Archivo del año: 2017

Arturo Campión, el Maestro

Arturo Kanpion

Arturo Kanpion


 

Jose Mari Esparza. Un firma trémula de un hombre anciano y ciego, que contradecía toda una vida, fue motivo de una campaña propagandística propia de las situaciones de guerra

Nació en la pamplonesa calle Chapitela, en 1854. Gran polígrafo, sin duda la mayor figura literaria de Navarra en el siglo XIX y una de las más señeras de nuestra cultura. Concejal de Pamplona, diputado a Cortes por Navarra y senador por Vizcaya, filólogo, historiador, novelista, polemista político. Cerca de noventa publicaciones tanto en euskera como en castellano hacen de él una referencia inevitable. Prócer de la navarridad vasquista, toda su obra rezuma amor a su patria Navarra, corazón de todo el pueblo vasco y lo sintetizó en el lema que fue su norte: «Euskal Herriaren alde». Dicen que estudió la lengua con tanto furor que en ocho meses consiguió editar la balada “Orreaga” en dialectos guipuzcoano, bizcaino, labortano y suletino y 18 variedades de Navarra. Tenía 26 años. Dos años antes había escrito su primer libro acerca de la cuestión foral y los carlistas. A los 27 comienza su serie de narraciones vascas, que se englobarán bajo el nombre de “Euskariana”. A los 30 publicó su gran “Gramática Bascongada de los cuatro dialectos literarios de la lengua euskara” y a los 39 años lo vemos enfrentándose en el Congreso español al odiado ministro Gamazo. Con 82 años publicó dos nuevos libros y murió dejando inconclusos varios más.

En su juventud se sintió republicano federal, aunque jamás perteneció a ningún partuartido. Abandonó el liberalismo porque, según él, ofrecía «una libertad falsa», pero nunca dejó de ser federalista, como medio de permitir «estados grandes sin menoscabo de nacionalidades pequeñas». Toda su vida trabajó obsesionadamente en la tarea de restablecer la foralidad, la lengua y las tradiciones arrebatadas, cimentando su discursos en su enorme capacidad para la investigación. Cultivó los estudios filológicos, jurídicos, antropológicos, históricos, literarios, políticos, la crítica musical y el arte.

Sus novelas son clásicos de amor a la tierra madre. Cuentos como “El último tamborilero de Erraondo”, “El Bardo de Izalzu” o “Pedro Mari”, emocionaron a generaciones de navarros. Campión llegó al alma de los archivos del Reino, y sus ensayos históricos le llevaron a la conclusión de que los mayores enemigos de Navarra habían sido y son los navarros, extraña maldición que nos acompaña y que tiene en el Conde de Lerín su máximo exponente. Por eso Campión acaba odiando los partidos unitaristas españoles y el jacobinismo centralizador, al que acusa de las guerras fratricidas de los vascos desde la Guerra de la Independencia. «Sobre el fiemo de la cuadras campaba el fiemo, mil veces más pestilente, de la política española», afirma en su novela “Blancos y Negros”, que para Unamuno fue «de lo más hermoso que en estos años se ha escrito en España». En ella, Campión examina los banderíos políticos de Navarra y la degradación moral y pérdida de identidad que acarrea el retroceso de la lengua. La escena del maestro que desloma a palos a un pobre niño, al que le ha encontrado el anillo delator de haber sido el último que habló vascuence en la escuela, resume todas las historias conocidas en las aldeas del país. Como solución, Campión, habla por boca del protagonista que se enfrenta por igual a carlistas y liberales: «Cese el grito de los partidos españoles y resuene el grito de la hermandad nabarra. Nada haré para dividir, cuenten conmigo para unir».

Frente al concepto de raza esgrimido por Sabino Arana, Campión antepone la lengua, las instituciones vascas y la Historia como argamasa de la nación. Creó la Asociación Euskara; fue académico de Euskaltzaindia; presidente de Euskal Esnalea, Euskal Erría, Sociedad de Estudios Vascos y Instituto de Estudios Históricos; miembro de la Academia de la Historia, de la Comisión de Monumentos de Navarra y fundador de Euskeraren Adiskideak, asociación borrada del mapa en 1936. En 1906 ya está cercano al nacionalismo, pero un nacionalismo no separatista, sino unionista, dentro de la Monarquía española, y «a ella agregadas, pero con vida propia garantizada por solemnes pactos, las naciones baskas».

