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Bingen Amadoz: Ha habido un silencio impuesto y mucho miedo a hablar sobre la represión y la Guerra Civil

Bingen Amadoz

Bingen Amadoz es autor de Matones, un compendio de narraciones sobre la represión política en Navarra durante la Guerra Civil y la posguerra. Los relatos proceden de lo contado por la familia de Amadoz y otros testimonios compilados durante seis años. El libro se vende a partir de hoy con DIARIO DE NOTICIAS por 14,95 euros.

¿Qué novedades plantea Matones?

–El libro está pensado sobre todo para divulgar, porque durante décadas ha habido un silencio impuesto: nadie quería hablar porque había mucho miedo. Ahora las cosas han ido cambiando; la gente se atreve cada vez más a decir lo que les pasó, que fueron muchas cosas y muy duras. Los protagonistas de primera mano han ido desapareciendo, pero aún encontré a unos cuantos a los que pude entrevistar. Me he movido siguiendo el mapa de la represión, que en el caso de los asesinatos se concentra en la Comarca de Pamplona, la Zona Media y la Ribera. Eran las zonas en las que había habido mayores reivindicaciones sociales, más gentes sindicada, militantes… En suma, se trata de un libro de testimonios. A veces son los protagonistas, que tienen mucha edad pero se mantienen muy lúcidos; otras veces vienen de las segundas generaciones, que han contado lo sucedido en sus familias, no solo los 3.500 asesinatos, sino también robos, humillaciones, violaciones y demás. Yo lo considero una época de terror sin precedentes en la historia de Navarra.

¿Ha querido darle cierto halo literario al libro?

–Si lo quiere plantear de esa manera, puede ser. Lo que he hecho ha sido recoger y acumular los testimonios y a partir de ellos contar historias, relatos breves que muestran todo lo ocurrido en tal o cual sitio. Lo he contado a mi manera, intentando que fueran textos asequibles para todo el mundo.

A la hora de recabar información, ¿hubo muchas complicaciones?

–Yo ya suponía que quienes se dispusieron a ser entrevistados lo hicieron porque tenían ganas de hablar. En ese sentido no hubo dificultad. Sí que sigue habiendo cierta dosis de miedo en el testigo, y eso no se puede evitar así como así. Las personas mayores querían hablar y hablaban, pero se notaba que al hacerlo sentían ese miedo que han tenido durante décadas. En los últimos años, sobre todo desde el cambio de Gobierno que hubo en Navarra en 2015, mucha gente se ha animado a compartir sus experiencias, cosa que antes hubiera sido mucho más complicada.

¿Con cuántas personas ha contactado de cara a la redacción del libro?

–He entrevistado de forma directa a varias decenas. A veces era una sola, otras eran grupos de hasta cinco personas, ya fueran familiares o amigos, que hablaban entre todos. Pero también he hablado con muchos intermediarios: conocidos, amigos y parientes. Porque una persona mayor suele sentirse más segura cuando está acompañada de su familia, por ejemplo.

¿Existe algún tipo de perfil estándar de persona a la que ha entrevistado?

–Entre los matones, los asesinos, los victimarios, hay mayor variedad: ricos, pobres, listos, ignorantes… Pero entre las víctimas, casi siempre se trata de gente represaliada por sus ideas, republicanos, militantes de izquierdas, socialistas, comunistas, anarquistas, nacionalistas o incluso simplemente gente que no iba a misa. A veces pasaba asimismo que los victimarios tenían algún problema personal con la víctima y aprovecharon ese contexto para reprimir a quienes consideraban sus enemigos y así vengarse.

Por tanto ha contactado no sólo con víctimas sino también con victimarios, ¿hay gente que se atrevió a decir «hubo represión y yo participé en ella»?

–Los casos de victimarios que han confesado están disponibles en páginas web y otros lugares. Yo he recurrido a ellos. A veces esos testimonios han sido indirectos, provenientes de personas que los han oído y luego me lo han contado, porque tampoco hay tantos casos de matones que hayan confesado. En otras ocasiones ha habido gente que lo soltó mientras hablaba conmigo.

¿Hubo personas que ayudasen a los represaliados?

–Sí, hubo lo que podríamos llamar heroicidades. Gente que arriesgó su pellejo, su libertad e incluso su vida para ayudar a otros. Porque siempre hay almas buenas y gentes buenas que, pese a todo, auxilian a quien tienen al lado.

Existe la imagen del norte de Navarra como una zona agraria y conservadora en la que, por tanto, la represión fue menor…

–En efecto, fue menor, pero hubo excepciones como la de Altsasu, una localidad donde había industria y luchas sociales y que era muy izquierdista, por lo que se cebaron muchísimo con ella. Otro caso destacable fue el del Valle del Roncal, donde había también cierta implantación de la izquierda, pero ahí se aprovechó la cercanía de la muga con Francia para huir. Tampoco hay que olvidar que en lugares como Bortziriak, Malerreka o Baztan hubo nacionalistas reprimidos, asesinados, encarcelados o que tuvieron que escapar a Gipuzkoa o Bizkaia.

