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El escultor Joxe Ulibarrena, reconocido con el Premio Mariscal Pedro de Nabarra (Error)

Joxe Ulibarrena

Joxe Ulibarrena



NOTA DE ORREAGA:
Diario de Noticias se ha equivocado. El galardón que anualmente concede Orreaga a la persona o entidad que se ha destacado a lo largo de su vida por su trabajo en defensa de la identidad navarra, se ha concedido a Joxe Ulibarrena. La nominación Mariscal Pedro de Navarra 2019 ha recaido en la institución Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia, en el Centenario de su fundación, por su trabajo en velar por el Euskera, investigando y formulando leyes gramaticales, promoviendo su uso y los derechos de la lengua.

Hacer una visita al Museo Etnográfico del Reino de Pamplona siempre es un placer. No solamente por el camino que nos guía hasta él, que por cierto, en esta época del año luce unos colores dignos de ver, sino porque una vez allí todos los sentidos se despiertan. Quizás por la cantidad de objetos que cuelgan de sus paredes, tan llenos de historia, quizás por el olor a madera o, también, quizás, por la amabilidad con la que una persona siente que le tratan. Allí esperaba ayer, ahora ya en una silla de ruedas y más calmado, Joxe Ulibarrena, fundador del museo y escultor de referencia. Lo hacía, además, bien acompañado. A su lado estaban su hija, Elur Ulibarrena, y algunos miembros de la Fundación Orreaga Fundazioa, que se habían trasladado hasta Arteta para otorgar al artista y etnógrafo su Premio Mariscal Pedro de Nabarra en reconocimiento a toda la labor que ha ejercido durante tantos años.

Joxe Ulibarrena, en el centro, acompañado por su hija, Elur Ulibarrena, y algunos miembros de Orreaga Fundazioa, en el Museo Etnológico del Reino de Pamplona.

Joxe Ulibarrena, en el centro, acompañado por su hija, Elur Ulibarrena, y algunos miembros de Orreaga Fundazioa, en el Museo Etnológico del Reino de Pamplona.

El acto de entrega -que concurrió dentro de la programación del Nafarren Biltzarra- fue corto e íntimo, y durante el mismo Koldo Amatria, presidente de la fundación, y Joxe Ulibarrena, compartieron algunas palabras que quedaron entre ellos. “Ahora ya eres un mariscal, solo que sin ejército”, se pudo escuchar. El escultor, ceramista y creador se mostró contento con la pieza recibida, que seguro quedará en su colección interminable de objetos recabados -unos 10.000, según su hija-. Y mientras la miraba, Elur Ulibarrena, quien hace pocos años se hizo cargo de la gestión del Museo Etnológico del Reino de Pamplona, decía: “Aquí hay unas esculturas que hizo mi padre del Mariscal Pedro de Navarra y que rescatan aquellos valores de no venderse, de ser fiel, ser una persona que está dispuesta a dar su vida antes que arrodillarse para servir a otro y que mantiene sus promesas;todos unos valores que él siempre ha querido transmitir”. A lo que Amatria añadió: “Lo que viene a ser el carácter navarro”.

Después de la entrega y tras unos cuantos aplausos dirigidos, todos ellos, al escultor, Ulibarrena atendió a quien escribe estas líneas y le mostró la cantidad de objetos aglutinados en las paredes, colgados del techo o sobre diferentes muebles. Con la ayuda de su hija, el artista de ahora 95 años dijo que “todos los objetos” que alberga el Museo son objetos que “siempre estarán con los navarros y navarras”. “Beti zurekin (siempre contigo)”, repetía. “Aquí estoy yo, sentado, pero vosotros no, así que adelante”, añadía. Su hija completaba algunas de sus frases dirigiéndose a su padre. “Aita, tú has hecho una gran labor aquí, recogiendo todo, hablando con todas las personas que tenían estas cosas en sus casas, en sus pueblos, has recorrido miles de kilómetros, y esa labor está aquí pero tiene todavía mucho recorrido, mucho que hacer, y ese es el trabajo que podemos hacer nosotros que estamos de pie”, le decía.

Pero lo cierto es que, algo que muy bien sabe Elur Ulibarrena y todo aquel que conozca al escultor, este no parece tener ninguna gana de quedarse sentado y mirar. “Tiene la cabeza llena de proyectos”, apuntaba la hija del artista, quien lamentaba que ahora “él ya no es capaz de llevar esas ideas que tiene a la práctica y es muy consciente de ello”. Aún así Ulibarrena, que en 1950 marcó a París para formarse -un viaje del que, por cierto, aún le quedan resquicios, al menos en el lenguaje, con el que pasa indistintamente del castellano al euskera y al francés-, pedía ayer sin parar ir de un lugar a otro, con su silla de ruedas, para mirar, tocar y utilizar alguno de los utensilios que se encontraba a su paso. Incluso hizo varios intentos por levantarse de la silla y ponerse a trastear, pero escuchando las advertencias de su hija -“aita, ten cuidado no te vayas a caer”, le decía- optaba por seguir sentado. Mirando. Y, casi a ciencia cierta, creando nuevos proyectos en su imaginario. “Creo que para él el reconocimiento ha sido algo bonito, pero que su cabeza siempre está, y estará, pensando en hacer, hacer y hacer”, sostuvo Elur.

