Cultura / Kultura

Fallece Juan Celaya, euskaltzale, destacado empresario y mecenas de la cultura vasca

juan_zelaia

juan_zelaia



“Soy enfermizamente vasco”, declaraba Juan Celaya (Oñati 1920), haciendo gala del compromiso con su país, que le convirtió en el impulsor de innumerables iniciativas ligadas al euskera y a la cultura euskaldun. Descaradamente inteligente, lúcido hasta prácticamente el final, a Juan Celaya se le escapó ayer la vida cuando solo le quedaban 19 días para cumplir 96 años. Suficientes para dar ejemplo de vitalidad portentosa. Este empresario vasco -dicen que era tan incombustible como las pilas que fabricó- llevó el timón de un navío en el que confluyeron firmas como Cegasa, Tuboplast, Hidronor o Lan. Impulsor del Grupo Noticias, era un emprendedor hiperactivo y un ejecutivo con determinación. Pero también un hombre de inconfundibles principios. “No soy ateo porque lo encuentro igual de absurdo que ser creyente”, llegó a decir. Imposible condensar 95 años jalonados de reconocimientos para este euskaltzale de pro que siguió, ya nonagenario, creando oportunidades.

“Era un euskaldun íntegro, con un profundo sentimiento vasquista, una persona que amaba a su país, que anhelaba la independencia, de una extraordinaria calidad humana. Ya sé que esto se dice cuando alguien fallece pero esto yo lo comentaba con Juanito en vida”. El que así se expresa es Xabier Erro, lesakarra, integrante de la segunda expedición euskaldun al Everest que hizo tocar el cielo a toda Euskal Herria en 1980, y componente también de la primera Tximist que se quedó a 350 metros de la cima. Una aventura, que como no podía ser de otra forma, también patrocinó Celaya.

En la memoria colectiva de los que estuvieron a su lado -hace muchos o pocos años- se amontonan los buenos recuerdos. “Era una persona jovial, muy comunicativa, pero sobre todo destacaba por su inteligencia y su capacidad de interpretar, de situarse, de saber de todo”, subraya Anjel Rekalde, director de Nabarralde, una asociación cultural que -de nuevo- tenía a Celaya de mecenas.

Y es que dotado de una especial inquietud por las dimensiones sociales y culturales, Celaya siempre trabajó en pro de la cultura vasca (Ikastolas, UZEI, expedición Tximist al Everest, ciclismo…) Asimismo fue el promotor y presidente de Euskal Fundazioa destinada a ser punto de conexión de todos los vascos. A su responsable, Joseba Intxausti, la noticia del fallecimiento de Celaya en la Clínica Universitaria de Navarra le pilló en Francia. Sin embargo, ayer elogiaba la figura de una persona “íntimamente ligada a Euskal Herria ya que pocos como él han ayudado a la cultura vasca”. Andres Urrutia, presidente de Euskaltzaindia, resumía su ímproba labor. “Ha sido un hombre entregado a la cultura vasca, promotor incansable de la misma y del euskera, que convirtió en ejes centrales de su vida”.

Tan competente era en el manejo de muchas habilidades, que podría pasar por un hombre del Renacimiento. “Como ingeniero era una persona muy culta, muy preparada que ha llevado los negocios familiares hasta niveles muy altos”, resalta Rekalde. Y es que la vertiente empresarial de Celaya fue una de las más prolijas. Presidente ejecutivo de Cegasa, Tuboplast e Hidronor, su actividad en el mundo de la empresa abarcó otros sectores como el vinícola o el conservero. De fuertes convicciones consiguió producir su propio txakoli, al margen de la denominación de origen Getaria con quien desplegó un contencioso.

Proyección
Doctor ingeniero industrial por la Escuela de Ingenieros de Bilbao se incorporó en 1959 a la empresa de pilas Cegasa, núcleo de sus posteriores iniciativas, y desde donde lideraría el crecimiento industrial de Vitoria-Gasteiz en los 60. Su presencia internacional y la de sus empresas le dio proyección mundial.

Aunque lo que en realidad convirtió a Celaya en un vasco universal fue su vinculación personal y familiar con la diáspora, ya que pasó buena parte de su vida a caballo entre Europa y América. “Yo mismo me considero uno más de los vascos de la diáspora”, afirmó en más de una ocasión. No en vano, en la República su padre fue alcalde de Oñati, del PNV, igual que el abuelo. Cuando las tropas de Franco entraron en Euskal Herria, emigró a Chile, pensando que a los dos días estaría de vuelta. Tardó seis años. De hecho, el oñatiarra recibió la condecoración la Orden de Bernardo O’Higgins, la principal distinción chilena para ciudadanos extranjeros.

Y es que si hay algo todavía más difícil de resumir que su prolífica, dilatada e interesantísima vida son los premios y reconocimientos recibidos. En el año 2000 le fue concedido, por su trayectoria como empresario, el Premio Sabino Arana y la distinción Lan Onari del Gobierno vasco. En el 2002, recibió, por su apoyo a la cultura vasca y al euskera, el premio Antton d’Abbadia de la Diputación de Gipuzkoa. Fue acreedor asimismo de la Medalla de Oro de Gipuzkoa en 2003 .

