Archivo del mes: abril 2022

Pello Iraizoz: Más vale que este conjunto hidráulico era la perla del parque…

Pello Iraizoz

El pasado 13 de abril la comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona visitó la primera fase del Parque de la Magdalena y la noria aparecida durante la obras de demolición de algunas de la construcciones pertenecientes a la huerta del convento de las M.M. Josefinas. Dicho conjunto hidráulico compuesto por el pozo, la noria y el aljibe, aparecieron prácticamente intactos, a falta únicamente, del ingenio mecánico de la noria de madera.

Un autentico regalo histórico oculto durante siglos para la mayoría de los pamploneses. Rápidamente pusimos este hallazgo en conocimiento de varios concejales y distintos medios informativos, prensa, radio y televisión.

Como en tantas otras ocasiones los responsables del proyecto acusaron el hallazgo como un estorbo a desechar, llegando a proponer su desmantelamiento y, como gran concesión, dejar marcada en el pavimento las trazas del conjunto.

Tarde y mal, como tantas otras veces, intervino Príncipe de Viana paralizando cautelarmente las obras; desencadenándose un sonado choque institucional entre esta Institución y el Ayuntamiento. Todo esto ocurría ¡qué casualidad! en pleno mes de agosto cuando tanto el Ayuntamiento como prácticamente todas las Instituciones estaban paralizadas por vacaciones.
Este proceder, a mi juicio, no es casual. Ya lo hemos sufrido en demasiadas ocasiones como para no sospechar malas artes.

Tras algunas excavaciones arqueológicas en los alrededores del conjunto arqueológico ordenadas por Príncipe de Viana, se procedió a desmantelar prácticamente toda la edificación aérea del pozo de la noria, a pesar de que estaba en un estado de conservación más que aceptable, extremo perfectamente documentado con numerosas fotografías. Prácticamente no requería mas que un rejuntado de la piedra y algunas reparaciones puntuales.
Llegamos a ver y fotografiar hasta tres excavadoras desmontando el pozo, el pavimento adoquinado, el enlosado, las escaleras de acceso del animal de tiro de la noria y los muros hasta ras de tierra. ¡Una chapuza escandalosa!

Sorprendentemente, sin que se efectuaran todas las excavaciones ordenadas por Príncipe de Viana, y volviéndose a enterrar el precioso pavimento de un tramo de calzada aparecido en una de las catas, se abandonaron las excavaciones a pesar que dicha calzada continuaba en ambos sentidos; por cierto, con un adoquinado de un aparejo extraordinario y único en Pamplona. Todo ello, debiera haberse excavado en su totalidad y puesto en valor junto al conjunto hidráulico. Está claro que, como siempre, Príncipe de Viana no ha estado a la altura de sus responsabilidades para con el patrimonio.

A pesar de que las directrices de restauración debían realizarse sin variación de la cota original, ésta ha sido alterada al haberse levantado inexplicablemente el nivel del suelo, alrededor de un metro, hasta el punto de desaparecer varios de los escalones originales del acceso a la noria, y una largura considerable de esta escalinata. Alterándose así la forma del conjunto.

¿Alguien se imagina una estupidez de ese calibre, por ejemplo, en el monumento a los Fueros? Nos quedaría el monumento sin escaleras. Aquí, es lo que han hecho. Y todo ello a pesar de que la Ley de Aguas prohíbe toda alteración orográfica a menos de cien metros de las orillas del Arga. Por supuesto nuestra querida noria también debió estar protegida por esta norma, norma que también se saltado a la torera.

Por si esto fuera poco el aljibe que durante siglos recogía el agua extraída por la noria ha sido cegado con toneladas de gravillón, alterando así toda la forma, función, historia y lectura del conjunto. Es muy difícil hacerlo peor.
Volviendo a la visita de la comisión de Urbanismo, uno alucina oyendo como el concejal de urbanismo Sr. Juan José Echeverría calificaba este conjunto hidráulico como la «perla del parque». ¡Pues más vale! ¿Qué habrían hecho sino llega a serlo?

Este proyecto tampoco respetó la petición vecinal de mantener la histórica tapia de la huerta del convento, que daba sentido al conjunto hidráulico de la noria. Nos dijeron que en el proyecto únicamente se iban a abrir algunos huecos para permeabilizar el paso de la tapia, pero inexplicablemente se derribó entera y solo se volvió a levantar un tramo de aproximadamente un tercio de su longitud. Como ya denunciamos en otra ocasión, toda esa piedra a desaparecido pese a nuestra denuncia. ¿Quién se la ha llevado? ¿Por qué? ¿Para qué? Algo así ya pasó con los adoquines del Casco Viejo y luego pudimos enterarnos que se habían vendido a un alto precio. Por cierto, para pavimentar la zona entre la noria y el Puente de la Magdalena se han tenido que comprar adoquines antiguos, que en algún otro pueblo o ciudad se han quitado, como años atrás en Pamplona. Extremo este que también hemos denunciado.