más de 10.000 piezasElur Ulibarrena cuenta que las más de 10.000 piezas -“si le preguntas a mi padre, él te dirá que hay 17.000”, apuntó- que alberga el museo ubicado en Arteta fueron adquiridas por el artista entre los años 60, 70 y 80. “En esas tres décadas sobre todo él empezó a hacer esta colección o, mejor dicho, a darle una mayor importancia”, destacó, para añadir: “Ahí es cuando le surgió la idea del museo, e intentó por muchos medios que fuera desde el Gobierno de Navarra la iniciativa de crear este museo, pero al no encontrar la manera ni el feeling, acabó haciéndolo él mismo, que primero estuvo en Berrioplano durante seis años y después, en 1986, se trasladó ya a donde está ahora”. Al frente de este proyecto estuvo el escultor durante 30 años y, muy recientemente, pasó el testigo a su hija. “Catalogar las piezas no ha sido tarea fácil;en cinco años se han conseguido catalogar la mitad de las cosas, pero aún nos queda mucho trabajo”, contó.

Ahora, el objetivo de Elur Ulibarrena es “dinamizar el museo con exposiciones temporales con el fin de darle visibilidad” y, sobre todo, potenciar los proyectos didácticos. “Ahora estamos trabajando en uno que lo que pretende es que los niños y niñas lleguen a conocer cómo se vivía antes, qué relación tiene el pasado con el presente y qué relación tiene lo que hagamos en el presente con el futuro”, indicó, y puntualizó: “El hecho de que nuestros antepasados hayan vivido de una manera hace que seamos como somos y estemos donde estamos y, de la misma manera, tenemos que concienciarnos de que lo que hacemos hoy tendrá mucho que ver con lo que pase en el futuro”.

Nafarren Biltzarra

2 de diciembre. Dentro de la programación del Nafarren Biltzarra, este día a las 19.00 horas y en el Palacio del Condestable de Pamplona, se proyectará el documental Esculpiendo la Historia, Joxe Ulibarrena, de Angel Sanchez Garro.

3 de diciembre. A las 11.45 horas, en el Monumento a los Fueros, se bailará un aurresku y se hará una ofrenda floral en homenaje a todas aquellas personas que han dedicado su vida a la defensa de Navarra y su identidad. A continuación, a las 12.00 horas, ihoaldunak, txistularis, dantzaris, trikitilariak, acordeonistas, encabezados por la bandera de Navarra, se dirigirán en kalejira por diversas calles del Casco Viejo, para terminar junto al kiosco de la Plaza del Castillo. Allí, a las 13.00 horas, intervendrán txalapartaris, cantantes, bertsolaris, gaiteros y más, y se escuchará el mensaje que hará llegar el escultor Joxe Ulibarrena, a quien ayer mismo se entregó el Premio Mariscal Pedro de Navarra. Después, se entregará este mismo premio a Euskaltzaindia, en reconocimiento en su centenario a la labor realizada a favor del euskera y el Premio Conde de Lerín, que será para el sindicato UGT por sus “continuos y reiterados posicionamientos políticos en contra de la cultura vasca de Nafarroa, principalmente en temas tan fundamentales para la recuperación de nuestra identidad como es el euskera”. Posteriormente, a las 15.00 horas, se celebrará una comida popular en el Arrano Elkartea. El precio para apuntarse a esta comida es de 20 euros y las entradas ya están a la venta en Herriko Taberna y el Mesón de la Navarrería.

*Programación organizada por la Fundación Orreaga Fundazioa

Diario de Noticias, 29 de Noviembre de 2019


Libro-homenaje a Fermín Balentzia, el cantautor que no ha querido grabar discos

Fermin Balentzia

Fermín Balentzia es probablemente un caso único en el mundo musical de Euskal Herria. A pesar de que ha compuesto cientos de canciones, algunas de ellas convertidas en auténticos himnos populares, nunca ha querido grabarlas. La insistencia de Jose Mari Esparza ha hecho posible un libro-disco que recoge 30 piezas.

Fermin

Fermín Balentzia en la presentación.

Nacido en Salinas de Ibargoiti en 1948, en plena dictadura franquista, Fermín Balentzia Mendia quedó marcado para siempre por el clima de posguerra que le tocó vivir. Estudió en Iruñea, fue obrero en Potasas y conoció los ambientes obreros, sindicales y revolucionarios. También tomó conciencia de que era vasco, descubrió el abertzalismo y se preocupó de aprender euskara y de intentar recuperar la lengua de sus antepasados.

En compañía de su inseparable guitarra, que aprendió a tocar de oído, Fermín Balentzia comenzó a cantar y componer canciones con apenas 20 años. Eran composiciones de música sencilla pero de contenido profundo. Hablaban de libertad, de lucha obrera, de solidaridad, de represión política y policial, y hacer eso en pleno franquismo le supuso ser perseguido, detenido y multado.