Pero al margen del Celaya euskaldun, empresario con visión de futuro, muy crítico con los planteamientos cortoplacistas, está el hombre amigo de sus amigos, que tenía un aprecio especial por Benito Lertxundi y mantenía una relación muy cordial con Juan José Ibarretxe.

“Era un conversador infatigable, un viajero incansable y un hombre que sabía disfrutar de la vida, de buena mesa y buen vino. Muy selecto en sus gustos”, lo recuerda Anjel Rekalde, quien ha compartido con él muchas horas. “He tenido relación con él prácticamente hasta los últimos momentos. En el plano personal fue una persona muy decidida, resuelta e inteligente. Tenía una visión global de país. En el trato era también muy cercano, con su copa, con su cigarro”, rememora. Tabaco y alcohol, dos elementos indisociables a una figura ya casi mítica. Un soltero de oro rebelde y crítico, joven en una palabra.

Gesta del Everest
Xabier Erro, quien conoció la fatal noticia de la mano de este periódico, le conocía desde la década de los 70 en México cuando se forjaba el sueño de la gesta montañera vasca al Everest. “Después me invitó a Larrinzar, a una casa en la que tenía ovejas, y varias veces coincidíamos en los aniversarios de la subida al Everest. Él siempre recordaba en qué circunstancias nos conocimos, y me agradecía que nunca le hubiera pedido ningún favor, algo a lo que no estaba acostumbrado”. “Entonces bebíamos wisky, eran otros tiempos. La última vez que lo visité me regaló unas botellas de vino de sus bodegas”.

Más reciente es la relación con Pablo Muñoz desde el Consejo de Administración del Grupo Noticias. “Era un hombre enérgico, muy activo, con mucha visión empresarial, en las reuniones del consejo era absolutamente decisiva su opinión, y muy riguroso a la hora de controlar la marcha de sus negocios”, resalta.

Todos subrayan su faceta de verso libre. “Con sus simpatías políticas, sí… Pero no fue en contra de nadie, sino que ayudó a todos”, remarca Rekalde.

Celaya, casi cien años emprendiendo, ejerciendo de mecenas, sufragando patrocinios… Y toda una vida haciendo país, siempre con ilusión y empuje. Goian bego.

Diario de Noticias, 11/08/2016



Reconocido por ikastolas, instituciones, Nabarralde…

El carácter casi siempre anónimo de la aportación de Juan Zelaia comenzó a quebrarse en los últimos años con los reconocimientos de múltiples entidades vascas de diferente tipo y ámbito.

Es el caso de las ikastolas, a quienes ayudó desde los años 60. En el Nafarroa Oinez celebrado en Zangoza en 2011, una de sus sobrinas recogió un reconocimiento que encajaba como un guante en la manera de hacer el empresario oñatiarra: «Juan Zelaia, en silencio y la mayor parte de las veces sin que nadie lo supiera, es una de esas personas que se ha sacudido el bolsillo en favor de la cultura vasca y el euskara, y lo ha hecho sin decirlo salvo en los casos en que ha sido legalmente imprescindible. Reciba por ello nuestra admiración y agradecimiento».

Para entonces, Zelaia había recibido también el Argizaiola de Gerediaga Elkartea, entregado en el marco de Durangoko Azoka. Lo obtuvo «por la aportación hecha a la cultura vasca desde el mundo de la empresa».

En 2014 fue Nabarralde Kultur Elkartea quien le reconoció con el galardón entregado el Día de Nafarroa y Día del Euskara, 3 de diciembre. En los mismos parámetros: «Un hombre de este país que está detrás de muchos proyectos de modo silencioso y desinteresado». Angel Rekalde explicaba en nombre de Nabarralde que «se pueden contar anécdotas suyas en cantidad, desde citas de la Historia con mayúsculas hasta sustos graves, pero no alardea de ellas y tampoco reflejan el trabajo por el país que ha desplegado desde su posición, a menudo en un segundo plano».

En el plano institucional, a principos de siglo el entonces lehendakari Juan José Ibarretxe le otorgó la distinción Lan Onari, aunque centrada en su faceta empresarial en Cegasa, que luego tuvo una evolución negativa. Y en 2003 recibió la Medalla de Oro de Gipuzkoa, que llevaba cinco años sin concederse, junto al periodista Iñaki Gabilondo y al obispo José María Setién, señalados todos positivamente «por su capacidad para generar ilusión y proyectos». También se le otorgó en la misma época el Premio Sabino Arana, dado por la actual fundación ligada al PNV.

Gara, 11/08/2016


El Gobierno homenajeará a los Reyes y Reinas de Navarra el 3 de julio, con un acto civil en Leyre

escudodenavarra

escudodenavarra


El Gobierno de Navarra celebrará el homenaje a los Reyes y Reinas de Navarra el próximo domingo, 3 de julio, mediante un acto de carácter civil ante el mausoleo real situado en el Monasterio de Leyre, acto éste que se completará con actividades de carácter artístico y social dirigidas a toda la ciudadanía.