Es para echarse a llorar, nos quitan y venden los adoquines de nuestra ciudad y luego Pamplona tiene que comprar el fruto de algún otro expolio.

Consideramos que hasta el nombre propuesto para el parque es otro despropósito todos y cada uno de los metros cuadrados de ese parque son terrenos históricos del Barrio de la Magdalena y es por ello, que llamarle Parque de Txantrea Sur, o Parque del Camino de Santiago, nos parece del todo inapropiado, pues, una vez más, nos sentimos invisibilizado como barrio. Es por ello, que recientemente hemos metido por registro una petición firmada por casi todos los vecinos y vecinas del barrio, para que se llame Parque de la Magdalena. Personalmente, creo que es una deuda pendiente con nuestro olvidado barrio.

Pello Iraizoz (Vecino de La Magdalena)


 

«El monumento a los vascones de Orreaga hurga en las entrañas de nuestro pueblo»

Luzaide Montajea itzalak.

El artista Patxi Aldunate espera impaciente la llegada del 15 de agosto. Si se ha conseguido reunir los 40.000 euros necesarios, ese día se inaugurará en Luzaide el monumento dedicado a los vascones vencedores en la batalla de Orreaga, con el que «hurgamos en las entrañas de nuestro pueblo»

Después de más de 1.200 años y si la campaña de crowdfunding consigue reunir 40.000 euros, por fin un monumento homenajeará a los vascones que el 15 de agosto del 778 en Orreaga consiguieron derrotar al ejército franco de Carlomagno, el más potente de la época. Promovido por Fundación Orreaga, es obra de Patxi Aldunate, que se siente un poco estresado y abrumado por la responsabilidad de condensar en una escultura una batalla que «es parte intrínseca de nuestra historia, de nosotros mismos».

Usted es el escultor que ha diseñado el monumento dedicado a los vascones vencedores en Orreaga. ¿Cómo terminó esa tarea entre sus manos?

Creo que los promotores se decidieron por mí a raíz de la pieza que construí para la Tejería de Monreal hace dos años. Los que me contactaron sabían que había hecho obra pública y además de contenido. Aquella no era la primera, ya que la que haga sobre la batalla de Orreaga será mi octava obra pública. Lo que pasa es que las anteriores no tenían tanto simbolismo como la de la Tejería y las emociones que provoca. Y lo mismo ocurre con la que voy a construir ahora, porque con el contenido que tiene, a cualquier artista vasco que le digan para hacerla, pierde el culo por realizarla, porque es parte intrínseca de nuestra historia, de nosotros mismos. Representa lo que hemos sido, lo que somos y lo que vamos a ser. Para mí, que todo esto me apasiona, ha sido como ponerme un caramelo en la boca.

Condensar en una imagen la batalla más recordada de nuestra historia no le habrá resultado sencillo. ¿Cómo ha sido ese proceso de creación?

En esta pieza, lo más importante era ensalzar la figura de los vencedores de ese suceso histórico, cosa que no se había hecho hasta ahora. A la hora de pensar en cómo representar a nuestros antepasados, no lo entiendo como algo abstracto, porque puede ocurrir que no se entienda y quiero que la gente lo entienda. No quiero que diga que son cuatro hierros que se han puesto ahí, sino que son los vascones. Además, incluso lo va a poner por escrito, ya que hay un texto en la escultura, taladrado en una de las piezas, que está sacado de textos antiguos y que señala que «los vascones surgieron de lo más profundo del bosque». Son los vencedores de la batalla, nuestros antepasados, y yo los imagino así, grandes, en plano, porque en el bosque, sus adversarios, las huestes de Carlomagno, los verían como siluetas que pasaban a toda velocidad por el bosque. Esa silueta es la que he representado y por eso, la escultura es plana, la figura no tiene volumen.

Lo ha titulado ‘Populus Baskonia’. ¿Por qué ha elegido esos términos, con el latín y el euskara mezclados?