Todavía conserva las multas que le impuso el Gobierno Civil y las prohibiciones para cantar, pero eso no le impidió recorrer barrios y pueblos transmitiendo los mensajes de sus canciones, y sin cobrar nada por ello. En la ORT, partido en el que militó, le reprocharon que sus temas eran «demasiado nacionalistas», y aquello le impulsó a dejar esa organización. Si la censura franquista no había podido con él, tampoco iba a dejar que un partido político le impidiera componer y cantar las canciones que brotaban de su interior.

Para sus composiciones se inspiraba en hechos que le habían impactado o en sus propias vivencias personales. Así han ido surgiendo, a lo largo de medio siglo, canciones tan conocidas como «La pastora de Ibardin», «Txantxangorria», «Elogatzaga», «Extranjeros», «Llegan los americanos», «El botellón», «El pantano de Lumbier», «Duerme mi pequeño», «Navarra tiene cadenas», «El paloteado», «Amaiur», «Germán», «Maravillas», «Si canta Tafalla» o «Ya me estoy haciendo viejo», que es una canción que se ha dedicado a sí mismo, una especie de resumen de una vida en la que también ha recuperado viejas coplas y melodías, ha hecho cientos de jotas y bertsos y ha dedicado canciones íntimas a sus amigos.

Engarce con las nuevas generaciones

Con la transición de la dictadura a la monarquía surgieron grupos vascos bien formados, con montajes musicales a los que no podía llegar Fermín Balentzia, un bardo que solo disponía de su voz y su guitarra y cuyos escenarios habituales habían sido las calles y plazas de Euskal Herria. Fue entonces cuando dejó de cantar y de componer, pero pasados unos años vio que había un vacío importante en el campo musical vasco, que había temas políticos y sociales que no se abordaban, y eso le animó a retomar el canto, a recorrer plazas y gaztetxes y a enganchar a nuevas generaciones con sus canciones reivindicativas y de contenido social.

Ahora, medio siglo después de aquellas primeras composiciones, Fermín Balentzia ya ha engarzado a tres generaciones de vascos, y lo sigue haciendo a pesar de sus 71 años de edad, de un cáncer de garganta que padeció y de una delicada operación de rodilla de la que se está recuperando.

En todo este tiempo nunca ha querido grabar un disco, a pesar de que algunas de sus composiciones se han convertido en auténticos iconos populares. Nunca se ha acercado a un estudio de grabación porque nunca le ha atraído la fama, no le ha gustado entrar en los círculos comerciales discográficos ni le ha gustado ir de figurón por la vida.

Pero, además de canciones, Fermín Balentzia también ha hecho muchos amigos a lo largo de su vida, sobre todo en el ámbito de la recuperación de la memoria histórica en Nafarroa. Muchos de ellos defendieron su candidatura al Premio Príncipe de Viana de la Cultura, y aunque finalmente no se lo concedieron, sí recibió el Txupin Etxepare 2019, un premio que otorgan cada año las peñas de Iruñea y que Fermín Balentzia lleva en la vitrina de su corazón.

Otro de sus amigos, Jose Mari Esparza, ha conseguido algo más difícil: convencerle para editar un libro-disco con 30 canciones que fueron grabadas de forma artesanal y casi clandestina, canciones que durante años han ido pasando de mano en mano y que estaban desperdigadas en varios CDs.

Ese libro, que acaba de ser editado por Txalaparta bajo el título “Vivir para cantarla-Kantuari emana”, recoge una amplia entrevista en la que Fermín Balentzia repasa sus vivencias, su militancia antifranquista, sus canciones más conocidas, su peculiar forma de componer, sus deseos de llegar al último peldaño de su vida con la ilusión de ver a su pequeño país “sonriente, justo y libre”.

Se trata de un libro-homenaje que también recoge una miscelánea de textos de una veintena de conocidos personajes y escritores, entre los que figuran Fertxu Izquierdo, Laura Mintegi, Joseba Asiron, Joseba Sarrionaindia, Patxi Zabaleta, Anje Duhalde, Grazi Etxebehere y Agurtzane Berrio, así como las letras de esas tres decenas de canciones. Fermín Balentzia ha compuesto muchísimas más a lo largo de su vida, y lo sigue haciendo, pero hasta ahora no había caído en la cuenta de que ni siquiera las tiene registradas.

Presentación en la Feria de la Edición

El libro ha sido presentado a las 13.30 de hoy en el Paseo de Sarasate, en el marco de la «III Feria de la edición de Navarra», con presencia de numerosas amistades de Fermín Balentzia y en especial de integrantes de las asociaciones de la memoria histórica.

Tras desgranar diversos pasajes de su vida, recogidos en el libro en forma de entrevista, Fermín Balentzia ha interpretado tres canciones («Tafalla», «Navarra tiene cadenas» y «Amaiur») con el acompañamiento de todos los asistentes, para finalizar con la firma y dedicatoria de numerosos ejemplares.

Naiz, 2019/11/24