Hace unos años publicó un libro sobre el conflicto palestino, ¿qué similitudes y diferencias encuentra entre este y la represión durante la Guerra Civil?

–Todos los lugares del mundo se parecen mucho cuando hay problemas políticos o sociales, porque las luchas de poder son las mismas, entre ricos y pobres, latifundistas y pequeños propietarios… También es verdad que en Palestina hay un componente étnico y racial, porque se ha creado un sistema semejante al Apartheid surafricano entre judíos y árabes, y eso no es extrapolable a lo que pasó en Navarra del 36 al 39 porque ese componente no existía, sino que en ese caso la violencia tuvo un motor puramente ideológico.

¿Qué mas pasos cree que se pueden dar para tratar este tema tan delicado?

–Tal vez a partir de lo que yo cuento en mi libro se puedan abrir nuevas líneas de investigación. Ya se están planteando perspectivas alternativas, como por ejemplo la represión sobre las mujeres, que es algo que ya de por sí precisaría de un estudio propio; o el papel de la Iglesia, que fue más que relevante. Son frecuentes las exhumaciones, los homenajes y otra clase de actos. Pero, por ejemplo, hay unos mil muertos cuyo lugar de enterramiento se desconoce. Se está avanzando pero queda aún mucho por estudiar y hacer.

Fuente: Diario de Noticias


 

Oskar Zapata: «El euskera va más allá de proyectos políticos y así deberíamos entenderlo»

Oskar Zapata

Oskar Zapata


Topagunea, en colaboración con el Gobierno foral, celebra el 14 de octubre unas jornadas para ayudar a que el proceso de recuperación del euskera tenga cada vez más adeptos

¿Por qué surge la organización de estas jornadas?

–Surge de una reflexión. En Topagunea ofertamos posibilidades de uso del euskera en todos los espacios, pero nuestro objetivo también es incidir en la sociedad, para que cada vez haya más gente que apoye su proceso de revitalización. Nos parece que es un momento oportuno y, en colaboración con el Gobierno foral, decidimos poner el foco en las actitudes y las oportunidades para que cada vez haya más gente que vea el proceso de regeneración del euskera como algo positivo, que trae riqueza cultural y social, y cohesión a Navarra.

¿Desde qué ámbitos se va a abordar este proceso de recuperación del euskera durante las jornadas?

–Las dos primeras ponencias son más teóricas. La primera la imparte el sociolingüista Xabier Erize, que ha hecho un trabajo previo para exponer un enfoque que vemos necesario: saber qué piensan los castellanoparlantes que no son partidarios del proceso de revitalización del euskera. Después Amaia Nausia, de Eusko Ikaskuntza, presentará una investigación sobre cómo se puede gestionar la diversidad lingüística, social y cultural que hay en Navarra de una manera democrática, incidiendo en el tema de la convivencia. Saber qué puntos que hay que trabajar para que la convivencia sea real. También consideramos interesante hacer una mirada desde el punto de vista de las estrategias comunicativas, saber cuáles son las teclas que hay que tocar para llegar a la gente y cuáles no hay, y Pilar Kaltzada impartirá esta ponencia. Por últimos abordaremos el papel que juegan los medios de comunicación y escucharemos las propuestas del movimiento feminista y juvenil.

Cada vez habla más gente euskera pero aún hay un 39% de la población navarra que rechaza su promoción. ¿Por qué esta animadversión?

–Hay factores políticos y sociales. Entre los políticos aún existe una lucha entre identidades, en la que los partidos políticos creen que pueden sacar réditos electorales posicionándose en contra de la recuperación del euskera. No quieren concebir Navarra de una forma integradora, pero si Navarra va a ser una Navarra de todos y todas solo puede venir desde la integración de las culturas y los idiomas, que sean cauce para la convivencia. La convivencia nunca puede venir desde la negación del otro. Si el euskera es patrimonio de todos habrá que trabajar en su recuperación. También existen factores más sociales que fomentan el rechazo, me refiero a los temas de puestos de trabajo, desconocimiento del euskera… Hay que tener en cuenta que casi el 60% de los niños y niñas que se escolarizan en Navarra no tienen ningún contacto con el euskera. Y es que la Ley del Vascuence reconoce el derecho a un 60% a no tener contacto con el euskera a través de la educación. En la zona mixta y en la que llaman no euskaldun tienes que decidir si quieres o no tener un contacto con el euskera porque no existe una ley que diga que debes tenerlo. Y cuando no conoces algo y lo ves cada vez más lejano, puedes sentirlo como un amenaza.

¿La solución podría estar en que el euskera se estudie de forma obligatoria, al menos como asignatura?