El 13 de septiembre de 1936, el mismo día que los franquistas ocupaban Donostia, salió un comunicado hacia Pamplona para ser publicado el día 15 por el Diario de Navarra, en el que Campión hacía público renuncio del nacionalismo vasco y se adhería a la Junta Nacional de Burgos. Un firma trémula, de un hombre anciano y ciego, bajo un texto a máquina que él nunca pudo escribir, y que contradecía toda una vida, fue motivo de una campaña propagandística propia de las situaciones de guerra. El “Diario” hacía comentarios triunfales por la adhesión «a la empresa nacional española» del «Maestro», que recuperaba, según el “Diario”, el «verdadero espíritu» de Euskal Herria. Murió al año siguiente.

A causa del mensaje de todas sus obras, fue ignorado por la intelectualidad española, salvedad hecha de Pardo Bazán y Unamuno, que lo elogiaron. Durante el franquismo sus obras fueron censuradas. Su editor, Bernardo Estornés, afirmaba que hasta fue llamado a Madrid, acusado de provocar con ellas «impacto social». Emilio Majuelo le ha dedicado recientemente una interesante monografía.

Ahora leemos que también IU y el PSOE se oponen a la entrega de la Medalla de Oro de Navarra al navarro que posiblemente más se la merece. En días pasados, hablando de Cataluña, escribí un artículo titulado «El españolismo atonta». La ola de tontez ya ha llegado hasta aquí.


 

Homenaje en Otano al libertador navarro Xabier Mina en el bicentenario de su muerte

Homenaje a Xabier Mina

Homenaje a Xabier Mina

El sábado día 11 de noviembre, se celebraron en la localidad de Otano, (situado en el Valle de Elorz junto a la falda de la Sierra de Alaiz) varios actos en memoria del libertador navarro Xabier Mina Larrea, natural de la localidad (Otano, 1 de julio de 1789 – Guanajuato (México), 11 noviembre  de 1817).

Coincidiendo con el bicentenario de la muerte del navarro Xavier Mina, uno de los héroes de la independencia de México, su localidad natal Otano, en el Valle de Elortz, ha inaugurado un monolito diseñado por el artista José Ramón Urtasun y realizado por el escultor de Larraga Jesús Nieto. Al son de los himnos de Navarra y de México, y con un aurresku de honor, se ha descubierto el monolito por vecinos de Otano.

En el acto que ha congregado a un numeroso grupo de personas han tenido lugar las actuaciones de la Escuela Municipal de Música Julián Gayarre de Noáin-Elortzibar, así como un grupo de Mariachis y Fermín Valencia.

En el turno de palabras han intervenido el alcalde de Noáin, Valle de Elortz, Alberto Ilundáin, los autores del monolito y los historiadores Tomás Urzainqui Mina y Kepa Larrea Muxika, que han glosado su figura.Desde México se ha recibido el mensaje remitido desde el Museo de Historia Mexicana de Monterrey, Nuevo León. El punto final lo han puesto las intervenciones de Mikel Iriarte (Xavier Mina Elkartea) Juan del Barrio (Orreaga Fundazioa), Juan Félix Istúriz (Orkoien), Sagrario López y Eva Ayastui (Comité de Otano).

Y es que el acto ha constituido el punto central de una extensa y cuidada programación preparada por el Comité de Otano, con la colaboración de la Asociación Xavier Mina Elkartea de Estudios Históricos de Navarra, el Ayuntamiento de Noáin-Valle de Elortz, el Ayuntamiento de Orkoien, la Dirección de Estudios del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH), máxima institución estatal de la que dependen museos y entidades culturales públicas de todo el país, la Casa de Todas y Todos de Monterrey en Nuevo León.

