por ejemplo, la caída de la actividad económica. Menos obvio en cambio es que las enfermedades puedan reducir las desigualdades económicas, como dicen que ocurrió tras la peste negra. “Un historiador (Walter Scheidel) habla del gran nivelador. Su tesis es que la desigualdad crece hasta que llegan catástrofes, guerras, pandemias. Sin embargo, en otras ocasiones no ocurrió, las instituciones se saben adaptar”.

Las consecuencias a largo plazo de una epidemia que mata a una gran parte de la población son más difíciles de ver. Y más sorprendentes. Por ejemplo, hay quien explica en la peste la llamada gran divergencia, que Europa, paradójicamente la zona más perjudica, adelantará en riqueza y tecnología a China y Asia. La idea es que, con menos brazos para trabajar por la brutal mortalidad de la peste, estos se hacen más preciados y sus salarios suben de manera permanente. “Ese incremento condiciona la socieda, las instituciones, todo”. Una lógica parecida explica la llamada pequeña divergencia, el hecho de que Europa occidental se desarrollará más que la oriental. “Hubo muchos nobles que no querían pagar salarios más altos, y por eso surgen revueltas. Pero en Europa occidental, según esta teoría, se imponen las fuerzas del mercado y eso contribuye a que el sistema feudal desaparezca. En la Europa oriental, ocurre lo contrario hasta el siglo XIX y podría ser la causa de su pobreza”.

A largo plazo, las pandemias pueden infiltrase en las costumbres y en las vidas privadas. García Montero señalo que hasta hace unas décadas Europa, sobre todo la occidental, era una excepción en el modelo matrimonial: las mujeres se casaban más tarde que en otras zonas, la diferencia de edad entre los novios era menor y también eran más las que no se casaban. Y esos fenómenos hay quien los explica por la peste. La mortalidad significó que la mujer tuvo que incorporarse al “mundo económico, tuvo oportunidades de empleo, y eso le dio más autonomía económico, además de que se inviertera más en formación o hubiera cambios en leyes, modelos de herencia y propiedad…”.

A los virus mutados no les cambia la nariz

Tras la charla, Pisabarro recibió casi todas la preguntas. Una: ¿Puede mutar el coronavirus hasta comprometer a las vacunas? El catedrático cree que no. “El sistema inmune aprende de forma análoga a como reconocemos las caras, fijándonos en nariz, ojos, orejas… Con las vacunas les damos la nariz por ejemplo. Siempre que el virus mantenga la nariz, les identifica”. Ya sin metáforas, recordó que las vacunas actuales van contra la herramienta de la que se sirve el virus para entrar en la célula. “Si cambiara tanto como para no ser reconocible, sería otro virus”. Pregunta 2: ¿La resistencia a los antibióticos facilitará más pandemias? “Es un problema real, sobre todo afecta a enfermedades difíciles de tratar y a operaciones quirúrgicas, en las que necesitas antibióticos para controlar infecciones”. Eso sí, la resistencia a los antibióticos “es inexorable”, y se debe “evitar que avance a gran velocidad”.

Jesús Rubio en Diario de Naarra. 26/05/2021