–Tiene sentido. Cuando todo el arco político y social dice que el euskera es patrimonio de todos los navarros y navarras lo lógico sería que se ayudase a que todos lo conociésemos de una forma o de otra. Debería estar integrada en el currículo. Eso ayudaría a que el nivel de entendimiento fuese más alto, ya que cuando alguien te entiende en tu lengua puedes hablarle en tu lengua, pero si no lo hace se crea una necesidad de hablar en la lengua del que no es bilingüe. Siempre se mira al norte de Europa donde han llegado a la convivencia a través de la integración. No niegan una cultura sino que la reconocen como suya y ayudan a los idiomas a estar vivos. Si no se hablan los idiomas desaparecen y si no se ponen normas para que puedan ser usados en igualdad, el hegemónico se come al minorizado.

¿Ve factible que se plantee esa propuesta educativa en Navarra?

–A futuro si lo veo. No veo otra solución. La convivencia tiene que venir desde la integración y entender que es una riqueza social, cultural, económica para todos los navarros y navarras. Núñez Feijoo y Ximo Puig no son independentistas y apoyan el uso y recuperación de su lengua, y no entran en tipos de guerras de diferentes estados. Ojala todos los partidos navarros apoyaran el euskera y lo sintieran como suyo. Ojalá el euskera estuviera fuera del juego de los partidos políticos. No hablo de política lingüística sino de que esté fuera del juego partidista. Cada lugar de Navarra necesitará unas medidas diferentes de promoción, distintos ritmos, pero tiene sentido que se conozca en toda Navarra, que haya un contacto y que sea entendido como un elemento diferenciador de Navarra. Entiendo que hace falta tiempo, venimos de un pasado muy complicado, pero creo que tiene que entrar en los planes de todos los partidos políticos.

¿Es partidario de modificar la Ley del Euskera?

–Sí soy partidario de cambiarla. Ahora no hay una mayoría política y social para su modificación pero hay que poner sobre la mesa las dificultades y desigualdades que genera. Hay que aprobar una ley que sirva para que todas las personas que hablan euskera y las que hablan castellano tengan las mismas posibilidades y derechos en una lengua y en la otra, sin depender de donde vivan. La zonificación genera que la mayoría de la población de la zona que llaman no vascófona no tenga contacto con el euskera, lo que hace que ahí las actitudes sean mas desfavorables que en la mixta. Se habla de la zona euskalduna como un hábitat específico pero lo cierto es que en la zona mixta vivimos el doble de euskaldunes que en la vascófona (70.000 frente a 35.000). El mayor porcentaje de euskaldunes esta en la zona mixta, sobre todo, en la comarca de Pamplona donde están todos los servicios centrales. Esta situación debe tener reflejo en la nueva ley.

¿Qué proponen desde Topagunea para recuperar el euskera?

–Para conseguir la revitalización de un idioma hace falta que tres agentes se pongan de acuerdo: la sociedad civil, el poder político y el poder económico. La sociedad civil es donde nosotros ponemos la mayor fuerza y en el incidir en el poder político para que se posicione a favor de nuestras propuestas, y a su vez que este implique al poder económico. Como movimientos social que trabaja en favor del euskera, para que se hable más y sea más aceptado, sabemos que hemos hecho cosas bien y otras mal y tenemos que reflexionar sobre qué ayuda a su expansión y que asusta.

¿Por qué euskaldunes y no euskaldunes ven al euskera como un problema para la convivencia?

–La investigación de Eusko Ikaskuntza dice que detrás hay un problema de lucha de identidades políticas. Va más allá de lo que es el euskera.

El problema sigue siendo la politización del euskera…

–El euskera siempre se ha utilizado como arma arrojadiza, siempre está rodeado de ruido y conflicto, cuando debería ser justo lo contrario. El euskera va más allá de proyectos políticos, de un estado u otro, y así deberíamos entenderlo. Confío en que en Navarra haya un cambio de posición con respecto al idioma de los diferentes agentes políticos y sociales.

Las jornadas

9 horas. Acto de apertura en el Condestable. Participan Ana Ollo (consejera del Gobierno de Navarra) y Oskar Zapata (director de Topagunea en Navarra).

9.30-10.30. Incorporar los motivos subjetivos de las personas navarras castellanoparlantes a la promoción de la lengua vasca. La ponencia la imparte el sociolingüista Xabier Erize.

10.30-11.15. Ciudadanía navarra y gestión del euskera. Esta conferencia la imparte Amaia Nausia, de Eusko Ikaskuntza.

10.30-11.15. Comunicación-incomunicación. Pilar Kaltzada (Linking ideas)

12.45-13.45. Tertulia de directores de medios. Iñaki Soto (Gara), Joseba Santamaria (DIARIO DE NOTICIAS) Javier Lorente (CadenaSer), Juan Kruz Lakasta ( Euskalerria irratia)

15.30 a 16.15. Euskera y feminismo. La impartirán Amaia Zufia e Irati Majuelo, integrantes del movimiento feminista.

16.15 a 17. horas. Tertulia desdel movimiento juvenil. Euskera y feminismo. Participan Lur Albizu, Cristina Oses, Juan Gutierrez, Lohizune Amatria.

Diario de Noticias