Agur Andoni y ¡eskerrik asko! Un pamplonés popular y querido

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Iribarren ondeando la bandera de Roncal frente al Ayuntamiento, en el día grande de las fiestas en honor a la Virgen del Castillo.


El sábado falleció Andoni Iribarren Imaz, un pamplonés popular y querido, vinculado a un sin fin de movimientos sociales y culturales, y a los mejores ambientes y momentos de la ciudad. Miembro de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona, Andoni dio vida y bailó durante casi 40 años al gigante africano hasta que hace dos años pasó el testigo a otro compañero.

Pero ésta no es la única faceta más popular. Profesor de gimnasia en la ikastola Hegoalde, casado con Susa, padre de dos hijas, Arrako y Ariadne, y abuelo de dos nietos, con su hermano siguió haciendo las delicias de los más pequeños tras la gran nariz roja y cara pintada de los inseparables e inolvidables payasos Popi y Zarratrako.

Andoni fue también gaitero, txistulari, dantzari, montañero (desde los tiempos del Hemen eta Han) y miembro de la popular corporación que impulsó y organizó desde sus orígenes las fiestas de la calle San Lorenzo. Siempre con la sonrisa en su rostro, su carácter afable y cordial, sus bromas, su simpatía, su espíritu solidario y colaborador con las causas más comprometidas y también con las de andar por casa, y su generosidad le hicieron ser una persona especialmente querida e infinitamente popular. Lamentablemente, la enfermedad que le ha hecho permanecer postrado los últimos meses le ha vencido.

Andoni, con apenas 60 años, es de esas personas que se ha ido demasiado pronto, se ha ido cuando aún le quedaban muchas cosas por hacer y muchos momentos por vivir, de ahí que la despedida sea aún más difícil y sentida. Murió la tarde noche del sábado 4 de junio en el Complejo Hospitalario de Navarra cuyo tanatorio fue ayer durante toda la jornada punto de encuentro para las numerosas personas que quisieron compartir la despedida con todos los suyos, que no son pocos. No faltó chorizo y queso. Las redes sociales calentaron los móviles circulando mensajes de agradecimiento, recuerdos y muestras de pesar por la pérdida de una persona generosa que supo compartir todo lo suyo. «No hay muchas palabras que puedan reflejar la tristeza que sentimos al conocer la noticia de que te habías ido, Andoni», arranca un mensaje colgado en el blog de Hegoalde Ikastola. «Andoni Iribarren ha sido, es y será una institución en Hegoalde Ikastola.

El profesor de gimnasia… Y el símbolo de nuestra manguerada mundial… Y quien acompañaba a nuestr@s hij@s una semana en la nieve en 6º… Y quien ambientaba con el txistu… Y quien todos los años en carnavales disfrazado de momotxorro o de ziripot llenaba de luz a nuestr@s hij@s… Y… y podríamos no terminar nunca. ¡Son tantas las imágenes en las que participas! ¡Y tanta alegría! Eskerrik asko Andoni!» completaba el blog con un mensaje fiel reflejo de las aportaciones de Andoni, entre ellas, también, su implicación, y además de abanderado, en el día del Valle de Roncal. Hoy, este popular y muy querido pamplonés será despedido a las 12.00 del mediodía en la sala del crematorio del cementerio de Pamplona. Goian bego, Andoni y lo dicho, ¡eskerrik asko!

Diario de Noticias, 06/06/2016


 

Al gigante africano se le escapan las lágrimas por su bailador, Andoni Iribarren

Este pamplonés de 58 años vive sus últimos Sanfermines bajo la capa de este rey a quien baila en los últimos casi 40 años, una fecha redonda para el broche final

Al gigante africano, estos Sanfermines, las lágrimas se le escapan. Se debe a que le toca despedir a su bailador durante los últimos casi 40 años. Un récord guinnes en la comparsa que lo marca el pamplonés de 58 años Andoni Iribarren Imaz, quien vive sus últimas fiestas bajo las capas de este rey a quien dirá adiós en el día de San Saturnino.