Así lo ha aprobado el Ejecutivo foral en su sesión de hoy, miércoles. En ella ha acordado, igualmente, solicitar al Ayuntamiento de Pamplona autorización para erigir un monolito en honor al Reino de Navarra ante la fachada del Archivo Real y General de Navarra y proponer que el espacio ajardinado situado al oeste del edificio se denomine oficialmente “Jardines del Reino de Navarra/Nafarroako Erresumaren Lorategiak”.Homenaje a los Reyes y ReinasEn lo que se refiere al Homenaje a los Reyes y Reinas, el Gobierno foral recuerda que se trata de un acto tradicional que vienen celebrando lasinstituciones navarras desde hace más de cuarenta años ante el mausoleo con los restos de las y los primeros monarcas, que se conserva en la iglesia de San Salvador de Leyre. En 1990, tras la creación del Premio Príncipe de Viana de la Cultura, este acto anual se hizo coincidir con la entrega del galardón. Desde 1993 los actos fueron presididos por el Príncipe de Asturias y de Viana.

El Ejecutivo foral quiere mantener el homenaje con carácter anual, pero concebido como un acto civil y abierto al público y, al mismo tiempo, recuperar los elementos festivos que tuvo en sus inicios.El acto tendrá lugar un día festivo de comienzo del verano -este año el próximo día 3 de julio-, a continuación de la ceremonia religiosa que la comunidad benedictina del monasterio organiza habitualmente con motivo de la festividad. Consistirá en una ofrenda floral ante el mausoleo de las y los primeros monarcas y el ofrecimiento de un donativo en señal de gratitud a la comunidad benedictina por la custodia del mausoleo. El homenaje estará acompañado de actuaciones corales y de órgano y, a su término, se ha previsto la actuación de un grupo de danzas y un aperitivo popular en el exterior del templo.

Desde 1973

En 1973, se estableció la costumbre de que los representantes institucionales de Navarra acudieran anualmente al monasterio de San Salvador de Leyre para tributar, con su asistencia a una misa de funeral, un homenaje a los reyes y reinas del antiguo Reino de Navarra, depositando, ante el mausoleo del los primeros monarcas del Reino de Pamplona, una corona de flores y entregando al monasterio un donativo en agradecimiento a la custodia que de los restos reales realiza la comunidad benedictina. Esta fiesta nació con un marcado acento ciudadano, ya que junto a la representación institucional acudían varios cientos de personas.

En 1982, la Diputación Foral decidió establecer la celebración del Día de Navarra, asociándolo a esta celebración. Así se celebró en los dos años siguientes, hasta que en 1985 el Día de Navarra quedó establecido por Ley foral en el 3 de diciembre, aniversario de la muerte y festividad de san Francisco Javier.

En 1990, con motivo del 50 aniversario de la Institución Príncipe de Viana, órgano cultural del autogobierno de Navarra, se creó el Premio Príncipe de Viana de la Cultura, que se concede anualmente por el Gobierno a propuesta del Consejo Navarro de Cultura, y se decidió que su entrega se realizara en el monasterio de San Salvador de Leyre, coincidiendo con el Homenaje a los Reyes de Navarra. Entre 1993 y 2015, el Príncipe de Asturias y de Viana ha entregado el premio y ha presidido el Homenaje a los Reyes.

Monolito ante el Archivo General

Asimismo, el Gobierno de Navarra ha aprobado en su sesión de hoy un acuerdo por el que solicita al Ayuntamiento de Pamplona autorización para erigir un monolito, en la calle Dos de Mayo, ante la fachada del Archivo Real y General de Navarra y propone que el espacio ajardinado situado al oeste del edificio sea denominado oficialmente “Jardines del Reino de Navarra/Nafarroako Erresumaren Lorategiak”. Con ello, el Ejecutivo foral quiere evocar la historia del Reino de Navarra y disponer de un lugar de memoria para homenajear a quienes forjaron y mantuvieron el Reino a lo largo de los siglos.

El Gobierno ha elegido esta ubicación por el gran significado histórico de la actual sede del Archivo, asentado en lo que fue el Palacio Real de Pamplona.

El monolito se inaugurará el 3 de diciembre, con motivo del Día de Navarra. Estará realizada en piedra y contendrá un escudo histórico de Navarra procedente del Libro de Armas del Reino de Navarra de 1575 y la siguiente leyenda, expresada en castellano, euskera, francés e inglés:

“RECONOCIMIENTO AL REINO DE NAVARRA

En este simbólico lugar, junto a los muros del que fuera palacio de los reyes de Navarra en Pamplona, hoy Archivo Real y General que conserva la rica documentación del pasado, evocamos la historia viva de un pueblo abierto, dinámico y plural y rendimos homenaje a quienes forjaron y mantuvieron, a lo largo de los siglos, el Reino de Navarra.

Paralelamente, tal como se ha indicado, ha propuesto al Ayuntamiento de Pamplona que la zona ajardinada situada al oeste del edificio, que actualmente no cuenta con un nombre específico, tome la denominación de “Jardines del Reino de Navarra/Nafarroako Erresumaren Lorategiak”.

Diario de Noticias, 3 de diciembre de 2016