El hallazgo de diferentes lápidas mortuorias en la zona de la época romana con nombres vascos cambió nuestra visión sobre la situación lingüístico-cultural del norte de Soria.
En una de estas lápidas encontrada en La Laguna (Villar del Río, Soria) perteneciente a un joven que murió a la temprana edad de 20 años, aparece el nombre Antestius de origen latino y su cognomen (en este caso su apodo), Sesenco (Zezenko escrito con la actual grafía vasca), cuya traducción en el vasco actual y en el arcaico es la misma: “novillo”. La lápida posee debajo de las inscripciones un toro, parcialmente dañado, que hace alusión a su apodo.
A pocos kilómetros, en la iglesia de Santa Maria de Yanguas (Soria), en la década de los noventa, fue encontrada otra lápida que fue utilizada para la construcción de la iglesia, en ella aparece el nombre de la difunta Pontia (nombre latino) y su apodo vasco, Onse, escrito en femenino (acabado en –e); mientras que en otra lápida, en Oncala (Soria), cercano a Yanguas, aparece Aemilius Onso, con el apodo en masculino (acabado en –o). La utilización de –o para masculino y –e para femenino, influenciado por el latín vulgar, ya que en euskara no hay género en las palabras, se ha hallado también en lápidas de la época romana en la actual Gascuña (Francia), habitada por la tribu prerromana de los aquitanos. El estudio lingüístico de las inscripciones vascas encontradas en las diferentes lápidas halladas desde Burdeos hasta Soria, nos habla de gentes que hablaban un mismo idioma, el euskara arcaico, también conocido como aquitano, en convivencia, según las zonas, con gentes de habla gala, celtíbera e íbera.
Otros nombres de origen vasco que aparecen en otras lápidas de las tierras altas de Soria son: “Oandissen”, “Agirseni”, “Lusuridantar”, o “Agirsar”.
Existen diferentes teorías sobre la razón de que en Soria se hablara vasco en la época romana. Algunos lingüistas e historiadores consideran que el protovasco era la lengua propia de esas tierras antes de la llegada de los celtas. Se ha indicado también que una de las razones de que se hablara euskara en Soria era por la estrecha relación de sus habitantes debido a la ganadería con la vascona Calahorra (La Rioja) que se encuentra más al norte, uniendo culturalmente la zona con el valle del Ebro riojano y navarro, que en aquella época era de habla vasca. Con la llegada de los romanos progresivamente tanto el celta como el vasco arcaico irían desapareciendo y siendo sustituidos por el latín. Algunos lingüistas consideran que, por el estudio de la toponimia vasca en la zona, es muy posible que la lengua vasca se mantuviera como lengua viva en Soria ininterrumpidamente desde la época romana hasta la Edad Media, en la que su población de habla vasca sería reforzada en la reconquista, al llegar colonos de habla éuscara desde más al norte.
El dialecto del euskera hablado en Soria en la Edad Media era el dialecto occidental, el mismo que se hablaba en La Rioja, mitad este de la provincia de Burgos, Álava, Vizcaya y franja occidental de Guipúzcoa fronteriza con Vizcaya.
El dialecto occidental, que nació en Álava, es el que se habla actualmente en Vizcaya y Álava, y que hasta el siglo XV-XVI se habló también en el noreste de la provincia de Burgos y en el noroeste de La Rioja.
En la imagen, lápida sepulcral de “Antestius Sesenco”.
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