Los vascos conocemos nuestra historia por los escritores de fuera de Euskal Herria. Antes de la primera publicación de un libro en euskara en el siglo XVI, esta lengua se había encontrado escrita en losas romanas, miliarios…, aunque pocas palabras. Los que han contado nuestra historia han sido extranjeros y si tenemos conocimientos de los vascones es por los romanos, que hablaron de nosotros y convivieron y se mezclaron con nosotros. Por todo ello, por esas cosas de la antigüedad, no me parece incorrecto utilizar un idioma que no sea el nuestro.

Aldunate, junto a su obra.

El monumento está formado por tres piezas con una simbología concreta cada una. ¿Qué representan?

En euskara se dice «hiru pertsona multzo dira» y a partir de esa idea, el monumento tiene tres partes. Una representa a la gente del entorno más cercano, el pueblo mismo; otra pieza, a la gente del valle y la tercera, a toda la gente de Vasconia que acudió a responder por lo que nos habían hecho.

Además le ha incorporado un símbolo con un significado especial.

Sí, es una cabeza pequeña que está incrustada dentro de los adultos y con la que pretendo simbolizar el nacimiento del Reino de Pamplona, que estaba a las puertas de nacer, de tomar conciencia como pueblo. Por eso está el niño, que representa la semilla del reino, lo que está por venir. Y está rodeado por unos rayos solares, que hacen alusión al culto al sol precristiano, a que somos parte de la naturaleza en la que nos hemos desarrollado.

La obra tendrá una altura de cinco metros. ¿Por qué se ha decantado por unas dimensiones tan notables?

En principio, esta pieza se ideó para Ibañeta y la pensé con unas dimensiones y con una colocación concreta para ese lugar. Pero al final, se ha decidido ubicarla en Valcarlos, así que se ha tenido que introducir algunos cambios. El espacio tiene unas características que hay que tener en cuenta y por ese motivo, las piezas van a ir en fila en lugar de formando un círculo, como estaba pensado en origen. Además, la escultura no puede ser más alta que las casas del pueblo y por eso se reduce un poco, aunque sigue teniendo más de cuatro metros de altura. Y tiene esas dimensiones porque entiendo a nuestros antepasados como gigantes, como gente dura, fuerte, que vivía en el monte hace 1.200 años. Serían tremendos, como «basajaunes», y encima eran greñudos, barbudos y vestidos con pieles, según señalan las fuentes. Tenían que dar pavor.

«Lo más importante era ensalzar la figura de los vencedores de ese suceso histórico, cosa que no se había hecho hasta ahora»

Estamos ante un monumento que recuerda a una batalla, pero las personas que aparecen prácticamente no portan armas. ¿Es una manera de reconocer sobre todo el ingenio de aquellos vascones que fueron capaces de derrotar al ejército más poderoso de la época?

Para luchar, los vascones tenían piedras y usaban como armas unas lanzas llamadas azconas. Una persona del conjunto sí que tiene como una pequeña lanza y en otro lugar, también aparece como un pico de lanza. En el espacio en el que tuvo lugar la batalla, les tuvieron que tirar a los francos piedras a manta y usarían palos y lanzas, poco más.

Han tenido que pasar más de 1.200 años para que por fin se reconozca a los vascones que vencieron a Carlomagno. ¿No es mucho tiempo?

Ya lo creo. Me parece que hay navarros de hoy que no quieren mirar hacia atrás, ni siquiera veinte años atrás. Tenemos una sociedad tan recelosa, no lo entiendo, qué poco respeto hay. Esta deuda con los vascones que vencieron en Orreaga se va a saldar, pero quedan muchas otras pendientes.

Ahora falta reunir los 40.000 euros necesarios para que el 15 de agosto, aniversario de la batalla, se inaugure el monumento. ¿Cómo aguarda la llegada de ese día?

Es un honor y un placer que me hayan hecho este encargo, pero hacer una pieza pública conlleva una responsabilidad que genera un estrés, porque hay que coordinar muchas cosas, que salga todo perfecto. Hasta que no esté hecha y colocada, estoy estresado. El monumento a la batalla de Orreaga es muy importante, porque estamos hurgando en las entrañas de nuestro pueblo. Hay mucha gente pendiente de esto, no solo del pueblo, sino de toda Euskal Herria y la responsabilidad última recae sobre mí. Es una responsabilidad tremenda, como llevar a las huestes a la batalla. Y cuando llegue el día de la inauguración, lo viviré como una recién parida con el crío en brazos. Son muchos meses de angustia, de tensión, hasta que llega el hijo. Tengo unas ganas tremendas. Pero, sobre todo, lo más importante es que por fin se dé visibilidad al hecho de que los vascones ganaron la batalla.

Naiz