Las actividades proseguirán con una exposición Itinerante, por la Alta Navarra y las provincias de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa…, donde Xavier Mina dirigió a los voluntarios de las mismas como Comandante General de las Guerrillas de Navarra, luego “División de Navarra”.

También se ha preparado una unidad didáctica preparada para alumnos-as de ESO y bachiller de institutos, colegios e ikastolas y el Comité de Otano rendirá un homenaje a tres personas que han colaborado en el proyecto y que han fallecido durante la preparación del mismo: Antton Mendizabal profesor universitario, Manuel Ortuño historiador y biógrafo de Mina y al vecino de Otano Lorenzo Garde.

Xavier Mina: de luchar por la independencia contra Francia a la independencia de México

Xavier Mina luchó en la Guerra contra la invasión de los ejércitos de Napoleón (1808 – 1814) organizando y dirigiendo el ejército de Navarra, que llamó Corso Terrestre. Al ser apresado por los franceses en 1810, su tío Francisco Espoz Ilundain tomó su apellido Mina y el mando de los más de mil guerrilleros, que acabaron formando la gran unidad militar llamada “División de Navarra”.

Pues bien, Francisco Espoz está enterrado en la catedral de Pamplona, en un panteón monumental, mientras que de Xavier Mina no hay ni un triste retrato en la colección existente en el Archivo General de Navarra. Pero su trascendencia histórica es mucho mayor, y recuperar del olvido un referente como Mina en nuestros días es importante para valorar nuestras raíces históricas y culturales, una Navarra que da hijos como Xavier es una Navarra de la que enorgullecerse a nivel internacional.

En palabras de Guadalupe Jiménez Codinach, actualmente la más importante historiadora mexicana sobre la independencia, “este año 2017, a 200 años de su heroica lucha por la libertad de nuestra patria, los mexicanos le recordaremos con gratitud y difundiremos su vida y sus acciones para que nuestra juventud tenga en Xavier un ejemplo de valentía, de dignidad , de entrega por por valores trascendentes como la libertad, los derechos humanos, la unión entre nuestros pueblos hispanoamericanos, el amor al terruño y el sacrificio de la vida en aras del servicio a la comunidad, valores hoy tan necesarios en un mundo que ensalza el egoísmo, el poder del dinero , el sometimiento de pueblos enteros a los intereses de potencias y grupos sin escrúpulos”.

Xavier huyó al exilio después de su intento de pronunciamiento en Pamplona en 1814, contra el Absolutismo de Fernando VII. De Francia marchó a Inglaterra, y junto al sacerdote mexicano Fray Servando Teresa de Mier, organizó una expedición de los 300 de Mina que fue a México, donde entregó su vida por la independencia de este país, que era la colonia sojuzgada de la Nueva España, defendiendo la causa emancipadora de la libertad.

Hoy está enterrado en el Monumento al Ángel de la Independencia en el DF, junto con los próceres de la patria, el lugar más solemne de México. A Xavier le rindieron honores una vez conseguida la independencia, y fue declarado por el Congreso mexicano Héroe en grado heroico. Hoy multitud de centros educativos, calle y avenidas en todas las ciudades mexicanas, un pueblo llamado Mina en Nuevo León y el aeropuerto de Tamaulipas llevan su nombre.

La historia de Xavier Mina es absolutamente desconocida para las navarras y navarros de hoy por lo que desde el comité organizador han insistido en que “ha llegado el tiempo de rescatar a esta figura histórica para Navarra y desde Navarra. Basta un ejemplo: en Bolívar, Bizkaia, tienen una Casa museo dedicada a Simón Bolívar, cuando el libertador americano no nació en este pueblo, aunque sí sus antepasados. Mina aunque nació en Otano, no tiene ningún reconocimiento en Navarra”.

El rescate de la memoria de Xavier Mina se ha llevado a cabo en contacto con instituciones de gran prestigio en México, donde han celebrado el Bicentenario participando de esta agenda de actividades internacionales, el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec en México D.F., y el Museo de Historia de Monterrey, Nuevo León.