Corría el año 1975 cuando ingresó en la comparsa. Vivía junto a sus cuatro hermanos y sus padres en la calle Gorriti. «Pamplona era pequeña y a los críos nos soltaban en la calle. Entonces, nos íbamos a ver los gigantes. A mí me gustaban. Un año entré a probar y me quedé», recuerda este hombre casado y padre de dos hijas, de 28 y 32 años.

Hoy, la juventud y las ganas de comerse el mundo de aquel joven de 19 años han dado paso a la experiencia y a una mirada más reposada, con la que se siente muy cómodo.

«Ha sido maravilloso poder estar todo este tiempo en la comparsa. Me voy sin pena. No hay que estirar todo hasta el infinito», valora este profesor de educación física en Hegoalde, quien prefiere retirarse a tiempo, sin dar lugar a frases como «Con lo que fue y ahora…». «Nunca un bailador ha estado tanto tiempo. Además, mi compañero, Josetxo Aranguren, cumple 25 años, así que pongo a este capítulo un broche final redondo».

Esta decisión la ha recibido su mujer, maestra en la Ribera, con un «¡Ya era hora!«. Y Andoni asiente. «Los gigantes suponen vivir las fiestas de una manera que me ha encantado, pero entraña sacrificios«, confiesa en referencia a ella, a quien conoció estudiando Magisterio.

De hecho, él vive rodeado de chavales. En su día a día, da clases de educación física a jóvenes de entre 6 y 12 años. En total, 25 sesiones semanales que, además de mantenerle en forma, le rejuvenecen. «Estar con chavales te empuja a vivir», reflexiona, quien también vive los Sanfermines con los niños pegado «a sus faldas».

«La emoción de los niños al ver los gigantes no ha cambiado con el paso del tiempo, aunque hoy hay una gigantitis que me parece exagerada», valora este aficionado a la pelota a mano. «En los recreos, hasta en los colegios de la Ribera, hay niños jugando con gigantes de goma. Además, a todos les hacen gigantes para que los bailen», detalla.

Sus nietos, Ander, de 7 años y Janire, de 11, sin embargo, «no han salido muy giganteros«. Tampoco sus hijas. A todos ellos Andoni los ha llevado hasta el corazón de la comparsa. No conserva recuerdos especiales, pero sí infinitas fotos que, al verlas, le emocionan.

UN PESO QUE HUNDE

Cada vez que Andoni se mete en las entrañas de su gigante tiene la misma sensación: «Al levantarlo, te hunde. Es un peso terrible que me sigue sorprendiendo». Él, a su vez, ha intentando impregnarlo de una determinada forma de bailar.

«Siempre he procurado que se baile bien. No soy partidario de coreografías sofisticadas, creo que ver a los gigantes al ritmo de la música es ya un espectáculo», opina mientras confiesa que uno de sus momentos favoritos es bailar un pasacalles hasta el final en una calle estrecha. En este sentido, otro de sus ‘momenticos‘ es la despedida de la comparsa, cuando los niños se acercan a dar besos.

En su corazón ‘gigantero’ cabe toda la gente que ha conocido en todos estos años, desde los Oroz, a Viguiristi. «Han pasado muchas generaciones», exclama. Y comparte que tiene una pena, la de haber dejado la vieja estación de autobuses. «El nuevo local está muy bien, pero la nueva estación es fría y los gigantes se pierden», matiza.

Por otra parte, en estos 40 años viendo la ciudad a través de los ojos del africano ha asistido  «al cambio de muchas señas de identidad de Pamplona».  En este punto, Andoni se detiene en otro capítulo que le ha dejado un sabor amargo. «El Ayuntamiento nos dio la medalla de oro, pero este año cuestionó que fuéramos nosotros quienes bailásemos los gigantes. Es como sacar a concurso La Pamplonesa. ¿Así es como valoran el trabajo de estos 150 años? La conclusión a la que llego es que les importamos poco. Y esto es extrapolable a otras cosas», sentencia.

Se acerca el final y Andoni brinda por otros 150 años o 300 más para la comparsa. Y advierte: «Si me necesitan, ahí estaré. Dejarla no significa que me desentienda».

EgileaJoana PernautKomunikabideaDiario de NavarraTokiaPamplonaMotaAlbisteaData2015/07/13LoturaDiario de Navarra

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